Fútbol
El final más cruel posible (2-1)
El Nàstic cae contra el Ourense en el cual podría estar el último partido de Dani Vidal en el banquillo

Marqueta deteniendo un remate-
El final más cruel posible. El Nàstic de Tarragona perdió contra el Ourense en lo que podría haber sido el último partido de Dani Vidal en el banquillo grana. Los grana fueron de menos además, recibiendo un gol de Fullana que se le escapó a Varo y otro al inicio de la segunda mitad para acabar de hundir el equipo. Con todo, los jugadores resurgieron y acabaron el partido con una implicación máxima, uniéndose todos en un final del duelo lleno de ocasiones para empatar y ganar, pero el golazo de chilena de Antoñín no fue suficiente. Pero jugadores y cuerpo técnico acabaron unidos como una familia.
El Nàstic puso en marcha el partido, de nuevo, frío. En los últimos duelos es el rival siempre quien acaba imponiendo su ley de una manera u otra en el primer tramo y este no fue diferente. El Ourense mostró las muelas en su territorio y en las primeras jugadas ya forzó el primer córner.
El gol no tardó al llegar. El verdugo no podía ser otro. Xesc Fullana, exgrana, probó suerte con un remate desde el exterior y la encontró cuando Alberto Varo erró en su estirón y se zampó lo que significaba el 1-0 en el electrónico- Era el minuto 6, el segundo tiro a puerta, pero la conjunta grana tendría que volver a remar.
La reacción fue rápida. Acto seguido de sacar desde el círculo central, Pablo Fernández remató de ninguno un centro lateral que acabó por encima del travesaño. Poco después, Antoñín se autogenera una jugada con su cuerpo, pero el tiro también sale fuera. La cosa no termina aquí, el Nàstic continuaba volcado al ataque. Esta vez, Pablo fue el asistente y centró al punto de penalti. Allí voló Antoñín Cortés para cazar la pelota con un golpe de cabeza potente, pero el portero Raúl Marqueta hizo un paro astronómico para desviar el esférico en el travesaño.
Este primer cuarto de hora de reacción fue el tramo más inspirado de un Nàstic que veía, poco a poco, que las desgracias se acumulaban. A la media hora de encuentro, Borja Granero sintió un tirón y pidió el cambio por lesión. Ya con Gorka Pérez sobre el césped, los grana buscaban el empate jugando a campo contrario, pero era un control esférico, pero pasaban y pasaban la pelota, pero sin la sangre ni la desesperación de poner pelotas en el área para empatar.
Los grana sufrieron de falta de verticalidad, y en el Ourense le fue suficiente para dejar morir el duelo al descanso contra un Nàstic sin ideas.
A la reanudación, la sensación fue la misma que al final de la primera parte y el Ourense lo aprovechó bien. Carbonell interceptó una centrada lateral por poner el 2-0. Gorka Pérez estuvo demasiado blando y Carbonell marcó un gol que dejaba al Nàstic muerto y enterrado.
Cuando parecía que la derrota estaba más que confirmada, Antoñín Cortés puso luz a la oscuridad. El delantero, después de controlar con el pecho un centro, remató de chilena para poner el 2-1 de la esperanza.
El gol llegó con un triple cambio. Los hombres de confianza, los, de siempre como Montalvo, Marc Fernández y Óscar Sanz, salieron y el Nàstic reavivó como nunca.
Les ocasiones de gol llegaron una detrás de otra. Migue Leal, tuvo dos remates que Marqueta sacó, Óscar Sanz remató en el segundo palo hacia la escuadra un córner que Marqueta también paró, Pablo Fernández, con una media chilena, también la tuvo a la salida de un córner, pero nada, la pelota no entraba.
Los jugadores con Dani Vidal
Con el paso de los minutos, la implicación de los jugadores creció con Dani Vidal. Desde el descuento, Alberto Varo subía en cada pelota parada a rematar. Todos lo hicieron. Unidos. De hecho, Antoñín ya le dedicó el gol al entrenador y se fundió con él en un abrazo.
Con todo, el corazón no pudo. Las ocasiones murieron. El viaje acabó con el final más duro posible. El Nàstic perdió y el futuro del Dani Vidal, un entrenador de la casa, con un paso al abismo después de llevar al equipo a según del ascenso el curso pasado.