Diari Més

Derby Reus-Nàstic

Paz total y todo el mundo pensando en clave fútbol

Un derbi huérfano de incidentes deja bien claro que, cuando dos aficiones quieren hablar de fútbol, lo hacen también en las gradas

Las dos aficiones animaron mucho.

Paz total y todo el mundo pensando en clave fútbolOlívia Molet

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El derbi de ayer entre el CF Reus y el Nàstic fue más mágico en las gradas que en el césped. El partido no fue de los mejores que se recuerdan, aunque hubo tensión, buenos momentos para los dos equipos y goles para ambas escuadras.

Pero el gol mayor lo marcó al aficionado. Socios y aficionados de Reus y Nàstic dieron una auténtica lección de civismo gracias, en parte, a la organización prevista por las fuerzas de seguridad, que impidieron qualsevo incidente que después se tuviera que lamentar.

Antes del duelo, aficiones prácticamente separadas. Mientras que los locales esperaban en los tradicionales bares que hay al lado del estadio y en la calle, dentro del recinto del Estadio (entre las vallas de seguridad), los visitantes aparecían a cuentagotas, pero siempre sin pasar por esta zona. La policía se encargaba de no mezclar aficiones.

Al llegar la afición del Nàstic, todo a la perfección. Poco a poco, entrando en la zona destinada, y a jugar.

Eso sí, nadie pudo evitar pitadas, regañadas y cánticos que gustaran más o menos a las aficiones contrarias. Será muy difícil evitarlo eso tanto en un futuro próximo como|cómo lejano. Cuando salían a calentar a los jugadores locales, regañada de los visitantes. Y viceversa. Hasta aquí, nada que no estuviera en la mente tanto de los que gritaban como de los que no. Cánticos contra Reus, y volvían contra Tarragona. Cánticos en contra de la capital del Tarragonés, y de otros que volvían, pero para la capital del Baix Camp. Eso sí, este año sin lanzamientos de objetos ni nada que lamentar.

Casi lleno

Cada afición tuvo su momento de gloria. El Estadi Municipal, que no registró un pleno absoluto a pesar de tratarse del partido que se trataba, mostró una buena imagen y enloqueció completamente con el gol de Gus Ledes, una diana que dará la vuelta al mundo. Con ayuda de Dimitrievski, que no se colocó de la mejor manera, el centrocampista del conjunto local rompió las telarañas de la portería grana y, en el instante, la afición, que no se lo creía, se levantó de la silla para celebrar una de las que será de las mejores dianas de la temporada de los reusenses. Sin duda.

Por su parte, la afición grana tuvo dos momentos de celebración. El primero, con el buen gol de Maikel Mesa, que servía para abrir un agujero a la esperanza. Pero el segundo fue el más celebrado. Querol se disponía a chutar el penalti que habría significado el 2-1, y lo falló. La afición del Nàstic no olvida su marcha en el Llagostera, y aprovechó para recordarle.

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