Diari Més

Entrevista

Leandre Romeu: «A diferencia de la Costa Brava, aquí no nos viene gente de fuera a hacer los festivales»

Romeu es el programador y coordinador de La Nit 5.1, el festival de Barberà de la Conca que este año será los 18 y 19 de julio

Leandre Romeu este martes en Tarragona.

Leandre Romeu este martes en Tarragona.Tjerk van der Meulen

Cristina Serret
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Este año La Nit 5.1 hace diez años. Explícame esta década.

«Hace diez años seguidos que organizamos La Nit combinando disciplinas. La música ha estado siempre, y mientras que los primeros años había danza, en los últimos hemos apostado por los monólogos en catalán. Hemos hecho un recorrido desde una cosa que empezó pequeña, de un solo día, a lo que es ahora, dos días con tres o cuatro artistas por jornada. Y, siempre, ligado al vino, con elaboradores de la comarca, y a la gastronomía. La imagen gráfica del cartel también ha ido cambiando: en diez años, nos lo han hecho diez artistas diferentes. Empezamos como un acto pequeño, gratuito, y no nos imaginamos nunca que acabaríamos haciendo este recorrido. Estamos muy contentos y con ganas de continuar».

Cada vez hay más festivales de verano en entornos rurales. ¿Qué os diferencia a vosotros?

«En la comarca fuimos de los primeros, sólo con el Festival Maig por delante, que tiene un año más que nosotros. Pero una característica que me gusta destacar es que, igual que muchos otros festivales que se hacen en la demarcación, somos acontecimientos que los organizamos asociaciones y entidades, no gente de fuera que viene aquí a montarnos el festival. Pienso también en el mismo festival Maig de Santa Coloma de Queralt, La Terrasseta de Tarragona, el Accents y el RCC de Reus, l'Àuria de Montblanc... A diferencia de lo que pasa en zonas como la Costa Brava, aquí se hacen cosas muy interesantes y que aportan mucho culturalmente, pero de la mano de personas y asociaciones locales. Después, otro punto importante es que siempre hemos estado asociados al vino, con elaboradores de la comarca y la demarcación. Ahora hace dos años que tenemos un acuerdo con la DO Conca de Barberà y todo el vino que tenemos es de esta zona de producción».

¿Cómo pensáis la programación?

«En diez años no hemos repetido nunca ningún grupo, y eso también nos define y nos gusta mucho. También apostamos por el eclecticismo. Este año, por ejemplo, combinamos Beth con Svetlana y Remei de Ca la Fresca, o Mishima con Alosa. Buscamos públicos muy amplios. A la hora de programar, nosotros mismos nos hacemos una especie de autoimposiciones, como combinar grupos emergentes con formaciones consolidadas que no hayan venido nunca, en catalán, y con presencia femenina».

El espacio también es diferencial.

«Sí, hemos estado nueve años haciendo La Nit 5.1 en el castillo de Barberà de la Conca, que es un entorno privilegiadísimo. Este año, a causa de las obras que se están haciendo, lo hemos trasladado al Viver de Celleristes. Pasamos de un edificio histórico a otro. Este fue el primer sindicato agrícola del Estado español y pensamos que será muy chulo, también».

Estamos en un momento de crisis de la ruralidad por las dificultades que está sufriendo el sector agrícola. ¿Crees que la cultura está jugando un nuevo papel en el desarrollo económico y social de comarcas como la Conca de Barberà?

«Hay que encontrar nuevos caminos. La cultura tiene que jugar un papel importante y trascendente, la cuestión es hasta qué punto todo eso son actividades puntuales, porque cuesta mucho que puedan acabar siendo fijas. En la Conca hay muchas iniciativas y un buen tejido económico y cultural, con propuestas que van saliendo y que son interesantes, como Orgull rural, el mismo festival Maig, la Feesta del Trepat... Haría falta seguir por aquí e ir trabajando en red. Por nuestra parte, estamos apostando».

Para acabar, te pediré un ejercicio de memoria. Explícame momentos especiales que habéis vivido en estos diez años.

«El año que celebramos los cinco años fue emocionante, porque cuando comenzamos no sabíamos hasta dónde llegaríamos. Después, los años de pandemia fueron muy complicados, porque decidimos sacarlo adelante igualmente. El 2021 fue especialmente complejo, porque apostamos por primera vez por el formato de dos días, pero tuvimos que separar la parte de la comida de la música. Aquel año, sin embargo, trajimos a Ginestà, que les contratamos justo antes de que hicieran el estallido, y fue muy chulo. También recuerdo el sábado que ha venido más gente de estos diez años desde que hacemos pagar entrada: fue el año pasado, con un cartel 100% femenino: Maria del Mar Bonet, Les testarudes y La Maria».

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