Milagro en Murcia y un pasito más para cumplir el sueño (0-1)
El Nàstic supo sufrir y gestionar el tiempo con un gol de Pablo que mantiene vivo el sueño grana

Antoñín Cortés durante el partido.
A LA FINAL. El Nàstic de Tarragona hizo la heroica con un milagro en Murcia para romper una maldición fuera de casa en el momento más importante de la temporada. El conjunto de Luis César hizo el partido largo, sacó de quicio al rival, Pablo Fernández disparó para marcar el gol al segundo tiempo con un centro de Narro y supo sufrir contra un Murcia que se acabó ahogando a la presión. El plan de Luis César salió bien. Mérida o Real Sociedad B serán la última piedra.
Era un partido de máxima tensión con un estadio lleno con más de 31.000 almas. Toda una final que Luis César planteó para hacer a un partido largo. Sólo hubo dos movimientos al once. Marc Montalvo entró por Óscar Sanz y Pablo Fernández por Álex Jiménez. El Murcia, salió con dos puntas, pero con un planteamiento similar, esperando detrás.
El duelo ofrecía nervios y tensión desde el primer minuto. Pero el Nàstic lo quería calmar. El plan de Luis César quedó claro en los primeros minutos. Hacer un partido largo, controlar con la pelota y jugar con los nervios de una gradería a que espoleaba en su equipo para que dominara. Eso sí, es un planteamiento pasivo para un Nàstic que lo que necesita es ganar el partido.
El Real Murcia esperaba el detrás sin presionar, pero tuvo sus momentos. Un doble error en la defensa grana a la hora de rechazar dentro del área dejó la pelota muerta a Moha que, por suerte, erró en el remate y lo esférico quedó desviado.
Esta ocasión encendió los locales con la grada entregada mientras que ahondó nervios a la defensa grana. Era el momento del dominio. En un momento u otro tenía que llegar y el Nàstic se tuvo que encargar de sacar agua del barco como podía en medio de una tormenta. El conjunto murciano tuvo varias llegadas, pero sin tiros muy claros y, lo que se filtraba, encontraba un Dani Rebollo atento a la ocasión.
Con la pausa de hidratación el partido dio un giro. Como si se tratara de un tiempo muerto de baloncesto, Luis César reorganizó el equipo para dar un paso adelante. El Nàstic quería alargar el partido. Dominio, protestas, alargar cada córner y cada pelota parada. El objetivo estaba al inquietar la grada, para inquietar a su rival, mientras que buscaban una oportunidad. Pero la ocasión del Nàstic nunca llegó. El dominio en medio del campo por un Montalvo inspirado y en defensa con un Dufur despertado no se trasladaba a la portería contraria. En gran parte por un Víctor Narro que, en la banda derecha, se mostraba evidentemente frustrado para no poder brillar cómo hace a la izquierda.
El partido se marchó al descanso con empate en el marcador y máxima tensión, pero con tres amarillas para el Murcia y una para el Nàstic.
A la segunda mitad el guion se mantuvo. El Nàstic dominaba y el Murcia esperaba detrás. Era simple, pero el cronómetro jugaba en contra de los tarraconenses. Esta vez, sin embargo, la magia salió. Gran transición en ataque del Nàstic que acaba con un centro lateral de Víctor Narro. El de siempre, el sheriff, apareció en el segundo palo para rematar a bocajarro y marcar el 0-1.
El gol dejó grogui por momentos en un Murcia que ahora tenía que ser proactivo. Y el Nàstic aprovechó los agujeros para fregar el segundo gol. Víctor Narro y Pablo salieron en un contraataque de manual. Los dos contra un defensor, pero este interceptó la última pasada de Pablo a Narro para desbaratar una ocasión que podría haber sentenciado el partido.
Tocaba sufrir, pero siempre con un ojo puesto en aquellas rendijas en la defensa. Era el momento del Murcia y las aproximaciones fueron múltiples, pero erráticas. Un centro que Pedro Benito remató demasiado alto y un resbalón de un delantero del Murcia que hizo que no rematara a bocajarro.
Ahora el cronómetro estaba en contra del Real Murcia. Cada vez los jugadores locales se veían más desesperados. Atacaban de forma errática, descontrolados y con poco acierto. Eso sí, tocaba sufrir y el Nàstic cumplió. Todos los jugadores se implicaron y, sobre todo, San Dani Rebollo paró ocasiones clarísimas a bocajarro y salvando dos córners consecutivos. Los grana supieron gestionar los minutos. Con el temor siempre del descuento. Cuando el árbitro silbó el final, fue un éxtasis brutal. El Nàstic continúa vivo en el sueño del ascenso. ¡A la final!