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Economía

A los viticultores de Tarragona y el Ebro, alerta por la amenaza de aranceles del 200% en los vinos europeos

Las bodegas temen una caída total de las exportaciones en los Estados Unidos y reclaman en la UE más liderazgo para defender el sector ante las tensiones geopolíticas

Uno de los vinos de la DOQ Priorat.

Uno de los vinos de la DOQ Priorat.ACN

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Los viticultores del Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre han recibido con «preocupación» la amenaza del gobierno norteamericano de imponer aranceles del 200% en los vinos europeos. Alertan de que con el 50% de tasa impositiva que va aplica Trump en el anterior mandato, las ventas de vino en los Estados Unidos cayeron más de un tercio y que gravar las exportaciones un 200% hará muy complicado conseguir vender ninguna botella de vino. Reclaman en la Unión Europea más liderazgo y unidad para defender el sector y que no se lo haga servir de chivo expiatorio en riñas geopolíticas. Las bodegas exportadoras de la DO Terra Alta, DO Montsant o DOQ Priorat trabajan para diversificar las exportaciones, abriendo nuevos canales de comercialización en países de Europa, o incluso de Asia.

Les denominaciones de origen de Tarragona y el Ebro lamentan que las disputas geopolíticas acaben teniendo un impacto demoledor en sus negocios y que las tasas impositivas en sectores como el vino y los licores sirva para que los gobiernos se hagan «orts» en las negociaciones de otros asuntos. Joan Àngel Lliberia, propietario de la bodega Edetària de Gandesa, en la Terra Alta, ha reclamado que para hacer frente a la amenaza de Trump hacen falta acuerdo y unidad en la defensa de los intereses del sector en Europa, «liderazgo e ideas claras». Lamenta «la desprotección del ciudadano por parte de los mismos organismos europeos», mientras los comisarios se «pelean» por la tipología de impuestos y se debaten «si gravar el vino como los alcoholes», pero «son incapaces de defenderlo como un elemento cultural más de la dieta mediterránea».

Hace cinco años, los aranceles sobre el vino en los Estados Unidos del 50% se pudo contrarrestar con la «fortaleza» del euro-dólar y los pactos con los distribuidores. Sin embargo, así y todo, las ventas cayeron en un 30% y 40%, en un momento en que el sector «venía muy tocado» de la pandemia y fue «fatídico». Teniendo en cuenta que el consumo en los Estados Unidos está frenado, si se aplica un gravamen del 200%, avisan de que «la caída será imparable y total» y «hacer marca será muy complicado». «Puede haber algún nicho de mercado muy particular que podrá subsistir, pero los volúmenes serán ridículos, tanto en los vinos caros como en los más baratos. Nos caeremos todos», prevé Lliberia, de la bodega Edetària.

Desde la DOQ Priorat consideran que sería un «problema» por la denominación de origen si Trump pone aranceles del 200% porque los Estados Unidos es el segundo cliente más importante de las bodegas del Priorat. Aproximadamente, el mercado norteamericano representa el 20% de la producción de la DOQ Priorat. El presidente de la entidad reguladora, Salus Àlvarez, también reconoce que tendrían «dificultades» por seguir vendiendo el volumen de vino que exportan a los Estados Unidos.

Nuevos mercados

Àlvarez también señala que Trump «primero dice y después hay que ver qué acaba pasando», ya que sus declaraciones provocan «incertidumbre, inseguridad y alarma» en los mercados. Desde la DOQ Priorat manifiestan que los últimos años se han reducido las exportaciones al continente americano y están apostando por Europa y el territorio catalán. Desde la DOQ Montsant también apuntan hacia Asia. «Los objetivos de futuro no están en función de ir a conquistar el mercado americano, sino para conquistar el mercado catalán», sentencia Àlvarez. También las bodegas de la Terra Alta, como Edetària, han empezado a prospectar otros mercados, sobre todo en Europa, como Croacia, Eslovenia, Polonia y Bielorrusia, o incluso el Kazajistán.

Joan Àngel Lliberia también hace un llamamiento a los consumidores catalanes para que apuesten por los productos y la gastronomía catalana. «Es el mercado más importante que todavía tenemos que ganar la DO Terra Alta y otras denominaciones pequeñas: la misma gastronomía y los consumidores de aquí», ha apuntado.

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