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Falset brinda por tres décadas de éxitos en la Feria del Vino

Decenas de miles de personas han visitado este fin de semana la capital de la comarca

Imatge de la Fira del Vi de Falset

Imatge de la Fira del Vi de FalsetGerard Marti Roig

Álvaro Rodríguez

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Hay muchas ferias del vino en la demarcación de Tarragona, pero pocas como la de Falset. Al menos, así lo expresan los millares de visitantes y productores que cada año se dan cita en la capital del Priorat. Este 2025 ya hace tres décadas que se mantiene este hito.

Esta efeméride fue celebrada este fin de semana para muchos protagonistas que han sido desde prácticamente el primer día, como la Bodega Unión, que cuenta con vinos de las dos denominaciones de la comarca, la DO Montsant y la DOQ Priorat. Toni Martínez, uno de los trabajadores de la bodega, quien apunta que «cada año se trabaja más y se ve más gente» en esta feria.

Según las estimaciones del alcalde de Falset, Carlos Brull, 35.000 personas pasaron por el municipio y se vendieron más de 8.000 tickets. El alcalde se muestra «agradecido de poder tener una feria en lo referente al país y al sector vitivinícola». Brull recuerda que «para municipios como el nuestro cuesta organizar actos así», pero se muestra satisfecho de «la estima que expresa la gente en el Priorat».

Según el alcalde, las buenas sensaciones también se han visto reflejadas en el sector vitivinícola, apuntando que la venta de vino durante la feria ha funcionado «especialmente bien». Confirma estas afirmaciones el Amaia, trabajadora de la bodega Perinet, quien relata que «este año la gente ha venido con más ganas de comprar».

Desde la empresa de Poboleda aplauden la mecánica implementada en esta edición con el fin de potenciar la venta directa. Aunque el Priorat es una comarca donde predominan los vinos tintos, el Amaia remarca que «mucha gente llega buscando los blancos» a consecuencia del calor. Por eso, desde la bodega Perinet destacan que ha funcionado muy bien su vino rosado, «más fresquet». Con respecto al público, el Amaia explica que hay «de todo», desde visitantes «profesionales, familias que quieren pasar un buen día o turistas internacionales».

No obstante, otros productores ven la feria con menos optimismo. Este es el caso de Llorenç, unos de los responsables de la Cooperativa el Molar. El joven productor hace tres años que acude a la feria de Falset y considera que «con los costes del estand y lo que cobras de los tickets acabas haciendo las paces».

Por el contrario, Llorenç cree que estos acontecimientos sirven mejor para «darse a conocer». «No vienes para hacer negocio, vienes a conocer a la gente y te lo pasas bien», remarca el responsable. Eso sí, Llorenç relata que algunas personas «se acuerdan de ti» en otras ediciones o acaban apuntando el nombre de la bodega para visitarlo en otra ocasión. «El público es muy agradable, se interesan por tu historia y tu producto, no vienen a hacer botellón», destaca Llorenç.

Y es que el buen comportamiento del público es una de las cuestiones más compartidas por la mayoría de los productores. El buen ambiente también se destaca por parte de visitantes como Laura, que visitaba este año por primera vez esta feria. «El ambiente de mañana es muy familiar y muy tranquilo», afirmaba.

También lo confirmaba Ferran, originario de Esterri d'Àneu, que ya hace tres años que es junta con los amigos para visitar la feria. El leridano incidía que la jornada del domingo fue «mucho más calmada», pero que el sábado encontró «demasiada gente».

A pesar de hacer 30 años, la edición del 2025 ha significado para mucha gente su primer contacto con la comarca. Más relevante es todavía el caso de Jonas, originario de Bélgica, y la Paola que visitaban ayer por primera vez una feria de vino. «En mi país lo hacen con cervezas, pero eso es mejor», confirmaba el belga, «y con ocho tickets, nos parece muchísimo», exclamaba la pareja.

Aunque el vino es el elemento central de la feria, otros aspectos, como la gastronomía y la música, han cogido más peso en los últimos años. Bien conocen eso desde el restaurante tarraconense El Laúd, que hace ya ocho años que casan con sus arroces la propuesta enológica.

Astrid, una de las responsables del local, afianza que «siempre es una feria muy bonita y animada», aunque encuentra que este año se ha vivido «especialmente un buen ambiente». La restauradora defiende que «nuestro producto gana peso con los vinos del territorio», de hecho, en el restaurante sólo sirven botellas de las denominaciones de origen tarraconenses.

Otros restauradores, como Jaume Giralt, socio del Bricks de Falset, se han animado este año por primera vez a presentar en la feria su producto gastronómico, aunque habían estado antes con la bodega. Giralt considera que «la parte gastronómica es indispensable para entender el negocio vitivinícola».

Otro de los grandes protagonistas de la feria fue, como ya es tradición, la DOP del Aceite de Siurana, que dispuso de un espacio propio nuevamente. Elena Ferrer, de la Cooperativa Cabaces, apunta que «la gente se interesa mucho», por su producto. Eso sí, Ferrer considera que «las ventas no son tan positivas como una feria del aceite», no obstante, afirma que sirve para «darnos a conocer».

Sin duda, esta 30.ª edición de la feria no ha dejado a nadie descontento. De cara al futuro, Carlos Brull espera «seguir mejorando pequeñas cosas» acompañando a unos productores que tienen grandes perspectivas de cosecha.

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