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Gastronomía

Los mejores restaurantes para comer en Altafulla según National Geographic

Altafulla invita a ser recorrida, no solo por su paisaje, sino también por su variada oferta en restaurantes

Imagen del restaurante Bruixes de Burriac, en Altafulla.

Imagen del restaurante Bruixes de Burriac, en Altafulla.TripAdvisor

Daniel Cabezas Ramírez

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Altafulla no solo destaca por su impresionante patrimonio histórico y su belleza natural, sino también por su vibrante oferta gastronómica. Con eventos durante todo el año, como el Altacústic, el Altafujazz y la Fiesta de la Olla (dedicada a su famoso plato típico), Altafulla invita a ser recorrida, no solo por su paisaje, sino también por su variada oferta en restaurantes.

Tal como explica National Geographic en uno de sus artículos, uno de los referentes gastronómicos de la zona es el restaurante Bruixes de Burriac, ubicado en el hotel Gran Claustre, uno de los más exclusivos de la Costa Daurada. Reconocido por la Guía Michelin y la Guía Repsol, este restaurante ofrece una experiencia culinaria única que se complementa perfectamente con el entorno de la Vila Closa. 

En la misma línea de excelencia, se encuentra el Pati dels Tarongers, una terraza adyacente al hotel que abre durante el verano, perfecta para disfrutar de la gastronomía local en un ambiente relajado.

Por otro lado, el Buffet Libre, el más antiguo de Cataluña, es una parada obligatoria para los amantes de la comida contundente y económica. Reconocido también por la Guía Repsol, este restaurante es famoso por su carne a la brasa y su amplia variedad de platos. Es el lugar ideal para disfrutar de una comida sabrosa mientras se recorre la carretera de la zona.

A pie de playa, Voramar destaca como uno de los restaurantes más conocidos, con uno de los mejores arroces, pescados y mariscos frescos de la región. Su ubicación privilegiada y su excelente oferta gastronómica lo convierten en un lugar perfecto para una comida junto al mar.

Finalmente, La Granja Sant Francesc, galardonada con el Solete Repsol, es un clásico de la cocina catalana casera. Su famoso pollo a l’ast, croquetas, canelones y otros platos tradicionales han convertido este restaurante en un referente, especialmente los domingos, cuando los comensales hacen largas colas para llevarse sus deliciosas especialidades.

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