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Los negocios en torno al Siurana acusan la falta de agua en el pantano

Desde la empresa Canoa Kayak y establecimientos de la zona afirman que ha disminuido el número de visitantes en la zona

Un grupo de escolares subiendo los 180 peldaños que separan la lámina de agua de la empresa Canoa Kayak.

Los negocios en torno al Siurana acusan la falta de agua en el pantanoGerard Martí

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«Cuando el pantano de Siurana está lleno, los clientes sólo tienen que bajar doce peldaños para llegar al agua. Tal como está ahora, tienen que bajar 180». De esta manera tan gráfica es como Santi Borràs, propietario de Canoa Kayak Siurana, un negocio estrechamente vinculado al estado del pantano y a los pies de este, describe el nivel de agua que presenta a estas alturas.

El bajo nivel de agua de Siurana no sólo está poniendo en peligro el agua de boca de algunos de los municipios de la comarca, sino también repercute directamente en la economía de algunas empresas de la zona. En el caso de Canoa Kayak Siurana, las consecuencias no se han hecho esperar. «Claro que nos afecta, cuantamenos agua, menos atractivo tiene el pantano, no sólo para hacer rutas con los kayaks, sino también para bañársele. Tenemos pocos clientes», explica Santi Borràs. Recuerda que el verano de 2020, con el embalse lleno, fue todo un éxito. El año pasado el volumen de agua bajó y, con este, también la afluencia de visitantes. Esta temporada se presenta incierta para su negocio, sobre todo ante la perspectiva de que «se pueda sacar otro hectómetro y el pantano se quede al 8%».

De momento, Borràs y su equipo han tenido cantidad de trabajo para adaptar las instalaciones y tener un buen acceso al agua. A pesar de todo, Borràs anima a la gente a subir a Siurana. El descenso del nivel del agua ha dejado al descubierto el Molino en Miró, una construcción cubierta por el agua en condiciones normales y de la que ya se pueden ver los tres pisos y los muros de la base con sus contrafuertes. «Además, el agua está muy limpia, no hay mucho barro, tiene un fondo con muchas piedras y sin olores», dice Borràs.

«La gente se queja y claro que nos afecta al negocio. La gente sube al núcleo de Siurana antes o después de bañarse en el pantano. Tendríamos que abrir de nueve de la mañana a nueve de la noche y lo estamos haciendo de once en seis de la tarde», explica Rita Llort, una de las trabajadoras del bar L'Acàcia, un establecimiento ubicado en la plaza Nova, en el corazónde Siurana. Llort no esconde que han notado mucho el descenso de clientes, una disminución que atribuye a la conjunción de varios factores: «La sequía y el calor, que el pantano no tiene agua y que la gente no tiene dinero para gastar».

A unos 8,5 kilómetros carretera abajo, Enric Manresa, propietario del Café de la plaza de Cornudella de Montsant, responde con las mismas palabras que Rita Llort: «Hemos notado un descenso de visitantes en la zona. Todo el mes de junio y de julio estamos teniendo un cincuenta por ciento de clientela de lo que es habitual». Las razones que encuentra: las mismas. «Suponemos que es por las altas temperaturas, que el pantano está vacío y que la economía no va muy bien», resume Manresa.

«El año pasado hubo mucha gente, en el hotel, en las calles y ahora la comarca está muy tranquila y no sabemos si es porque el pantano está vacío, por el calor o porque la gasolina está cara...», dice Anaïs Chauveau, propietaria del hotel La Siuranella, en el núcleo de Siurana, quien confirma también la merma de clientes en su establecimiento. Para ella una cosa está clara: «La gente se queja de que el pantano esté tan vacío, pero más que por el turismo, es un desastre para la economía agrícola de la zona».

A poca distancia, en el bar L'Únicla Morera del Montsant, el posible descenso de visitantes se ha visto recompensado por la clientela local del pueblo vecino. «A nosotros no nos ha afectado porque sube mucha gente de Cornudella a la piscina de la Morera, donde no hay tanta población», concluye Polina Racheva, propietaria del establecimiento.

Panorámica del embalse, con el Molino en Miró al descubierto en el extremo de la izquierda.

Los negocios en torno al Siurana acusan la falta de agua en el pantanoGerard Martí

Rita Llort sirviendo a unos clientes en el bar L'Acàcia de Siurana.

Los negocios en torno al Siurana acusan la falta de agua en el pantanoGerard Martí

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