Diari Més
Anna Maria Andevert

Educadora de Còdol Educació

«En la exposición de Josep Clarà se encuentra mucha belleza, es un disfrute absoluto»

La exposición 'Josep Clarà. Universo de Mediterráneo' se puede visitar hasta el mes de junio en el Castell de Vila-seca

Anna Maria Andevert, en el Castillo de Vila-seca.

«A la exposición de Josep Clarà se encuentra mucha belleza, es un disfrute absoluto»Diari Més

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—¿Quien fue Josep Clarà, figura relevante del arte del siglo XX?

—En síntesis, Clarà era el hijo de un alpargatero de Olot que sentía interés artístico, motivo por el cual los padres lo llevaron a la Escuela de Arte de Olot, que entonces estaba dirigida por Vayreda i Berga, dos renovadoresde la pintura paisajística en Catalunya. Eso es significativo, porque hizo que Clarà empezara una carrera artística diferente de lo que se hacía hasta entonces. Al hacerse adulto, se va a Francia huyendo de las guerras coloniales y conoce grandes escultores, como Rodin. Allí decide que quiere ser escultor y viaja a Grecia y a Italia, y se da cuenta de que buscando la perfección del cuerpo de la mujer puede llegar a la proporción casi perfecta. Clarà era una persona muy instruida que tenía una gran obsesión para retratar la belleza. Con el tiempo, triunfa a escala mundial, con obra en todo el mundo, pero tendrá que esperar 30 años a volver a Catalunya. Cuando finalmente lo hace, se vincula al movimiento Noucentista y aquí se muy bien arropado hasta que estalla la Guerra Civil.

—En síntesis, ¿qué se puede ver en Vila-seca?

—Cerca de sesenta esculturas, así como fotografías y vídeos que se han ido a buscar a la Filmoteca. También son interesantes los yesos, que es la pieza inicial que hacía el artista a partir de la cual elaboraba la obra definitiva. Otra cosa muy interesante es el proceso tan complejo que se sigue para hacer una escultura, causa mucha perplejidad entre los visitantes. En otro plan, podríamos decir que en el Castell de Vila-seca se puede ver mucha belleza –en muchos casos idealizada–, porque Clarà vivía en el estudio de la forma perfecta. Y, finalmente, se puede captar un vínculo muy fuerte con la cultura mediterránea, porque Josep Clarà abrazó las culturas clásicas.

—¿En la exposición de Vila-seca se muestran piezas clave de su obra?

—Sí, por ejemplo La deessa, que es una pieza de la cual hizo varias versiones y que actualmente se puede ver en la plaza Catalunya de Barcelona, y que en Vila-seca abre y cierra la exposición. O Éxtasis , que es un guiño al Simbolismo. También encontramos obra pública, como un fragmento de una escultura de la Ciutadella, o el Monumento en los caídos que hizo para la Diagonal y que acabó siendo muy polémica.

—¿Por qué?

— Cuándo empezó la Guerra Civil, Clarà, que estaba en Barcelona, se va a Olot. Acabado el conflicto hay muchos encargos de la iglesia y de los ayuntamientos que quieren hacer escultura pública, y el alcalde Simarro de Barcelona le encarga un monumento a los caídos. Él tiene un gran conflicto interno, hasta el punto que hace una escultura que más bien es una Piedad, sin uniformes y donde se hace difícil saber quién es quién. En el suelo, pone un laurel, símbolo de la victoria, haciendo entender que no ganan ni los unos ni los otros. Y en varios diarios y archivos deja escrito su gran malestar con la guerra y la posguerra. Pero la sociedad catalana lo interpreta como un canto al franquismo. Aquella pieza se puso enla Diagonal y con los años se fue deteriorando hasta que la ciudadanía la acabó destruyendo. Eso nos lleva a entender que la Fundación Vila Casas, que es quien colabora con el Ayuntamiento de Vila-seca en la exposición, haya querido recuperar la figura de Clarà, porque a pesar de enganchar estos años de guerra, tiene una carrera excelente.

—¿También hubo polémica con lo que tenía que ser el Museo Clarà.

—Sí, él muere sin descendencia pero deja a la hermana el encargo de convertir el taller en un museo. Al cabo de unos años, sin embargo, el Ayuntamiento de Barcelona lo cierra y sólo queda la Biblioteca Josep Clarà, easí que de alguna manera su memoria se difumina. Su obra la custodian en el Museo Nacional de Arte de Catalunya y el Museo de la Garrotxa d'Olot, y lo que hace Vila Casas es recuperar todo lo que se disgregó, así como su memoria, y volver a ponerlo sobre la mesa. Josep Clarà es un artista internacional y es la hora de devolverle todo lo que hizo por el arte y la cultura.

—¿Qué impresiones le transmiten las personas que descubren Clarà por primera vez?

—A medida que vamos avanzando en la exposición, los visitantes van viendo que Clarà dedicó toda la vida al arte y que era una persona muy apasionada, y eso despierta mucho interés. Esta exposición también está generando debates muy interesantes sobre cuestiones como si hay que idealizar los cuerpos, sobre lo que pasó durante la guerra, si el artista tuvo el destino que merecía... Y al tratar sobre la escultura pública, acabamos haciendo una valoración muy interesante sobre cómo los juicios que emitimos son extremadamente relevantes para la historia. Al final, el público acaba bastante pensativo. Pero en cualquier caso a bajo todas estas capas, hay una exposición que busca sobre todo la belleza, así que visitarla es un disfrute absoluto.

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