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El pueblo más embrujado de Cataluña está en Tarragona según National Geographic

La brujería de este municipio no es solo parte de la tradición oral, sino que también se refleja en el propio paisaje

Imagen de archivo del Castillo de Altafulla.

Imagen de archivo del Castillo de Altafulla.

Daniel Cabezas Ramírez

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En la demarcación de Tarragona, uno de los lugares más fascinantes y misteriosos de Cataluña ha sido señalado como el pueblo más embrujado del territorio. Altafulla, una localidad donde se combinan historia, leyendas y paisajes espectaculares, ha sido elegida por National Geographic como uno de los enclaves más singulares del país, no solo por su patrimonio sino también por el aura mística que envuelve sus calles y rincones.

Altafulla se caracteriza por su diversidad, siendo un lugar que abarca tanto las bellezas del mar como la riqueza histórica de la montaña. Con un origen romano y una evolución marcada por los marqueses y la brujería, este municipio se erige como una joya en la costa catalana. Además de sus playas y su puerto pesquero, la localidad conserva un impresionante casco histórico medieval conocido como Vila Closa, que ofrece un viaje en el tiempo a través de sus calles adoquinadas, su castillo y sus murallas.

El Castillo de Montserrat, que data del siglo XI, es uno de los principales atractivos de Altafulla. Desde sus torres almenadas, el castillo domina el paisaje y ofrece vistas panorámicas tanto del mar como de la montaña. En sus cercanías se encuentra el Museo Etnográfico, que alberga una vasta colección de objetos que muestran el pasado agrario de la región.

Sin embargo, lo que realmente distingue a Altafulla es su vínculo con la brujería, un aspecto que ha marcado su historia y continúa siendo parte de su identidad. Un antiguo dicho popular afirma: «Altafulla, tres mujeres, tres brujas», refiriéndose a las hechiceras que, según la leyenda, vivían en el pueblo. Estas mujeres, que supuestamente se reunían al anochecer en la playa para realizar rituales ocultos, son el centro de varias historias misteriosas que perduran hasta el día de hoy.

La brujería en Altafulla no es solo parte de la tradición oral, sino que también se refleja en el propio paisaje. Los tejados de las casas más antiguas aún conservan vasijas diseñadas para proteger los edificios de la magia negra, mientras que la Plaza del Pou, la Vil·la dels Munts y la playa son lugares clave en las leyendas locales. En el Camino de las Brujas, se cree que una bruja solo puede ser derrotada atacando su sombra, un mito que sigue vigente en el imaginario popular.

Cada año, Altafulla revive sus leyendas en la Nit de Bruixes, una fiesta celebrada a finales de junio que atrae a miles de visitantes. Durante esta noche mágica, se organizan espectáculos de fuego, danzas rituales, talleres de magia y un mercado esotérico, en el que los asistentes pueden aprender a leer el tarot o adquirir minerales con supuestas propiedades místicas.

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