Diari Més
Xavi Roch

Expresidente del CE El Catllar y delegado del primer equipo del Gimnástico de Tarragona

«Me marcho satisfecho, cuando entré al club estaba en situación de bajar la persiana»

Los mejores momentos para el que ha sido el presidente del CE Catllar los últimos cuatro años son «los dos ascensos consecutivos»

Xavi Roch marcha orgulloso de cómo ha dejado el club de su corazón.

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Xavi Roch termina como presidente el CE El Catllar después de cuatro años. Deja la entidad en manos de Francesc Armengol y lo hace muy satisfecho por el trabajo hecho a pesar de la complicada situación que se encontró en su llegada. Ahora, dedicará todos sus esfuerzos a su tarea como delegado del primer equipo del Gimnàstic de Tarragona.

—¿Por qué lo deja?

—Porque es una promesa que hice cuando entré. Dije que en cuatro años intentaríamos poner a punto el club a nivel deportivo, social y económico y lo hemos hecho. Quiero dar las gracias a todos los socios del club, colaboradores, espónsores y los jugadores que han pasado durante estos cuatro años, así como los entrenadores del primer equipo en esta época, Àngel Garcia, José Mora y Àlex González.

—¿Se lo ha pensado mucho?

—A medida que pasaban los años, cada vez lo tenía más claro porque, con el trabajo del Nàstic y la familia, era muy difícil de compatibilizar. Quería acabar con los proyectos que empecé.

—¿Desgasta mucho presidir un club de fútbol?

—Puedes delegar poco, porque las juntas directivas son de tres o cuatro personas y tienes que tirar del carro tú. No es que desgaste, pero tienes unas obligaciones que te absorben mucho a pesar de ser un club modesto.

—¿Cuál es su mejor momento como presidente?

—Cuando vivimos los dos ascensos consecutivos, de Tercera Catalana a Segunda Catalana y, de Segunda, a Primera Catalana. A nivel social, empezamos con 53 socios en el 2016 y ahora tenemos 103 y, con respecto a la deuda, también me marcho muy satisfecho porque conseguimos pasar de 63.000 euros a 23.000.

—¿Y lo peor?

—El primer año. Nos encontramos denuncias en el juzgado por parte de proveedores, de Hacienda, de la Seguridad Social... Teníamos que hacer un plan de pagos. El primer año decidimos que ningún jugador cobrara ninguna dieta, ya que el dinero tenía que ir a parar a cosas más urgentes. La situación era para bajar la persiana.

—¿Qué es más gratificante, ascender o no bajar?

—Depende de la categoría, pero el ascenso a Primera fue muy bonito.

—¿Se sufre más perdiendo un partido con el CE El Catllar o haciéndolo con el Nàstic?

—Sufro más con el Nàstic por la sencilla razón que el Nàstic es hoy en día mi trabajo. Dependo de que el club gane y que la pelota entre, del Catllar repercusión hacia mí, en este sentido, no existía.

—¿En qué manos queda el club?

—Uno de los motivos por los cuales me voy satisfecho es porque detrás viene una Junta Directiva de total confianza, liderada por Francesc Armengol. Se encontrarán un club al día, todo lo contrario que nosotros hace cuatro años, cuando estaba casi en quiebra. Estoy convencido de que hará una gestión muy buena.

—¿Cómo se consigue reducir la deuda de un club modesto?

—En principio, lo que teníamos claro era que lo primordial era mantener la subvención del Ayuntamiento. Cuando recibimos su compromiso, buscamos espónsores e incrementamos a los socios. Teníamos que ajustar mucho la partida para la plantilla y, con todo, lo conseguimos.

—¿Cuál cree que tiene que ser el futuro del CE Catllar?

—Deportivamente, creo que su categoría es la Segunda Catalana. La Primera Catalana es un premio, pero por club, presupuesto y pueblo la que le corresponde es la Segunda Catalana.

—¿Y el futuro del fútbol amateur?

—Nos tenemos que empezar a creer que el fútbol amateur tendrá cada vez menos dinero. Los clubs viven de las subvenciones de los ayuntamientos y ya vemos cómo van. El fútbol amateur tendrá que ser con gente que juegue porque le gusta, no por dinero.

—De delegado del CF Pobla de Mafumet a delegado del Nàstic. ¿Por qué empieza este camino?

—Desde el año 1985 estuve al Catllar, como jugador, delegado... Entra un tal Manuel Gallego. Hace unos estatutos, una asamblea de socios, pero a mí no me gusta. Le dije que eran unos estatutos que no eran legales y que venía a hacer negocios. Los socios votaron a su favor y, con los días, me pasaron más información que no era una persona limpia. Entonces decido dejar el club. Me hicieron un reportaje en prensa y se dio la coincidencia que el CF Pobla de Mafumet buscaba delegado. Me llamó Josep Maria Grau, al cual le estaré agradecido toda la vida, y acepté. Empecé allí de delegado, compatibilizándolo con el trabajo en el Ayuntamiento del Catllar. Por desgracia, murió Josep Maria y di el salto hacia el Nàstic. Le estaré agradecido toda la vida.

—¿Cómo ha vivido esta temporada en el Nàstic?

—Ha sido muy complicado. Un equipo que baja de Segunda A, que tiene un buen presupuesto, pero que no va bien y la temporada se hace dura y larga. La próxima temporada, a intentar hacer las cosas mejor y a volver a la Liga Profesional.

—¿Qué futuro le ve al fútbol post-coronavirus?

—Leía una entrevista al presidente de la UD Las Palmas y él creía que los territorios en fase 3 podrán tener público en los estadios. Se tendrán que tomar medidas de previsión, pero en 3, 4 o 5 meses, cuando llegue la vacuna, podremos hacer vida normal. A nivel económico, clubs modestos dependen de espónsores y lo pasarán mal.

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