Diari Més

Los restauradores del Alt Camp esperan duplicar la clientela del año pasado durante las calçotades

Los campesinos de la IGP moderan la expectativa de producir 20 millones de unidades de cebolla dulce este año

Dos trabajadores del restaurante Cal Ganxo de Valls preparan los calçots para los comensales.

Los restauradores del Alt Camp esperan duplicar la clientela del año pasado durante las calçotadesACN

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La temporada de calçotades en el Alt Camp podría traer a los restaurantes el doble de clientes que recibieron en 2021. A pesar de esta previsión optimista, el presidente de la Associació de Restauradors de Valls, Joan Francesc Mira, ha apuntado que la ocupación puede ser de un 85% respecto las cifras anteriores a la pandemia. Con las restricciones vigentes y las cancelaciones por casos covid, los restauradores descartan colgar el cartel de completo, de momento. La pandemia también afecta a las plantillas de los restaurantes, que tienen que reorganizarse ante las bajas de personal. Con respecto a la previsión de producir 20 millones de unidades de calçots, la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ha rebajado esta cifra que auguraba una temporada de récord.

Antes de la pandemia conseguir mesa en un restaurante de un día para el otro para hacer una calçotada era casi misión imposible. En cambio, ahora hacer una reserva con poco tiempo de margen es más fácil. Por una parte, las cancelaciones por casos de covid entre los clientes ayudan a encontrar mesas vacías y de la otra, las ganas de celebrar calçotades se van recuperando poco a poco. Ahora bien, el contexto sanitario también tiene una repercusión directa en la organización de las cocinas. «Cada semana faltan uno, dos o tres camareros en cada restaurante y se va a toda prisa a buscar más personal», ha lamentado Mira.

Hoy por hoy, la previsión de la Associació de Restauradors de Valls y el Alt Camp son recuperar el 85% de clientela, mientras que la esperanza es que una vez superada la sexta ola de coronavirus haya un respiro para el sector y permita rebajar restricciones y llenar todos los restaurantes el resto de la temporada de calçots, que se alarga hasta la primavera.

Más allá de la calçotada, esta cebolla dulce ha permitido que tanto productores como restauradores se reinventaran ante una situación complicada como es la pandemia. Por una parte, los restaurantes han incluido en sus cartas el calçot como un ingrediente más en sus platos, mientras que de la otra, algunos campesinos han optado por cocer y vender cocidos los calçots a los clientes. Esta última práctica sin embargo, no ha acabado de gustar al sector de la restauración, que ve en esta línea de negocio una competencia «desleal».

Calidad excelente

Por su parte, los productores de la IGP optan por no cuantificar con precisión la rebaja de unidades de calçots de cara a la temporada de este año, pero calculan que será mejor que la del año pasado y el 2020. En cambio, continuará por debajo de la cifra alcanzada antes de la pandemia, tal como ha apuntado el presidente de la IGP, Dalmaci Clofent. En relación a la calidad de la cebolla dulce, Clofent laha tildado «de excelente» gracias al frío continuado de las últimas semanas, que han hecho que los grados de dulzura de esta verdura sean «adecuados».

Actualmente, el precio por calçot oscila entre los quince y los dieciséis céntimos por unidad. El presidente de la IGP lo considera «correcto» teniendo en cuenta las dos últimas campañas condicionadas por la pandemia. Ahora bien, desde el sector de la restauración creen que se trata de un precio «un poco caro» en comparación con temporadas anteriores, cuando se pagaban entre diez y doce céntimos por unidad. Según el presidente de la Associació de Restauradors de Valls, los establecimientos no han variado el precio de las calçotades y lamentan el incremento del coste de la materia prima.

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