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Sociedad

El pueblo de Tarragona que ha sufrido innumerables saqueos e intrusiones a lo largo de su historia

En el lugar, a día de hoy, solo quedan los escombros de las viejas casas que formaban el núcleo poblacional

Imagen del castillo de Selma.

Imagen del castillo de Selma.Google

Daniel Cabezas Ramírez

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En el municipio de Aiguamúrcia, en la comarca del Alt Camp, se encuentra el pequeño núcleo deshabitado de Selma, ubicado a 743 metros de altitud en una zona montañosa que hace de frontera natural entre el Camp de Tarragona y el Alt Penedès. Este pueblo, que en su momento fue un lugar de gran actividad y vitalidad, solo conserva ruinas que cuentan la historia de un pasado lleno de luchas y cambios.

Con constancia histórica desde el año 977, cuando se mencionó la iglesia de Santa Maria de Celma, Selma vivió bajo la administración de la Orden del Temple desde 1140 hasta 1377. Durante esta época templaria, el pueblo sufrió numerosos saqueos e intrusiones, que marcaron profundamente su historia y contribuyeron a su progresivo despoblamiento.

En su máximo esplendor, a mediados del siglo XIV, Selma alcanzó una población de 250 habitantes, lo que le convirtió en un próspero núcleo de la zona. El pueblo, que contaba con unas 50 casas, también tenía una gran extensión territorial con numerosas masías diseminadas por la zona. En ese tiempo, Selma era conocido por sus dos iglesias, Santa Maria de la Roca y Sant Cristóbal, que formaban parte de la vida cotidiana de sus habitantes.

Sin embargo, a mediados del siglo XX, la marcha de los últimos habitantes hacia El Pla de Manlleu, buscando mejores condiciones de vida y una mayor accesibilidad, significó el principio del fin para Selma. Hoy, en el lugar donde una vez floreció una comunidad, solo quedan los escombros de las viejas casas que formaban el núcleo poblacional. Entre los restos, destacan el campanario y las ruinas de la iglesia de San Cristóbal, que aún se alzan como testigos mudos de un pasado lejano.

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