Diari Més

Seguridad cotidiana

Los campus, a examen para adaptarlos al presente

La Rovira i Virgili presenta el proyecto ‘URV Espai Segur’ para revisar y mejorar los entornos universitarios

Participantes recogiendo observaciones sobre seguridad y usos de los espacios en el campus Catalunya, en Tarragona.

Participantes recogiendo observaciones sobre seguridad y usos de los espacios en el campus Catalunya, en Tarragona.Universitat Rovira i Virgili

Joan Lizano Rué

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Hay espacios que, cuando anochece, cambian por completo. En los campus universitarios esto puede significar atravesar pasillos subterráneos, jardines con poca luz o rutas de acceso que no se han pensado para todas las miradas. Por eso la Rovira i Virgili ha impulsado el proyecto URV Espai Segur, un trabajo conjunto entre la Unidad de Igualdad y el equipo de Arquitectura de Sergio Coll Pla y Cèlia Mallafré Balsells que revisa los campus desde una mirada feminista y crítica. Su presentación en el campus Vila-seca, ayer lunes, sirvió para poner sobre la mesa una idea clara: es necesario repensar los espacios para que todas las personas puedan moverse con libertad y tranquilidad.

El proyecto no parte de una situación de emergencia ni de un incremento de incidentes, sino de una idea clara: los campus universitarios fueron diseñados en otro momento y, a menudo, con una mirada androcéntrica, lejos de las necesidades reales de las mujeres y de otros colectivos que no encajan en el «estándar» masculino. Tal como defiende la directora de la Unidad de Igualdad, Cilia Willem, el objetivo no es «proteger» a nadie, sino cambiar la perspectiva con la que se proyectan los espacios para que todo el mundo tenga derecho a moverse sin miedo, incluso cuando es de noche. «El peligro no es la oscuridad, sino las personas que creen que pueden acosar», recuerda.

Para detectar vulnerabilidades, se han realizado marchas exploratorias feministas en los campus de Catalunya y Vila-seca, y previamente en Bellissens. Estas marchas, conducidas por entidades especializadas como Col·lectiu Punt 6 y Equal Saree, combinan un taller previo de perspectiva de género con un recorrido por los espacios para recoger experiencias directas. Han participado estudiantes, Personal Docente e Investigador y Personal Técnico, de Gestión y de Administración y Servicios de la Rovira i Virgili, en grupos de unas quince personas. Según Willem, la respuesta ha sido «muy buena», especialmente entre las mujeres y chicas, que son quienes más han expresado sensación de inseguridad en puntos concretos.

Las conclusiones confirman que cada campus tiene retos diferentes. Coll Pla explica que Vila-seca sufre sobre todo por las conexiones: un acceso viario oscuro, jardines con poca iluminación y equipamientos vecinos que quedan apagados por la noche. En Catalunya, la situación se invierte: mucha gente durante el día pero zonas problemáticas en espacios subterráneos y un gran aparcamiento con poca luz y recorridos poco pensados para quienes llegan a pie. «No hay problemas graves, pero sí aspectos que debemos revisar después de quince años de cambios sociales y de uso», afirma.

Las propuestas de mejora apuntan a cambios realistas: una revisión de la iluminación, garantizar caminos bien definidos y visibles, y reorganizar vegetación que hoy actúa como barrera visual. En ningún caso se trata de «desmontar» nada, sino de adaptar lo existente con criterios actuales. También se ha identificado la necesidad de mejorar los entornos de los campus, especialmente aquellos que dependen de los ayuntamientos, como accesos a aparcamientos o tramos de calle que no son competencia directa de la universidad. Por eso, la Unidad de Igualdad actúa como puente entre la Rovira i Virgili y los municipios para coordinar actuaciones.

Una transformación que va más allá de la seguridad

Willem insiste en que el mensaje es evitar reducir el proyecto a una cuestión estrictamente de seguridad. La finalidad es cambiar la manera en que se imagina y se construye el espacio público universitario, para que sea acogedor y seguro por defecto, sin necesitar acciones de compensación. De hecho, esta mirada se extenderá ahora al campus de Sescelades, que por su extensión requerirá más de una marcha exploratoria y un trabajo más largo durante el curso 2025-2026.

El proyecto URV Espai Segur avanza con una idea clara: los campus no son solo edificios donde se aprende, sino espacios de vida compartida. Hacerlos más justos y más fáciles de transitar es una manera directa de cuidar a la comunidad que los hace posibles y de reforzar la convivencia diaria.

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