Fútbol
El camino de los dos ejemplos a seguir del plantel grana para llegar al primer equipo del Nàstic
Marc Montalvo y Óscar Sanz son importantes en equipo y, para conseguirlo, han demostrado su talento por dos vías diferentes

Marc Montalvo durante el duelo contra la Ponferradina.
Marc Montalvo y Óscar Sanz son dos ejemplos claros de constancia, trabajo y sentimiento grana. Los dos se han convertido en los referentes del equipo de Dani Vidal y se sitúan como el ejemplo a seguir para los jóvenes futbolistas del plantel que, como Agus Gutiérrez el pasado sábado, quieren debutar y hacer carrera al equipo de su corazón. Formado al fútbol base del Gimnàstic de Tarragona, este tándem de jóvenes futbolistas ha recorrido un camino largo y exigente hasta consolidarse en el Nàstic, pero los dos lo han conseguido por dos vías bien diferenciadas.
Marc Montalvo creció dentro del plantel grana y pasó por todas las categorías del fútbol base, hasta debutar con el primer equipo. El joven riudomense siempre ha preferido que su fútbol de entrega y constancia hable por él y, poco a poco, fue quemando etapas dentro del fútbol base grana. Montalvo se estableció como uno habitual en la Pobla de Mafumet, filial del Nàstic que entonces jugaba a Tercera Federación, antes de debutar de grana.
Siendo un habitual de los entrenamientos y las pretemporadas grana, Marc Montalvo. tuvo su momento para brillar de la mano de Raül Agné la temporada 21/22. Entonces, el técnico de Mequinenza decidió hacerlo debutar contra el Real Madrid Castilla. Montalvo sólo jugó el último minuto de un duelo igualado a que acabó con victoria grana. En aquel curso, no volvió a disputar ningún minuto más, pero sí que estuvo al lado del equipo desde el banquillo como uno habitual. El mismo riudomense destacó en una entrevista en Diari Més los nervios que sufrió aquel minuto, pero también como lo ayudó.
Después de aquella primera cata, Montalvo subió al primer equipo la siguiente temporada, asentándose al once y completando el ciclo deseado por el jugador de la base.
Por su parte, Óscar Sanz ha vivido una trayectoria de maduración y perseverancia completamente diferente. Después de brillar al filial, acabó por subir en el primer equipo, pero entonces, el técnico Raül Agné no apostó por él y, después de media temporada sin presencia, el club decidió que continuara la proyección en otro equipo. Dicho y hecho, el joven jugador de Sant Sadurní d'Anoia, que tanto había destacado en la Pobla de Mafumet, vivió su primera experiencia en un equipo profesional cedido en el CD Ebro aragonés de Segunda Federación.
Esta cesión le permitió sumar minutos y experiencia en categorías exigentes y su gran rendimiento también le valió un billete extra. Con un Nàstic todavía bajo las órdenes de Raül Agné al inicio del curso 22/23, Óscar Sanz vivió una nueva cesión, pero esta vez se había ganado el derecho de jugar en un equipo de Primera Federación: el Unionistas de Salamanca. Después de un curso siente titular indiscutible y madurando hasta convertirse en un ídolo de la afición de Salamanca, volvió al Nàstic habiendo convencido a todo el mundo y entrando de lleno en el plantel tarraconense el curso pasado.
Los dos representan la esencia del proyecto deportivo grana: confiar en el talento de casa, apostar por el desarrollo de los jóvenes y construir un equipo competitivo con identidad propia. Su presencia en el primer equipo es también un mensaje para los chicos del fútbol base: con esfuerzo y pasión, el sueño de llegar al Nou Estadi Costa Daurada es posible. Eso sí, también demuestran que hay dos caminos, sino diversos, que se pueden recorrer para llegar a cumplir este sueño.
Este camino, y de otros de diferentes también lo han recorrido Pol Domingo, Joan Oriol, Jaume Jardí y Alberto Varo.

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