La fragilidad defensiva condena al Nàstic (2-2)

El Nàstic tiene dos caras. Fuera de casa y en casa. Y en la defensa y el ataque. La conjunta grana dejó perder un 2-0 a favor y acabó empatando contra el Lugo en los últimos minutos. Dani Vidal hizo pocos cambios al once inicial. La principal novedad ha sido la vuelta de Roberto Torres a la titularidad en detrimento de Concha.

El partido arrancó eléctrico, con un Nàstic muy activo que quería imponer su juego con una presión alta. Roberto Torres encontraba espacios entre líneas y Pablo remataba con peligro una buena centrada en el minuto 4.

Sin embargo, el Lugo buscaba el error local bien ordenado y en una transición Gorka Pérez cortó de forma chapucera la acción visitante y recibió la tarjeta amarilla en el minuto 7. De buen inicio, el central ya jugaría condicionado. El Gimnástico buscaba la banda izquierda con ímpetu, pero Migue Leal no se entendía con Retbollo en un rechazo y estuvo a punto de marcarse en propia. El lateral arregló su error y en una jugada individual recibió una dura falta, provocando a la primera amarilla visitante, al delantero Mendoza.

El árbitro puso el listón de las tarjetas muy bajo y Narro recibía en el minuto 21 la tercera amarilla del partido. Con el paso de los minutos, el Nàstic se fue espesando por los errores en las últimas pasadas. Pero en medio de una tarde gris en el cielo, una pasada de Gorostidi entre líneas en Antoñin rompió el muro gallego. 

El delantero andaluz controló con delicadeza la pelota y remató cruzado en el fondo de la red. Con sólo media hora de juego, el Nàstic ya mandaba. El colegiado continuaba con su partido particular y enseñaba otra amarilla a un central del Lugo en el minuto 35, en una falta sin más.

Pero el Nàstic continuaba concentrado con una presión alta que daba sus frutos. A partir de una recuperación en campo contrario, una buena centrada de Migue Leal la remató en el otro lado Joan Oriol, con el corazón de capitán, y subió el segundo al marcador. El Nuevo Estadio Costa Daurada disfrutaba. Igual que Roberto Torres, que hacía una pasada espectacular en Migue Leal, cada vez más protagonista, que estaba a punto de hacer el tercero. Así se llegaba a la media parte en una tarde que se prometía feliz para la afición grana.

En la segunda parte, el principal reto del Nàstic era no relajarse y gestionar la ansiedad por el marcador adverso del Lugo. Los visitantes intensificaron su presión y, si el Nàstic superaba la primera línea gallega, encontraba espacios para atacar. Un Oscar Sanz pletórico deshacía los tímidos ataques del Lugo e incluso robaba pelotas que estaban a punto de acabar en gol.

El partido se rompía y se abrían espacios. Los dos equipos los aprovechaban y Rebollo paró un uno contra uno muy claro. Pero el portero aragonés no pudo hacer nada en un remate de cabeza colocón de Lizancos. La defensa fue demasiado blanda y al Nàstic le tocaba sufrir en un partido que tenía bastante controlado. Entraba Concha por Narro.

En medio de las dudas, Antoñín seguía siendo un puñal, aunque fallaba en las decisiones finales. En una acción individual provocó un penalti por manos del defensor del Lugo. Pero el andaluz chutó con poca carrera la pena máxima y Laven adivinó sus intenciones. A pesar del error, Antoñín se marchó ovacionado al banquillo.

Dani Vidal movió la delantera y entraron Alex Jimenez y Marc Fernandez. Roberto Torres también abandonó el terreno de juego en uno de sus mejores partidos en Tarragona. Hasta los últimos cinco minutos Dani Vidal no cambió la defensa. Migue y Gorka Pérez, con molestias, se marcharon del campo y entraron a Pol Domingo y Antonio Leal.

El Lugo amenazaba la portería grana y la tensión en el templo crecía. Hasta que explotó. Pelota abombada en el área grana en tiempo de añadido. La defensa no la rechaza después de varias luchas y Afriyie la cazó para fusilar Rebollo. La fragilidad defensiva condenaba el Nàstic, que tuvo una falta a última hora para obrar el milagro, sin éxito. Una gran oportunidad perdida para amarrar el play-off de forma definitiva.