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La calidad del aire mejora en Tarragona, pero el 1,3-butadieno sube en varios municipios

El Observatorio de la Calidad del Aire atribuye la subida a «incidentes puntuales» y la industria recuerda que estas inmisiones no están reguladas

El catedrático de la URV, Francesc Borrull, durante la presentación del estudio de la calidad del aire, en Casa Miret de Tarragona.

El catedrático de la URV, Francesc Borrull, durante la presentación del estudio de la calidad del aire, en Casa Miret de Tarragona.ACN

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Los datos del Observatorio de la Calidad del Aire en Tarragona revelan que durante este 2024 se ha disparado la presencia del 1,3-Butadieno -una sustancia reconocida como cancerígena- en torno al Morell y Constantí, muy cerca del polígono petroquímico norte. El nivel medio detectado por las mediciones pasivas en el Morell ha llegado a los 2,7 microgramos por metro cúbico, casi el doble respecto los 1,43 del 2023 por «incidencias puntuales», según los responsables del estudio.

La industria recuerda que la presencia del compuesto en el aire no está regulada respecto a las inmisiones -las concentraciones en puntos concretos del territorio-, a pesar de superar el valor máximo de referencia de 2 microgramos por metro cúbico anuales adoptado por la misma industria.

También Constantí, una de las poblaciones en el polígono petroquímico norte, ha visto cómo se ha incrementado la presencia de 1,3-Butadieno en el aire a lo largo del 2024 pasado. La media detectada por los medidores pasivos ha subido hasta los 1,96 microgramos por metro cúbico. Un valor que roza el umbral mencionado de 2, que se basa en la recomendación máxima por parte de la administración ambiental de Ontario, en Canadá.

Pero las mediciones de los cromatógrafos en línea -con 11.688 datos recogidos en intervalos de 30 minutos- entre enero y agosto sitúan la media de estos ocho meses en valores bastante por encima: 2,73 microgramos por metro cúbico. En el caso del Morell, este sistema registró, sobre la base de 13.056 datos analizados, un valor promedio anual de 1,81 microgramos por metro cúbico.

La evaluación de la calidad del aire que efectúa el Observatorio utiliza simultáneamente métodos de muestreo pasivo y en línea -con los dos equipos en el Morell y Constantí para el 1,3-Butadié- para identificar la presencia de compuestos orgánicos volátiles (COV) en varios puntos del territorio próximos a la petroquímica.

Este tipo de medición permite también conseguir datos sobre los picos máximos puntuales de emisiones, una de las demandas que hace años planteaban entidades ambientalistas y vecinales. Por segundo año, el estudio relativo a 2024 incorpora esta información. Con un intervalo de detección a partir de 0,1 microgramos por metro cúbico y un máximo de 200, los autores del informe sitúan las «puntas» a partir de los 20.

«Incidencias en plantas»

El director científico del informe y catedrático de Química Analítica de la URV, Francesc Borrull, ha atribuido estos valores punta a «incidencias en plantas» en Constantí y el Morell. Según ha precisado, la influencia del régimen de vientos y su dirección en esta zona explicaría que las puntas registradas no coincidan en estos dos casos. Si durante el muestreo han soplado vientos de norte, la incidencia ha sido para Constantí. Si han tenido otro origen puede ser hacia la parte del Morell», ha resumido.

Las empresas químicas aseguran que disponer de esta información a tiempo real les permite determinar las prácticas que pueden generar estos niveles e introducir mejoras que eviten la subida de estos valores. De momento, sin embargo, según los autores del estudio, el comportamiento de estas puntas ha sido similar al de 2023. Sobre los más de 13.000 datos del Morell, se ha repetido la cifra de un 7% de puntas por encima de los 2 microgramos por metro cúbico. Dentro de este grueso, al menos media docena de puntas llegaron a los 200 microgramos por metro cúbico entre los meses de septiembre y octubre.

Impulsado por Repsol, con los apoyo de la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT), la coordinación del Instituto Cerdà y la dirección científica de la Universidad Rovira i Virgili (URV), el estudio llega este año a su séptima edición y ha analizado la presencia de un total de 75 compuestos orgánicos volátiles en 22 puntos de quince poblaciones del entorno de los polígonos petroquímicos norte y sur. Para establecer puntos de comparación, se incluyen medidas de municipios alejados y sin actividad, como Prades, o una referencia de Barcelona ciudad.

El benceno se modera

El informe del Observatorio también analiza las inmisiones de benceno, las únicas reguladas -no pueden superar los 5 microgramos por metro cúbico de media anual- y que la Generalitat mide en continuo. Aunque los valores son menos elevados que los registrados durante el año 2023 y no lleguen a superar el límite legal, Borrull ha explicado que las medias más elevadas, como en Constantí -que ha registrado la media máxima con 1,25 microgramos por metro cúbico-, se deben a la «proximidad» a las plantas existentes. En el polígono sur también aparecen puntas en enero, junio o noviembre en puntos como la Pineda -con una media anual de 1,04- o la Universidad Laboral -1,23.

En general, la industria asegura que el informe constata un descenso de los valores registrados en las inmisiones durante el año 2024 a excepción de las «incidencias puntuales» que, según Borrull, han representado las puntas de 1,3-Butadieno. El estudio también expone mediciones de otras sustancias como el etilbenceno, con una toxicidad similar a la del benceno, su presencia se concentra en el polígono norte y, en concreto en Constantí. También del acetato de metilo, que no tiene una toxicidad tanto elevada, pero que resulta clave para contribuir cuantitativamente en la media de compuestos orgánicos presentes.

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