Agricultura
Agricultura reanuda tratamientos aéreos contra la procesionaria en el Tarragonés y la Terra Alta
Este año está previsto que se hagan tratamientos en 17.500 hectáreas de 53 municipios de 17 comarcas catalanas

Una avioneta fumigante un tratamiento contra la procesionaria del pino
El Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación está realizando la campaña anual de tratamientos aéreos para el control biológico de la procesionaria del pino. Este año está previsto que se hagan tratamientos a 17.500 hectáreas (la mitad en avión y la otra mitad en helicóptero) de 53 municipios de 17 comarcas.
El Ripollès y el Alt Empordà son las dos comarcas con más superficie fumigada, aunque también hay superficies importantes de tratamientos en el Penedés y en el Tarragonés. Aunque la extensión representa una pequeña parte de la superficie de pinares de Cataluña (en torno al 2%), los tratamientos que se aplican son esenciales para reducir los impactos sociales y económicos asociados a esta plaga forestal.
La dinámica de las poblaciones de esta plaga está muy relacionada con las condiciones meteorológicas, y los tratamientos de años anteriores permiten que se modifiquen anualmente las zonas de tratamiento prioritario, según ha precisado el Departamento de Agricultura.
De hecho, no está previsto hacer ninguna actuación en la Cerdanya o en el Solsonès y, después de unos cuantos años, se han vuelto a realizar tratamientos aéreos en la Vall d'Aran y en la Terra Alta.
Tratamientos en otoño con un producto biológico y no tóxico
La procesionaria del pino es un insecto autóctono que puede causar importantes molestias a animales y personas, especialmente durante los meses de invierno y de comienzos de primavera, cuando las orugas descienden de los pinos. Les orugas pueden provocar urticarias y reacciones alérgicas. La plaga también afecta a la actividad ganadera y la turística, y de rebote puede debilitar los pinares más castigados.

Bolsa con orugas de procesionaria en un pino del Garraf
Los tratamientos aéreos se realizan en otoño, cuando las orugas se encuentran en los primeros estadios de desarrollo, porque el producto es más efectivo. El objetivo no es eliminar la plaga, sino reducir la presencia a niveles que no generen problemas para la población ni para la actividad económica de las zonas afectadas.
El producto utilizado es biológico, específico para larvas de lepidópteros, compatible con la agricultura ecológica y no está clasificado como tóxico ni como peligroso para el medio ambiente ni para los organismos acuáticos a una dosis mínima (3 litros/hectárea).
Los tratamientos aéreos de control biológico se llevan a cabo en Cataluña desde los años 80, y constituyen una herramienta consolidada y selectiva de gestión forestal. Con el paso de los años, se han ido mejorando tanto las técnicas de detección de las zonas afectadas como los criterios de selección de los sectores que hay que tratar, priorizando siempre las áreas más vulnerables o con más interés social.