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Abran paso al tren del Nàstic (5-1)

El conjunto grana pasó por encima de la Ponferradina después de remontar el 0-1 inicial con una segunda mitad excelente

Los jugadores del Nàstic celebrando un gol.

Los jugadores del Nàstic celebrando un gol.Nàstic

Arnau Montreal Quesada
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Una victoria de las que crean afición. El Nàstic de Tarragona pasó por encima de la Ponferradina y se abre paso hasta la segunda posición ganando el gol average al conjunto del Bierzo. Los grana se sobrepusieron al gol de Álex Mula por un error defensivo y empezaron a subir marchas hasta ejecutar una segunda mitad perfecta con una lluvia de goles que acabó con el 5-1 final.

Sin Pablo Fernández, Dani Vidal tuvo que inventar con Antoñín solo en la punta de ataque y Víctor Narro, David Concha y Roberto Torres como el tridente detrás. El Nou Estadi Costa Daurada recibía en su equipo vibrante de emoción, pero fue la Ponferradina quien cogió el timón. El conjunto visitante encontró su agujero dentro del área y, en una conducción de Bustos, Antonio Leal lo pisó dentro del área. El árbitro no vio penalti, y el Nàstic se salvó de un buen susto muy temprano.

La Ponferradina continuó con el monólogo inicial. El Nàstic esperaba detrás con dudas, y el conjunto de Javier Rey insistía con aproximaciones tímidas que no acababan en ocasiones, pero poco a poco desgastaban la defensa grana. Con los minutos, el Nàstic mejoró por la derecha. Migue Leal y David Concha insistían en ataque y reactivaban el conjunto grana.

La Ponfe avisó de que harían daño en el contraataque. Un resbalón de Migue Leal habilitó un tiro cruzado de Bustos, pero Dani Rebollo lo sacó con una gran parada.

El Nàstic consiguió la posesión y la iniciativa, pero, con estos recursos, no sabían como progresar. De hecho, poco a poco iba ningún detrás.

Gorka Pérez, delante de la presión rival, perdió la pelota y la Ponfe no perdonó. Contraataque de libro y ley del ex. Álex Mula, sol por la derecha, remató con potencia en el palo corto de Rebollo y puso el 0-1. La torta la recibió el Nou Estadi al completo.

Tocaba levantarse y así lo hizo el Nàstic. En la salida de un córner, Concha puso la cabeza allí donde nadie llegaba para enviar la pelota al fondo de la red, pero, como un gato, Prieto saltó y paró la ocasión.

El Nàstic ya se había despertado. y las aproximaciones, poco a poco, se convertían en ocasiones. Narro tuvo el empate con un tiro cruzado que salió por encima en el travesaño. La pasada, cómo no, fue de Roberto Torres. Pelota que tocaba el mago de Arre peligro grana. La siguiente fue clave. El navarro hizo un cambio de sentido con una pasada en largo hacia Joan Oriol. Carrique interceptó el centro con el pecho, pero el capitán, astuto, aprovechó el espacio para encarar la portería rival. Carrique quiso rectificar, pero, al caer, cometió un penalti absurdo y el de Cambrils no falló. Puso el empate con un tiro centrado que engañó a Prieto y recuperó sensaciones antes del descanso.

A la reanudación, alguna cosa cambió. El Nàstic empezó a crecer y se convirtió en un tsunami imparable. A quien rompió la igualdad fue Narro. El extremo se desmarcó y Antonio Leal lo vio para ejecutar un pase en profundidad preciso. Narro, ante el portero, definió de forma exquisita haciéndole un sombrero que supuso el 2-1.

La Ponferradina quiso reaccionar con un triple cambio, pero ya era imposible. El Nàstic ganaba poder por la izquierda. Narro, Antoñín y Joan Oriol empezaron a cocinar una jugada que definió la otra bala mágica grana. David Concha fue el encargado de romper líneas dentro del área, recibió la pasada y, con calidad, definió por debajo de las piernas del portero para ampliar la distancia con el 3-1.

El Nou Estadi vibraba dando ánimos a sus gladiadores. El gol average estaba igualado y la Ponferradina buscaba reaccionar. Pero el Nàstic quería más. Los grana se defendían atacando. Con el conjunto visitante completamente volcado al ataque, los tarraconenses lo aprovecharon para devolverle la torta a su rival. Tres jugadores grana salieron al contraataque. Antoñín lideró a la comitiva y sirvió en bandeja el gol a Jaume Jardí. El extremo, con sangre fría, escondió para driblar al defensor y el portero y clavó el 4-1 con la máxima efectividad posible.

La fiesta, sin embargo, no acabó aquí. La Ponferradina estaba completamente fuera del partido y eso se trasladó con el quinto. En un córner, Jaume Jardí centró en el segundo palo y, allí, Antoñín remata a solas de cabeza para poner la manera y marcar el gol que tanto merecía después de un partido de extrema calidad del delantero.

El Nàstic fue un tren imparable que, acompañado de un Nuevo Estadio vibrante, celebró una victoria clave en la cual alcanza el gol average y escalando a la segunda posición. Una victoria para recordar, un partido de los que crean afición.

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