Diari Més
Enrique Lop

Guitarrista

Entrevista

Enrique Lop: «Hace 30 años montar un conjunto de guitarras era una cosa casi sacrílega»

El Sábado el Auditorio Josep Carreras de Vila-seca acogerá el Concierto de los 30 años de conjuntos de guitarras en el Conservatorio

Enrique Lop es cabeza del Departamento de Guitarra e instrumentos de cuerda pulsada.

Enrique Lop es cabeza del Departamento de Guitarra e instrumentos de cuerda pulsada.Tjerk van der Meulen

Cristina Serret
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¿El del sábado es un concierto de celebración?

Sí, celebramos los treinta años desde que se formaron los conjuntos de guitarra en el Conservatorio de Vila-seca. Fuimos los primeros de la provincia y los segundos de Cataluña, porque la única experiencia que había en aquel momento era la orquesta de guitarras del Conservatorio del Liceu».

¿Quién tuvo la idea de hacerlo aquí?

«Surgió de una conversación entre la directora de entonces, Lourdes Crespo, y el subdirector Cecilio Tieles. Él trabajaba en el Liceu, conocía aquella orquesta y la invitó a dar un concierto. La idea de hacer lo mismo en Vila-seca ahora puede parecer muy natural, pero en aquella época era una cosa un poco estrambótica, incluso sacrílega».

¿Por qué?

«Porque la guitarra siempre se ha considerado un instrumento solista o componente de grupos de cámara. La historia de la guitarra como instrumento de orquesta es muy reciente, de hecho la iniciamos los que empezamos estas actividades. O sea, que somos una generación pionera».

Tú pusiste en marcha el proyecto y, por lo tanto, lo conoces bien. ¿Cómo era aquel primer conjunto de guitarras?

«Muy entusiasta. Hasta entonces, cada uno tocaba su instrumento en casa y se veía en los exámenes o en las audiciones. Nunca habían tocado juntos, pero desde el primer ensayo la experiencia fue muy satisfactoria. Enseguida vi que timbricamente había muchas posibilidades. Tienes que pensar que no había ningún precedente y, por lo tanto, no sabíamos si aquello funcionaría o no pasaría de ser una ocurrencia».

Pasados treinta años, queda claro que aquello tenía todo el sentido.

«Sí. Y, además, un sentido que ha ido mucho más allá de lo que nos imaginamos. En primer lugar, porque las orquestas de guitarras han ido creciendo y compositores muy importantes han escrito obras de grandísima calidad para este tipo de formaciones. Pero, más allá del hecho artístico, también hay un componente pedagógico y de bienestar. Gracias a las orquestas se ha creado un ambiente muy cohesionado y con muchas afinidades que han ayudado a hacer que los alumnos se hicieran mayores, como músicos y como personas. Lo vi muy claro el otro día, cuando hicimos el primer ensayo y tuve en frente todos los alumnos que han pasado por aquí en estos treinta años. Fue muy emocionante».

¿Crees que los guitarristas formados en Vila-seca tienen algún rasgo que los identifica?

«Sí, y tanto. Es una estética, una manera de tocar la guitarra que nos viene del privilegio de haber tenido unos maestros muy buenos. Todo se inicia con la llegada de José Tomás, que era el pedagogo más importante del mundo. Aquello hizo cambiar muchas cosas. Después, vinieron sus mejores discípulos, guitarristas que entonces eran jóvenes y que ahora son de los más importantes de Cataluña. Nosotros aprendemos su estética, una manera de tocar la guitarra y también un conocimiento del instrumento. Todos hemos crecido con esta manera de tocar y con esta estética, que viene de muy lejos, porque los compositores más importantes de la historia de la guitarra son catalanes. Así que lo teníamos todo para acabar creando un sonido y una manera de tocar característicos, de tener un sello con DO».

Imagino que con treinta años de historia tenéis muchos guitarristas que han hecho camino.

«Sí, hay muchos que están haciendo de profesores en escuelas de los alrededores, y también han salido compositores, intérpretes e incluso un luthier que hace guitarras».

Al concierto del sábado serán más de cuarenta guitarristas, alumnos y exalumnos, que formaron parte de algunos de los conjuntos de guitarras el centro. ¿Cómo será?

«Al principio dijimos hagan una pieza. Yo, por si acaso, preparé dos. Y, al final, haremos cinco [ríe]. Desde el primer ensayo las obras salieron enteras, sin ninguna interrupción. Todo el mundo se había estudiado las partituras y había tantas ganas que casi lloro de emoción. Interpretaremos una pieza que es mía y cuatro adaptaciones que he hecho de compositores actuales, con música moderna, incluso de pop-rock».

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