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Un vecino de Torredembarra descubre un refugio antiaéreo debajo de su casa tras 15 años excavando

Josep Maria, excavando en sus ratos libres durante 15 años, ha descubierto 60 metros de túneles y pasadizos

Imagen de Josep Maria en la entrada al refugio.

Imagen de Josep Maria en la entrada al refugio.Telecinco

Daniel Cabezas Ramírez

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Josep Maria Calull, vecino de Torredembarra, siempre intuyó que debajo de su casa se escondía algo más que tierra. Sus padres apenas hablaban de la Guerra Civil, y mucho menos del refugio antiaéreo que se construyó en 1937 y que, con el paso de los años, quedó tapiado y relegado al olvido.

“No querían que lo abriéramos, me contaron que alguna vez habían bajado a dormir allí, pero no daban detalles”, recuerda Josep Maria. Todo cambió cuando, ayudando a su padre a plantar un árbol en el patio, se topó con los primeros peldaños de unas escaleras. Su padre, que no quiso darle demasiadas explicaciones, le pidió que lo dejara estar y que plantaran el árbol en otro sitio. Pero la semilla de la curiosidad ya estaba plantada en otro lugar: en su cabeza.

Años más tarde, ya con 31 años, decidió investigar por su cuenta. Sabía que en el patio también había una antigua cisterna tapiada, y pensó que quizá ahí se escondía la clave. Así pues, Josep Maria, con la ayuda de su sobrino de 12 años, y provisto de una linterna y una cuerda atada a la cintura del chico "por si pasaba algo", se adentraron en lo desconocido.

Lo que descubrieron fue un refugio subterráneo de más de 60 metros de túneles y pasadizos, a unos ocho metros de profundidad, totalmente colapsado por escombros. A partir de entonces, Josep Maria se propuso devolverle la vida al refugio: dedicó 15 años de sus ratos libres a limpiar, desescombrar y explorar cada rincón. “Encontré casquillos de bala, proyectiles, latas de conserva, una bata escolar... todo oxidado pero intacto, como si el tiempo se hubiera congelado allí abajo”.

Este refugio es uno de los nueve que existieron en Torredembarra durante la guerra, y hoy es casi un pequeño museo subterráneo. Algunos colegios y asociaciones ya han pedido visitarlo para conocer de primera mano cómo se vivía en aquellos oscuros días de bombardeos.

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