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Prestigiar el oficio de carpintero para revertir la falta de relevo generacional en el Camp de Tarragona

El Gremio de Carpinteros del Baix Camp crea un decálogo para atraer jóvenes en el sector y garantizar el futuro de la profesión

El carpintero Josep Montragull y el estudiante en prácticas Robert Gasso en la carpintería de La Nou de Gaià.

El carpintero Josep Montragull y el estudiante en prácticas Robert Gasso en la carpintería de La Nou de Gaià.ACN

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El oficio de carpintero sufre la falta de relevo generacional desde hace años. El poco interés hacia los oficios tradicionales es uno de los principales factores que han provocado una crisis en el sector, así como que no se haya fomentado la formación en este ámbito.

El Gremio de Carpinteros del Baix Camp, único referente activo en la demarcación de Tarragona, ha pasado de tener 120 agremiados en el 2006 a una treintena este 2025. Sin embargo, desde la entidad aseguran se muestran optimistas para revertir esta bajada y señalan que han elaborado un catálogo con varias acciones para atraer a los jóvenes.

«Es un oficio muy bonito y muy creativo, constantemente estás aprendiendo», asevera Josep Montragull, un carpintero que regenta el negocio familiar en La Nou de Gaià. Josep es hijo de carpintero. Lleva en la sangre el oficio que ha vivido desde pequeño. Su padre puso en marcha el negocio familiar a principios de los años setenta y después lo relevó. «Mi infancia era estar con mi padre, viendo las cosas que hacía, cuando salía del colegio siempre pasaba por el taller», recuerda. También explica que le hacía juguetes de madera, como las que se encuentran actualmente en el mercado. Siempre estaba con mi padre y hacíamos mucha piña entre los dos; poco a poco, se me fue despertando el interés por el oficio», añade.

Él se formó en la antigua Laboral y lamenta que en su época no se fomentaran estos tipos de estudios. «Venían a hacer charlas para ser médicos, arquitectos, pero no venía nadie a hacerlas para ser carpintero porque era un oficio minoritario», sostiene. Se dedica a hacer reformas de viviendas y obra nueva, haciendo desde puertas, ventanas, armarios o cocinas. Asegura que con este trabajo no te haces rico, pero que te puedes ganar la vida.

En su caso, es posible que no haya relevo generacional, ya que, por ahora, sus sobrinos no se han planteado continuar el negocio familiar. Con todo, hace un llamamiento a la juventud: «Es un poco complicado captarlos, pero es un oficio muy bonito y muy creativo, constantemente estás aprendiendo cosas nuevas, tienes que aplicar lo que has aprendido en el pasado, la veteranía que tienes y aplicarla en los futuros proyectos porque nunca ninguno es igual», señala.

A su taller, hace prácticas Robert Gasso, un estudiante de Grado Superior de Diseño y Amueblamiento del Instituto Pere Martell. Previamente, estudió la carrera de Comunicación Audiovisual y un máster en Fotografía Social, pero el desencanto con esta profesión por la «deriva del sector» desencadenó que hiciera el cambio de estudios, ya que también le gustaba el mundo de la carpintería.

«Aunque a mí la vertiente que más me gusta es la de la artesanía, que quizás estaría más encarada al ciclo de grado medio, decidí estudiar el grado superior porque como venía del mundo universitario tenía la posibilidad de alcanzar un nivel superior de estudios», detalla. En el futuro, proyecta abrir un taller propio porque no quiere volver a trabajar en empresas pequeñas o medias. «Veo la artesanía como una cosa potencial, quizás desde un poco la visión romántica, me gustaría recuperar la madera maciza y huir un poco de la industrialización», comenta.

Disminución de carpinteros

El Gremio de Carpinteros del Baix Camp se ha reactivado este mes de marzo con una junta renovada que tiene el objetivo de resolver el problema de relevo generacional. Según la entidad, la falta de interés en los oficios tradicionales y la crisis del 2007 fueron los primeros detonantes de la crisis en este sector. Eso provocó una caída del número de agremiados, pasando de los 120 el año 2006, a sólo 15 a principios de año. Con la reactivación del gremio, ya es una treintena.

«La culpa es un poco de todos, dijimos a nuestros hijos que estudiaran una carrera universitaria, y ahora hay una falta profesional que no se está cubriendo», indica el presidente del Gremio de Carpinteros, Enric Espinal. De hecho, explica que este «nicho» se cubre con personas extranjeras. «No es ningún problema porque al final la necesidad se tiene que cubrir, ¿no?, pero es una lástima que la gente que sube de nuestro país no se esté dando cuenta de que se está creando una oportunidad muy grande, defensa.

Con respecto a la media de edad, el presidente del Gremio indica que está entre los 45 y los 57 años aproximadamente y que el grueso se encuentra entre los 57 y los 60 y pocos. Para revertir esta problemática, Espinal explica que han preparado un decálogo con varias acciones para garantizar la supervivencia de la profesión. Entre ellas, está la visita a los centros formativos para explicar y prestigiar el oficio.

«Económicamente, es un trabajo muy digno; estoy seguro que cuando vean en primera persona casos prácticos como el de Josep, que es la segunda generación, que es feliz y se está ganando bien la vida como carpintero, creo que despertaremos un interés», asevera el presidente. Espinal también se muestra optimista a la hora de revertir la falta de personal cualificado en el sector, así como de conseguir nuevos asociados.

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