Montblanc
El día siguiente del divorcio

Marc Vinya, a la izquierda, cogerá la alcaldía este junio.
Deshacer una larga relación deja heridas y paso factura. No cicatrizan de un día por el otro. Los reproches cruzados, ataques personales y recibos pendientes de pagar han sido el pan de cada día en el Ayuntamiento de Montblanc desde que en el 2021 se rompió la fórmula del Agrupamiento Catalanista.
El divorcio ya estaba consumado antes de las últimas elecciones municipales, pero las tensiones estallaron con el cambio de vuelves, cuando Josep Andreu tuvo que ceder la alcaldía a su excompañero, ahora rival político, Oriol Pallissó. El de Esquerra se estrenaba al frente del consistorio gracias a un pacto en 3 (ERC, Junts per Montblanc – que no Junts per Catalunya – y la FIC).
El juego de equilibrios no ha sido el problema. Les turbulencias los últimos años en la capital de la Conca de Barberà han venido por la relación entre el alcalde, Pallissó, y el líder de la oposición, Andreu. Crispación es el concepto que resume la primera mitad del actual mandato.
Los plenos municipales han sido un déjà vu constante de disputa política entre los dos viejos amigos que han chocado una vez y otra. ¿Los motivos? Diversos, pero siempre el mismo final: los dos tirándose los trastos a la cabeza. Todo se ensuciaba, especialmente a los inicios, y ni uno ni el otro sabían (o querían) salir del barro.
Y todo se tensa todavía más cuando la cartera está vacía y llegan facturas para pagar. Aquí, más de lo mismo; el actual gobierno acusa el anterior de haber gastado más de lo que se tiene durante los dos años que gobernaban solos, mientras que Montblanc Progressa (los de Andreu) reprochan al actual tripartito haber empeorado todavía más la situación económica.
Más allá de perseguir a los culpables, la cuestión es que la pila de recibos pendientes de pagar se ha ido haciendo mayor mientras se esperaba inyectar liquidez con la venta de una finca del polígono logístico de CIMALSA que no ha llegado. Tampoco lo han hecho los ingresos por la implantación de Bon Preu en esta área, que tarde o temprano llegará.
Los terrenos, eso sí, ya hace meses que se están acondicionando. La foto de inicio de obras se disparó con Pallissó ya en la alcaldía, como también la del túnel del Coll de Lilla. También era el exalcalde Andreu, ahora como actor secundario, aunque había sido su caballo de batalla. Y es que a pesar de los piques personales a los plenos, Montblanc también ha podido celebrar avances.
A los ya mencionados, se puede añadir también la indemnización por las grietas a los vecinos de Lilla – que también ha dado guerra, si bien el enemigo era otro – o la rehabilitación de Sant Francesc que se tendrá que producir a contrarreloj. En estos 24 meses también se han recuperado unos niños ‘secuestrados’, otra historia dantesca para añadir al combate de la política montblanquina de los últimos años.
El relato cambiará de protagonistas el próximo 28 de junio, cuando Marc Vinya, de Junts per Montblanc, tomará el relevo a la alcaldía hasta las elecciones del 2027. Como su antecesor, tampoco puede presumir de tener una buena relación con el principal partido de la oposición. El cajón, ahora sí, lo tendrá lleno gracias a un crédito de 1,6 millones de euros para pagar facturas pendientes.
De retos, en cualquier caso, no le faltarán: poner al día las finanzas, el acceso a la vivienda, que ya ha apuntado una de las soluciones a través de 46 viviendas de Protección Oficial; encajar la creación del Parque Natural de las Montañas de Prades con los intereses locales, reforzar el comercio, quién sabe si recuperar la promesa compartida de un centro cultural (alguien lo recuerda?) y encarar las opciones para proyectar un nuevo polígono a medio camino de l'Espluga de Francolí.
Con la corporación espluguina hay buena sintonía y, aquí sí, ha empezado una nueva relación. ¡Quien lo tenía que decir!