Agricultura
Una temporada sin avellana, ni del Camp de Tarragona ni turca
La campaña cierra con 3.200 toneladas recolectadas en España, una de las más bajas de la historia reciente

La oferta global de avellana caerá esta campaña por la baja cosecha registrada también en Turquía, el principal productor mundial, que este año no pasará de las 450.000 toneladas en cáscara. Así lo ha anunciado la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC) después de asistir a la reunión anual entre la UE y Turquía para conocer las previsiones definitivas de la cosecha así como la intervención del gobierno turco comprando producción -acción que ayuda a estabilizar el mercado a nivel mundial. Les fuertes heladas de abril en la región del Mar Negro y el impacto de la sequía son las causas de este descenso. En España, la campaña llegará a las 3.200 toneladas, superior a las 3.000 del año pasado pero entre las peores de la historia reciente.
Precisamente, la FCAC ha trasladado a la reunión de este lunes que se trata de cifras muy lejos de las 8.000 toneladas en cáscara de una campaña media. Según han recordado, la producción de avellana del Estado se concentra principalmente en el Campo de Tarragona, donde buena parte de las plantaciones han sufrido mucho durante los años de sequía.
Aunque este 2025 ha sido más lluvioso y se ha podido regar, aseguran, los árboles todavía acarrean el estrés acumulado. Al mismo tiempo, el cambio climático también incide en las horas frío que necesita el cultivo para dar buenas floraciones. Con todo, los productores apuntan que a pesar del escaso volumen, la calidad y el calibre del fruto serán buenos y con más rendimiento grano golpea. A las plantaciones jóvenes y de la variedad negrita los rendimientos han estado buenos.
En este contexto, la FCAC ha reclamado que no se recorten fondos en la próxima PAC post 2027 ni se pierda el carácter comunitario de las ayudas, además de profundizar en más medidas para el avellano y la fruta seca como cultivos clave en el mantenimiento de las zonas rurales y la prevención de incendios. Un posible abandono del cultivo, han advertido, comportaría riesgos medioambientales relevantes, ya que el avellano actúa como garante del equilibrio territorial en zonas donde hay pocas alternativas viables.