Entrevista
Kike Colmenar: «En el Altacústic programamos artistas que, además de hacer música, tienen un relato»
Colmenar es el impulsor y director artístico del festival de música Altacústic, que se celebrará del 18 al 20 de julio en Altafulla

Kike Colmenar este lunes en Altafulla.
Este año el Altacústic se alarga un día. ¿Eso es una novedad?
«Sí. En todas las ediciones hay rasgos comunes, como que siempre lo hacemos el tercer fin de semana de julio y que es gratuito. El formato, sin embargo, puede variar. Uno de los objetivos del festival es ofrecer un maridaje entre el espacio y la propuesta artística, pero lo hemos ido adaptando por motivos como la disponibilidad de los artistas o la demanda. Este año, la jornada del viernes será de tres conciertos en la plaza de l'Església. El sábado daremos cuatro conciertos simultáneos entre este mismo espacio y la plaza del Pou, y el domingo daremos un concierto de clausura en La Violeta, con Ferran Palau».
Uno de los encantos del Altacústic es, precisamente, los espacios de los conciertos. ¿La acústica ya os acompaña, o prima el lugar?
«Eso es parte de mi trabajo, y también lo que hace singular el festival: encontrar propuestas que nos encajen o trabajar con los artistas para adaptarlas. Al principio, por ejemplo, los conciertos eran más íntimos, con más proximidad, pero lo fuimos modificando porque cada vez venía más gente. Pero desde el primer año hemos hecho este trabajo de encontrar al artista que encaje con nuestro espacio o pueda adaptar su propuesta en nuestro festival».
¿Qué tiene que tener un artista para encajar en el Altacústic?
«Somos un espacio donde los artistas independientes y emergentes de Cataluña pueden presentar sus trabajos al territorio. Al principio pensábamos más en acústicos que estuvieran próximos a la música de autor o al pop, pero con el tiempo hemos abierto el abanico a la electrónica, el pop-rock, el punk... Ahora, lo que todos tienen en común es que no presentan sólo una propuesta musical, sino también de relato. Para hacer la elección de los artistas me escucho sus trabajos con mucha atención, tanto la parte musical como la lírica y, si puedo, voy a los directos, porque me gusta ver su actitud a la hora de defender sus propuestas».
Escoger a quién quieres que venga y hacerlo tocar donde tú quieres que toque debe generar momentos mágicos.
«Sí. Uno de los valores del festival es conseguir que la experiencia del público y del artista sea singular. Nos alejamos de las propuestas masificadas, de las colas para consumir o ir al lavabo, para ofrecer una proximidad con el artista, no verlo de lejos o en una pantalla».
Hacéis el festival en plena temporada turística, pero vuestro público no es turista. ¿O sí?
«Es verdad que siempre coincide en que, a partir del 15, ya llega la gente de fuera. Pero el núcleo de nuestro público es del territorio. Y, además, es muy fiel. Ahora, también es cierto que hay gente que llega y se lo encuentra, y también lo recibe muy bien. Pero nosotros nos enfocamos en el público de aquí: si te fijas, ni siquiera hacemos promoción por toda Cataluña».
Tú eres el impulsor del festival, que este año llega a la 12.ª edición. Ahora, mirando atrás, ¿piensas que has conseguido hacer el Altacústic tal como lo que querías?
«Estoy muy satisfecho, porque los valores de partida los hemos mantenido. A veces, sea para crecer o para adaptarse, los propósitos se tienen que acabar modificando y el proyecto acaba mutando. Y no pasa nada, es ley de vida. En mi caso, es el festival que quería, con propuestas que difícilmente se podrán ver en otros espacios o con una experiencia que sólo podemos ofrecer nosotros».
¿Qué te genera más satisfacción?
«Nosotros trabajamos para el público, para el territorio y para mostrar la singularidad de la Vila Closa. Me satisface mucho ver que los artistas lo valoran y que la gente de Altafulla siente el festival como algo suyo.
¿Hay algún artista que pienses que encajaría mucho y todavía no has conseguido traer?
«Bien, siempre hay. Pero también es cuestión de traer al artista adecuado en el momento adecuado. Con esto quiero decir que hay artistas que no aspiran a ser mainstream y que se pueden mantener con un público muy fieles, y hay otros que crecen tanto que, obviamente, van a otro tipo de festivales. Pienso que no hay que obsesionarse. Yo entiendo la programación como una cosecha: ¿este año hemos tenido una buena cosecha de una cosa? Pues venga, si por el motivo que sea, hay más de eso que de aquello, pues consumiremos más. Y, el año que viene, ya lo veremos, porque la cosecha será otra».