FÚTBOL
Así es imposible acabar primero
El Gimnàstic sólo ha ganado seis de los últimos 27 partidos lejos de Tarragona

El Nàstic generó bastantes oportunidades para|por empatar, moviendo el esférico con paciencia delante de un muro defensivo, pero falló la última pasada o chute.
El Nàstic hace más de un año que no encadena dos victorias consecutivas fuera de casa. De los últimos 27 partidos a domicilio, sólo ha ganado seis. Hace pocos días, ante la Junta de Accionistas, el presidente Lluis Fàbregas dijo que el objetivo es subir de categoría, «sin tener que sufrir tanto». Después de la derrota a Antequera, si no se mejora la dinámica lejos del Nuevo Estadio, es imposible acabar primero.
Volvemos a un Nàstic de dos caras, donde la defensa volvió a condenar a los de Cristóbal Parralo en Antequera. Demasiado blanda y especulativa. El primer gol de los andaluces, en el minuto 7, se sonrojó la cara de los futbolistas. Camus, que no pudo controlar Ousama Siddiki en todo el partido, no tapó una centrada. Alba se durmió y tampoco la rechazó. La pelota en el segundo palo gritaba que alguien lo cogiera, pero Moi Delgado y Rebollo no se entendieron y Bibiany aprovechó el regalo. Un gol infantil, pero que evidencia las carencias defensivas del Nàstic. Los malagueños con un zapato, Siddiki, y una alpargata, Moha Bassele, lo aprovecharon. Camus se vio superado, y sin ayuda de sus compañeros, por el extremo marroquí, que marcó un golazo antes de la media hora de partido. El balance defensivo fue horrible. Antes, David Alba abandonó el verde lesionado y entró Enric Pujol, que afrontaba el partido donde tendría más minutos esta temporada hasta ahora. El de Gandesa estuvo bien en la salida de pelota, pero dio una sensación de impotencia exasperante en el tercer gol.
Todo empezó en medio del campo y con una entrega paupérrima de Marc Montalvo hacia Pujol. Siddiki, que quizás recibió ayer la llamada del seleccionador del Marruecos para llevárselo a la Copa África, fue el más astuto recogiendo la pelota. Se hizo como quiso al central tarraconense y fusiló Rebollo. El último gol, en el añadido y con el partido roto, fue la guinda del pastel. El Nàstic es el equipo que más goles encaja, 24, de su grupo, empatado con el Betis Deportivo, el colista. La defensa es la cara más débil de los grana y ya plana una cuestión. ¿Es un problema del entrenador o de la calidad de los jugadores? Sin duda, será un área a reforzar en el mercado de invierno.
La cara positiva de los de Parralo es el ataque. Si fuese por el juego ofensivo, el Nàstic no se mereció perder en el Maulí. Los grana bascularon bien los ataques y encontraron centradas con peligro en la primera parte. La presión alta funcionó a ratos y Alex Jiménez se reencontró con el gol después de rescatar una pelota en un córner. La primera parte no fue maravillosa ofensivamente, pero solvente. En la segunda, después de la expulsión en el minuto 50 de Javi Antón, el campo hizo bajada hacia la portería andaluza.
Fragilidad
Cambios demasiado tarde
Pero el entrenador grana tardó demasiado al hacer algunos cambios. Al 67 entró Cedric, pero el partido pedía a gritos que entrara Juanda por Pau Martínez. El extremo de Blanes no estuvo acertado y con la defensa del Antequera sacando agua de la barca, la habilidad en el uno contra uno de Juanda era un arma a explotar. No entró hasta el 79, de la mano de Almpanis. Y el colombiano y el griego tuvieron oportunidades para empatar el partido. Antes, Marcos Baselga, como el delantero de categoría que es, volvió a mojar y firmar un gran partido.
El Nàstic generó bastantes oportunidades, moviendo el esférico con paciencia delante de un muro defensivo, pero fallaba la última pasada o chute. Cedric, a pesar de moverse bien, continúa anegado de cara a gol, mientras Jaume Jardí sigue liderando el equipo. Los puntos que el conjunto grana recibió en Sabadell y Vila-real sin merecerlo, en Antequera se le escaparon a pesar de hacer más méritos. Karma futbolístico. Si nada cambia, volverá a tocar sufrir para subir.