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Al César lo que es del César

El Nàstic consiguió una victoria épica eliminando el Real Murcia en su estadio

El goleador del partido, el pichichi Pablo Fernández, durante el duelo contra el Real Murcia del último sábado.

El goleador del partido, el pichichi Pablo Fernández, durante el duelo contra el Real Murcia del último sábado.Nàstic

Arnau Montreal Quesada

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El Nàstic llegó a la final con una victoria épica sufriendo hasta el final con un 0-1 que rompió maldiciones y desbarató fantasmas en muchos nastiquers. Fue una victoria de las de antes, las mismas que recordaba mi padre que llevaron al equipo a Primera División. El plan de Luis César quedó establecido desde el primer cuarto de hora. El Nàstic quería un partido largo y controlado. Querían sacar de quicio a una grada del estadio Enrique Roca que esperaba a un Real Murcia valiente, pero se lo encontró resguardado detrás. Los grana querían dominar esta calma y, al segundo tiempo, aprovechar alguna ocasión para dar un golpe letal para acabar aguantando en bloque bajo. Era un plan arriesgado, porque si salía mal, no sólo habías perdido la eliminatoria, sino que lo habrías hecho mostrando la mínima ambición en un partido que tenías que ganar. Pero salió bien. Salió a la perfección. Luis César acertó gracias al gol de Pablo y una capacidad de sufrir increíble. Ahora, se le tiene que dar el mérito que le corresponde.

El conjunto grana estableció el guion muy pronto. A pesar de la intención del Murcia de ser más ofensivo con un once con dos delanteros, la realidad es que jugó igual que en el Nou Estadi. Los de Fran Fernández esperaban en bloque bajo a un Nàstic que no tenía prisa para avanzar. Por otra parte, los tarraconenses se encontraron con dificultades para avanzar hacia la portería contraria contra la potente defensa murciana. Además, un partido más, Víctor Narro, la estrella grana, se lo veía incómodo por la derecha, sin poder mostrar su potencial. En el primer tiempo, el Murcia encontró bastantes aproximaciones, pero con definiciones malas, mientras que el Nàstic no remató a portería.

En el segundo tiempo, todas las piezas encajaron de golpe. El Real Murcia salió con la intención de estenderse en el campo y buscar el gol. Eso era lo que esperaba su afición, una que, poco a poco, se impacientaba con sus jugadores mientras que la Marea Grana, un millar de nastiquers, se hicieron notar en múltiples ocasiones en un campo con 31.000 personas.

Todo empezó con Marc Montalvo. El de Riudoms, retrasado entre el eje de la defensa, fue el encargado de poner en marcha una jugada perfecta. Con una genialidad, dribló su marca para iniciar el contraataque. Roberto Torres alargó la jugada con una vez de espuela hacia Migue Leal y el lateral dio la pelota al crack. Víctor Narro, incómodo en la derecha, se sacó del sombrero una centrada hacia el segundo palo dejando vencido a Cadete. La defensa murciana, la mejor de la categoría –según las estadísticas– estableció cinco hombres dentro del área. Ninguno estuvo atento a la entrada de Pablo Fernández en el segundo palo. El asturiano, killer total, remató a bocajarro para dejar en el suelo a Gazzaniga y poner el 0-1. El plan estaba en marcha y ya se había conseguido el gol. De hecho, gracias a una centrada de Narro por la derecha.

Sufrir hasta el final

Con el 0-1 en el minuto 60’, era el momento de sufrir. El Real Murcia tuvo que asumir el papel protagonista para buscar la remontada y el Nàstic tuvo que estar preparado para detener los ataques. Podría no haber sido así, el conjunto grana tuvo dos contraataques para matar el encuentro. Pero en primera instancia, Pablo y Narro no encontraron portería y Marc Fernández tampoco en la segunda.

El Murcia atacaba cada vez de forma más desesperada, pero se encontraron a un sólido Enric Pujol y a un mejorado Unai Dufur. Los dos mostraron carácter para aguantar los ataques, con el apoyo de todo el equipo. De hecho, Gorostidi metió una pierna providencial para evitar un remate a bocajarro y Dani Rebollo apareció en las jugadas clave para evitar algún gol. De hecho, estuvo valiente y decidido en las salidas, sobre todo a la hora de rehusar el peligro en los últimos córners.

El paso de los minutos ahogó al Real Murcia. Esta es la presión que se esperaba y el motivo de por qué es el peor local. Con el marcador en contra, la afición empezó a perder la paciencia y, los jugadores, el acierto. Eso sí, el Nàstic supo sufrir hasta el final. Hasta que el árbitro silbó. Entonces, fue una explosión de euforia en la gradería de los nastiquers grana y también sobre el césped. El Nàstic está, un año después, de nuevo a un paso de alcanzar el sueño del ascenso de la categoría. 

Es una realidad que en el partido en el Nou Estadi al Nàstic le faltó atrevimiento. Aquel partido los grana tenían que haber dado un paso adelante. Pero, con la eliminatoria igualada, Luis César tuvo el plan preparado para el segundo partido. Arriesgado o no, lo importante fue que salió bien. Ningún nastiquer recordará que se marchó al descanso cogiéndose de los pelos, sino de los botes merecidos de euforia del final del partido con una merecida y trabajada victoria.

Ahora, sólo falta una piedra en el camino. Dos semanas más para alcanzar el sueño del principio de temporada, un sueño que parecía lejano ahora hace un mes, pero que el Nàstic se ha sabido sobreponer. Este fin de semana se volverá al Nou Estadi para empezar una nueva eliminatoria. Esperamos que el plan vuelva a salir bien y, a poder ser, con más facilidades y menos sufrimientos.

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