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El Corredor Mediterráneo choca con limitaciones en Vila-seca y Sant Vicenç

Empresarios reclaman cumplir los plazos y evitar cuellos de botella en el territorio

Imagen de archivo de las obras que se llevaron a cabo en la estación de Sant Vicenç de Calders.

Imagen de archivo de las obras que se llevaron a cabo en la estación de Sant Vicenç de Calders.Adif

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El mundo empresarial catalán y valenciano vuelve a reclamar celeridad en las obras del Corredor Mediterráneo y advertir de las consecuencias de los retrasos acumulados. Representantes de Fomento del Trabajo y del Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) defendieron este martes en una jornada en Barcelona la necesidad de mantener el pulso con las administraciones para garantizar que el calendario previsto llegue a buen puerto. El presidente de Fomento, Josep Sánchez Llibre, aseguró que en 2030 la infraestructura podría estar operativa en un 90%, siempre que se cumplan los plazos. «Sin la presión de los empresarios y de la sociedad civil, eso no avanzaba», remarcó la vicepresidenta de la AVE, Agnès Noguera.

Los empresarios recuerdan que el Corredor es esencial para aumentar la competitividad de las compañías del litoral mediterráneo y que sólo si se mantiene el ritmo de ejecución se podrán planificar inversiones a largo plazo. Pero sobre la mesa hay todavía carencias estructurales que condicionan la futura operatividad del trazado. El experto en logística Xavier Lluch advirtió que, a pesar de que la puesta en marcha de la terminal intermodal de La Llagosta o la instalación del tercer hilo entre Martorell y Tarragona ayudarán a avanzar, hay puntos críticos que seguirán lastrando el proyecto.

Entre ellos destacan Sant Vicenç de Calders y Vila-seca, donde la configuración actual obliga los trenes a circular por vía única durante muchos kilómetros. Esta limitación reduce de manera notable la capacidad del Corredor y genera cuello de botella en un tramo clave de la red. Los operadores alertan de que, mientras no se resuelva este tapón ferroviario, el rendimiento global del Corredor Mediterráneo en Cataluña quedará comprometido.

Lluch señaló que el principal cuello de botella será el tramo de 150 kilómetros entre Mollet del Vallès y la frontera francesa, donde sólo hay tres puntos de adelantamiento para todo el tráfico de alta velocidad y mercancías ferroviarias. «Es un peligro de saturación a corto plazo», concluyó.

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