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Las DO tarraconenses cierran una vendimia de «menos producción, pero de calidad excelente»

El Camp de Tarragona y el Priorat son las zonas de Cataluña «más perjudicadas con diferencia» por la sequía

Un campesino abocando la uva al remolque, para transportarlo a la Bodega Masroig, en el Priorat.

La sequía adelanta la vendimia y reduce la cosecha hasta un 30% en el Camp de Tarragona y el EbreACN

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Las denominaciones de origen vinícolas de Tarragona cierran una vendimia marcada por las afectaciones de la sequía y que acaba con «menos producción en kilos, pero con una calidad de la uva excelente», explica a EFE el presidente de la DO Catalunya, Xavier Pié.

El Camp de Tarragona y el Priorat son las zonas de Cataluña «más perjudicadas con diferencia», según relata el responsable de la DO Catalunya, con sede en Reus y con un ámbito geográfico muy extenso, que supera los límites de la provincia de Tarragona.

Los territorios vitícolas que tienen la mayoría de plantaciones de secano, como la DO Tarragona, la DO Montsant y la DO Conca de Barberà, calculan que han tenido una caída de la producción de entre el 30 y 35 % en comparación con la cosecha del año pasado, que ya fue floja por la falta de agua.

La otra cara de la moneda en la provincia es la DO Terra Alta, que solo tendrá una caída del 10 % gracias a, según cuenta su presidente, Jordi Rius, «las lluvias que han caído durante el verano» y a que la mayoría de sus viñedos cuentan con un riego de apoyo.

«Empezamos la vendimia cuando nuestras estaciones meteorológicas no habían alcanzado los 200 litros de lluvia», recuerda el responsable de la DO Montsant, Pau Sabaté, para evidenciar la severidad de la sequía que viven.

Esto ha provocado que la uva que sale sea más pequeña y, por lo tanto, que la cosecha sea de menos kilos.

Pero todos los testimonios que han hablado con EFE insisten en que la uva que ha brotado es muy buena: «Creo que la poca cantidad quedará compensada por la buena calidad», confía la secretaria técnica de la DO Conca de Barberà, Elisabet Saez.

Igual que causa estragos, la falta de lluvias también es la responsable de esta excelencia del fruto: «La parte buena de la sequía es que, como no ha llovido, hemos evitado la humedad y las infecciones y, por lo tanto, la uva está muy sana. Será un buen vino pero con menos botellas», augura la presidenta de la DO Tarragona, Rosa Blanch.

Con todo este panorama, las denominaciones de origen ya han dado prácticamente por acabada la cosecha, unos tempos que no son habituales para los viticultores catalanes: «El calor y la poca lluvia han hecho que se acorte el ciclo y se acelere. Es extraño llegar a finales de septiembre con todo vendimiado», explica el responsable de la DO Montsant, que en su zona y en circunstancias normales aún quedarían un par de semanas de trabajo.

«Tuvimos que adelantar la vendimia porque la uva se hacía pasa en el árbol», refuerza Blanch.

Aunque este año tienen la sensación que han logrado superar un golpe que esperaban mucho más fuerte, los responsables de las DO ya tienen la vista puesta en la siguiente vendimia: «Necesitamos un otoño lluvioso para empezar bien y salvar los árboles», dice Pié.

Y en este sentido, la presidenta de la DO Tarragona augura que las afectaciones serán «mucho más graves si se alarga esta sequía».

De hecho las consecuencias más severas ya han llegado en algún punto de la provincia: «En el Baix Penedès ya hay vides que mueren y hay la incertidumbre de si otras llegarán a brotar de aquí a unos meses», lamenta el director de la DO Penedès, Francesc Olivella.

Ante esta situación, las denominaciones de origen ya trabajan con nuevos métodos y protocolos para adaptarse a la emergencia climática.

En la DO Tarragona, Blanch propone labrar «solo cuando sea estrictamente necesario», dejar una capa vegetal en el suelo y ahorrar agua.

Y las propuestas de Blanch continúan: «Lo que tenemos que hacer es volver a nuestras variedades tradicionales. Las abandonamos por culpa de las modas y ahora tenemos que volver porque son más resistentes».

Este punto de vista lo comparte el director de la DO Penedès: «Las variedades autóctonas y propias se adaptan mejor a esta situación y aguantan mucho mejor la sequía», defiende Olivella.

Se trata de una nueva estrategia que ya ha llegado, también, al Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI) porque según relata su jefe de Viticultura y Enología, Xoánn Elorduy, trabajan con distintas bodegas para recuperar variedades ancestrales y desarrollar nuevas técnicas de cultivo.

Unos métodos que tienen el objetivo de asegurar la producción vinícola y minimizar las afectaciones de la sequía porque, si no se adaptan, seguirá amenazando los viticultores, auguran las DO.

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