Diari Més

Elegancia infinita sobre la pista

Las chicas del sénior del Nàstic muestran orgullosas su medalla de campeonas de la Copa de España

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Fueron capaces de dejar boquiabiertos a todos aquellos que se acercaron, el pasado fin de semana, el Pabellón Pisuerga de Valladolid. Unos 5.000 espectadores pudieron asistir al nacimiento de unas campeonas que, por otra parte, ya llevaban tiempo pidiendo a gritos un reconocimiento como este. Y lo consiguieron, gracias a una actuación brillante, la mejor de todas las que se presentaron en la Copa de España de Conjuntos, en la cual el Club Gimnàstic alcanzó la medalla de oro.

Marta Martín, Ainhoa Sánchez, Ivet Canela, Aina Perramon, Ariadna Morell y Adriana Pinilla trabajan día a día, catorce horas semanales, para intentar mejorar y mejorar. Bajo las órdenes de Gisela Camarero, una entrenadora eficiente pero exigente, brillando y más que competente, todas ellas se autoimponen cada día más, y este es el camino para llegar al éxito.

Todas estas chicas llegaron al Nàstic, de la mano, hace dos años. La más joven tiene 15 años y, la que lo más menos, tiene 17. Su entrenadora está más que orgullosa de todas ellas. «Hace cinco o seis años que están todas juntas, y eso se nota», explicaba este viernes Gisela Camarero, justo antes de empezar el entrenamiento. Un entrenamiento que, en el pabellón del Nàstic, no pasa desapercibido, ya que el número, por|para su complejidad, no deja de ser una obra de arte.

La entrenadora está muy contenta por el hecho de haber ganado el campeonato. «Creo que es un hecho histórico poder haber ganado esta Copa. Fuimos las quintas a actuar y, después de pasar por la pista, pensamos que podríamos quedar entre las cinco primeras», apunta a Gisela. La Pili, sin embargo, tenía claro que sus «niñas» lo podían conseguir. Ella es la delegada de la sección, y está pendiente de todo lo que sucede dentro y fuera del pabellón, en los entrenamientos y en la competición.

«Son unas chicas increíbles, y se merecen todo eso», apunta, instantes antes de entrar en el pabellón, donde uno se puede dar cuenta de la importancia que tiene la Pili en la Gimnasia Rítmica del Nàstic. ¿«Pili, me dejas una goma para el pelo»?, le preguntaba una niña, gimnasta también, pero de unos ocho o nueve años. «Claro está, aquí la tienes», contestaba la delegada. Un abrazo fundía en ambas, y la menor se marchaba a entrenar.

La Pili, Gisela Camarero, las chicas del sénior..., todo un engranaje que, junto con las otras categorías de la sección, hacen de la Gimnasia Rítmica uno de los mayores orgullos del Club Gimnàstic.

Entrenadora, jugadoras y delegada son como una gran familia.

Elegancia infinita sobre la pistaElena Pedrola

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