Universidad
Un robot para estudiar la comunicación de las personas con demencia
La residencia Conca de Barberà de Montblanc inicia una prueba piloto y espera mejorar la comunicación de los residentes

Una usuaria de la residencia Conca de Barberà acaricia el robot Nuka en forma de cachorro de foca.
La Universidad Rovira i Virgili (URV) está estudiando el impacto que tiene el uso de un robot de compañía en la comunicación y el bienestar emocional de personas mayores con demencia. El equipo encabezado por la investigadora de la URV, Blanca Deusdad, ha iniciado una prueba piloto con los usuarios de la residencia Conca de Barberà de Montblanc que se hará extensible a un total de ocho centros geriátricos del estado español.
Utilizan el robot de asistencia personal Nuka, creado en los años 90 en Japón, y que tiene apariencia de cachorro de foca para interactuar con los abuelos. Deusdad ha explicado que su uso como «herramienta social y de interrelación» está «poco estudiado». Desde la residencia quieren mejorar la comunicación de los residentes con los trabajadores y los familiares.
La foca Nuka abre y cierra los ojos, se mueve e incluso emite sonidos. Tiene diferentes sensores, pero no es «previsible», según explica la investigadora y coordinadora del proyecto. Se trata de un robot terapéutico que con él se quieren estudiar los pequeños cambios que experimentan las personas con diferentes grados de demencia al interactuar.
En Montblanc se harán pruebas durante un mes. Este miércoles por la mañana, los residentes han tenido un primer contacto para conocer el robot y a partir de ahora, las sesiones de trabajo se dividirán según el grado de demencia de los usuarios. «Se trata de una herramienta poco estudiada en su vertiente social de comunicación, de interacción», ha dicho Deusdad. «A partir de ahora tenemos que ver cómo se desarrolla en la normalidad del día a día», ha añadido.
Durante las próximas semanas, los cuidadores irán anotando el impacto y los cambios que genera la presencia del robot con la gente mayor. La directora de la residencia, Carme Castelló, ha señalado que «cada vez tenemos los residentes más grandes y con más dependencia, y uno de los problemas es la comunicación». Por eso espera que «facilite la comunicación entre los familiares, los trabajadores y entre ellos». De momento, el primer contacto es positivo. «Lo han recibido muy bien», ha comentado Castelló.
El proyecto está financiado con el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y cuenta con el apoyo del departamento de Drets Socials i Inclusió. Por eso, la primera prueba piloto se está haciendo en un centro público. Cuenta con un presupuesto de 90.000 euros, que ha incluido la compra de varios robots, cada uno de los cuales vale, aproximadamente, 6.000 euros.