Fútbol
Saltan los plomos en Sestao (3-2)
El Nàstic muestra de nuevo la suya peor cara y pierde un partido que, sumado a la victoria de la Cultural, vuelve a alejar el club de la primera plaza

Imagen del Sestao River-Nàstic.
Del cielo al infierno en dos partidos. El Nàstic de Tarragona cayó al campo del Sestao River en una derrota dura que, sumada a la victoria de la Cultural Leonesa, vuelve a dejar la primera posición a diez puntos de distancia. Los de Dani Vidal volvieron a mostrar una cara irreconocible. No se vio nada del equipo que ganó por 5-1 en la Ponferradina, sino que se vio un Nàstic blando y fácil de batir con un agujero a la defensa.
De hecho, el primer golpe llegó nada más comenzar. El Sestao River dijo la suya en ataque. Leandro Martínez ganó la pelota por la derecha y encaró Gorka Pérez. En este duelo, la central grana fue retrasando la posición hasta que tropezó con él mismo. Cuando tuvo que poner la rodilla en el suelo, Leandro lo aprovechó para buscar el espacio y batir a Dani Rebollo con un tiro cruzado.
Era el minuto 4 de partido y un error defensivo ya se había pagado bien caro. El viento de la victoria acompañaba el conjunto vasco que pudo castigar más en el Nàstic en la siguiente ocasión con un centro de Córdoba que se paseó por el área pequeña. El Nàstic estaba aturdido y el caos reinó en los siguientes minutos con pilotadas sin criterio. Poco a poco, el sentido lo puso Antoñín que acabó por recoger una pelota en la frontal. El delantero le dejó el esférico a Roberto Torres, quien no dudó al ejecutar un remate potente a ras de tierra. Antoñín fue el más valiente de la clase e interceptó el tiro para posicionar a solas ante el portero con un control orientado y después marcar el empate en lo que fue su tercer gol en tres partidos.
La alegría no le duró al Nàstic ni treinta segundos. Nada más reanudar el juego desde el centro del campo, el Sestao River buscó una centrada lateral por la derecha y Diego Aznar fusiló a Dani Rebollo con un remate que el portero sólo llegó a fregar. Esta vez el señalado fue Unai Dufur, que estuvo siempre presente en la acción, pero demasiado blando en el duelo y permitió al atacante decir la suya.
Este gol acabó por dar alas en un Sestao River que se mostró superior. Incluso, tuvo el tercero muy pronto. Córdoba ejecutó un remate acrobático en el segundo palo que chocó con el césped y, posteriormente, al travesaño. El Nàstic no podía ni respirar, porque las aproximaciones del conjunto vasco llegaban una detrás de la otra sin que los grana se pudieran imponer.
Les únicas chispas de poder del Nàstic llegaron por la derecha con un Migue Leal poderoso y ganador, pero las suyas internadas se quedaron amargas. Los grana no se encontraron en el juego. Sin un referente como Pablo, las pasadas en largo se perdían y tenían dificultades para buscar un juego asociativo. Sin dominar y defendiéndose como podía del Sestao, los de Dani Vidal aceptaron con sabor la tregua que significaba el descanso.
Igual o peor
A la reanudación las sensaciones no fueron mejores. De nuevo, el Sestao River impuso su juego y su estilo contra un Nàstic vencido y a la expectativa. Pronto el conjunto vasco dio un paso adelante y Dani Rebollo tuvo que ponerse el mono de trabajo. El portero detuvo un tiro potente de Córdoba en la frontal y, cuando el rechazo le cayó a Aznar dentro del área, volvió a hacerse gigante para evitar el gol. Unos minutos después, Rebollo volvió a actuar para sacar una mano milagrosa para volver a tapar un remate potentísimo. En la tercera vino la vencida. El Sestao lo hizo fácil: centro en el primer palo y coscorrón de Gaizka que acaba en el fondo de la red. Dani Rebollo no lo puede detener todo sin la presencia defensiva.
Con el 3-1, no fue el Nàstic quien destacó. Nuevamente, el Sestao River se impuso en intensidad y fue mejor con y sin pelota. Cuando la tenía, se aproximaba al área con peligro y, cuando no, su presión forzaba errores. Con todo, el paso de los minutos dio cierta lógica a las necesidades del partido y los grana dieron un paso adelante. No lo hicieron con buen juego, pero las pelotas llegaron al área rival.
En un córner llegó la discordia. La centrada en el segundo palo llegó a Óscar Sanz, quien remató y la pelota acabó en el fondo de la red. El árbitro, sin embargo, decidió anularlo por una supuesta falta sobre Iago Herrerín. Sólo lo vio González Sánchez, si es que lo pudo hacer en un mar de piernas. El portero sufrió «una lipotimia» y se cayó al suelo sin que nadie lo tocara y el árbitro picó.
La tragedia se consolidó en la siguiente acción, porque en una mala caída Borja Granero sufrió una lesión que lo hizo abandonar el terreno de juego y dejar el Nàstic con 10 jugadores.
La reacción llega tarde
A falta de dos minutos para el final, Álex Jiménez actuó como un gladiador y luchó y ganar una pelota dentro del área. El delantero la puso en el segundo palo y Antoñín marcó el doblete de la esperanza a la conjunta grana. La reacción llegó demasiado tarde y, a pesar de los 6 minutos largos que dio al árbitro, no se pudo rescatar ni un punto.