Diari Més

Libros

Roman Galimany: «Las niñas no habían conocido al padre, y llegaron con un cartel en el cuello y poca cosa más»

El autor vallense publica 'Captives de l'amor i de la guerra. Valls, 1950' (Quorum Llibres), donde documenta la acogida de diez niñas en el pueblo

Roma Galimany Solé, fotografiat la setmana passada a Tarragona.

Roman Galimany: «Las niñas no habían conocido al padre, y llegaron con un cartel en el cuello y poca cosa más»Gerard Martí

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Su libro recoge la experiencia de diez familias de Valls que, en 1950, acogen a diez niñas austríacas enviadas por sus familias para recuperarse de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo le llega esta historia?

«Estaba en la hemeroteca, trabajando en otro libro, cuando me aparece la noticia, de cuatro líneas, de la llegada de estas niñas a Valls. Y recuerdo que, cuando yo tenía siete años, dos hicieron la comunión conmigo, y una vivió cerca de casa».

¿Cómo lo hizo, para estirar el hilo, a partir de aquella noticia?

«No había absolutamente nada, pero pude hablar con el vecino, que recordaba que habían acogido a una de las niñas, y me explicó que todavía se escribían y que habían tenido una relación fluida. A través suyo, pude localizar al resto de familias. He podido hablar con personas que acogieron a las niñas, como la señora Magriñà, que tiene 93 años, pero todavía tiene la cabeza muy clara. Entonces tenía 18 o 19 años, y le hizo mucha ilusión recordarlo. Otra de las familias tenía mucha información porque la madre tenía la costumbre de escribir, y tenía muchas notas con todos los detalles».

¿En qué circunstancias llegan, estas niñas?

«Habían sufrido la guerra sin embargo, sobre todo, la posguerra. La mayoría no habían conocido al padre, porque cuando estalló el conflicto se marchó y ya no había vuelto. Las madres vivían solas con los hijos, pero con mucha miseria, y se hizo un llamamiento a través de las parroquias y el Auxilio social para acoger niños. A España llegaron 4.000. Las que llegaron a Valls, llevaban colgado un cartel con su nombre, y poca cosa más. Algunas llevaban una carta de la madre, donde explicaba el carácter de la niña, o daba las gracias por el acogimiento, pidiendo que entendieran la situación en la que se encontraban y el sacrificio que suponía enviar a la hija fuera. Les familias vallenses rápidamente las equiparon y las matricularon en la escuela. Las trataron mejor que a los mismos hijos, y tenemos que pensar que aquí también estamos en un momento de posguerra, todavía con restricciones y dificultades».

En el libro destaca el papel primordial de Joan Tenas.

«Sí, él no era de Valls, pero había ido a vivir, al casarse con una vallense, Maria Ballester. Hablaba inglés y alemán, y era un personaje muy culto y bondadoso. Fue a Reus a recibir a las niñas cuando llegaron con el tren, y fue como un ángel de la guarda para ellas y las familias, siempre pendiente de traducir y de ayudarlas, las 24 horas del día».

Explicáis que, cuando al cabo de nueve meses, las niñas cogieron el tren de vuelta, se vivieron escenas emocionantes.

«Hay muchas anécdotas. Una familia tenía al abuelo muy mayor con la niña y pasaban muchos ratos en la masía, donde también iba a menudo otra de las niñas. Cuando supo que se marchaban, lloró todo el día. ¡Y eso que tenía diez nietos! La despedida fue muy triste, pero la mayoría mantuvieron la relación con las familias vallenses, de una manera muy entrañable. Les han explicado la vida, cómo se casaron y tuvieron hijos, y han vuelto de visita».

tracking