Abre en la Pineda el primer hotel turístico de la Costa Daurada con incertidumbre y nuevos protocolos

El hotel prevé ir adaptando al personal a la demanda que vaya teniendo. En condiciones normales, el establecimiento puede acoger entre 240 y 280 clientes en función del perfil –si hay más parejas con hijos, por ejemplo. Estos días se estima que pueden tener una capacidad de unas 200 personas, el equivalente a unas 80 habitaciones. Un factor que ha limitado el aforo es la disponibilidad de mesas y la capacidad de los comedores con la nueva normalidad. Por eso, el hotel implementará turnos para las comidas, por primera vez.

Mientras la región sanitaria de Tarragona se encuentre en la fase 3, previsiblemente a partir del próximo lunes, los responsables del hotel admiten que estarían satisfechos si llegan al 20% de ocupación y atraen a «unos 40 o 50 clientes» de la demarcación. Con motivo de la apertura, el hotel ha lanzado una oferta con sólo alojamiento de 50 euros entre semana y 100 euros el fin de semana, por habitación. «Puede tener interés para alguien que viva en Salou, por ejemplo, y no tenga estas vistas al mar. Es un precio atractivo para arrancar», concluye Alcubilla.

Apertura progresiva de hoteles en medio de la incertidumbre

El grupo Best, con 13 hoteles y 4.000 habitaciones en la Costa Daurada, sólo ha abierto de entrada el establecimiento de la Pineda. El 19 de junio activará al Best Marítim de Cambrils, el 26 de junio el Best Cap Salou y el 3 de julio los Best Negresco, Best Da Vinci y Best Michelangelo, los tres en Salou. «Abrir es una apuesta, pero en algún momento tenemos que dar el primer paso, aunque sabemos que no podemos tener ninguna referencia para saber cómo estaremos el 15 de julio o el 30 de agosto», ha lamentado Alcubilla.

Hasta que no se permita la movilidad entre regiones sanitarias y provincias después de la fase 3, y se concrete la apertura de fronteras el 1 de julio, las previsiones «son muy difíciles», según admite el responsable de la compañía. Las agencias de viaje, explica, justo se han activado esta semana, y los touroperadores todavía tienen que arrancar. Hará falta revalidar y reconfirmar reservas, y saber si el cliente todavía tiene ganas de venir. Estaremos siempre a última hora viendo qué pasa y adaptándonos día a día a la realidad», ha manifestado.

Alcubilla admite que no están satisfechos porque han perdido la Semana Santa y los meses de mayo y junio. «Partimos de cero y la temporada no será buena. Tendremos limitaciones y el mercado internacional quizás no llegará ni al 50%, y todo el mundo intentará captar el mercado nacional», explica el responsable de Best Hotels. A pesar de todo, el objetivo, apunta, es empezar a dar servicio, comprobar el buen funcionamiento de los protocolos y poder dar garantías a los visitantes, bajo unos criterios estándares a nivel europeo.

Nuevas medidas de seguridad

El hotel Best Terramarina se ha tenido que adaptar a los protocolos establecidos y formar al personal. Los accesos disponen de esteras desinfectantes para los pies y dispensadores de gel hidroalcohólico, y en recepción se entrega un 'kit' con mascarilla y una pequeña botella de gel a cada cliente. El registro de entrada y de salida se hace, preferentemente, por vía telemática para evitar el intercambio de documentación. Además, se han retirado elementos de las zonas comunes para evitar que se conviertan en posibles focos de contagio y se han establecido vías de circulación para garantizar el distanciamiento de dos metros entre clientes.

En el interior de las habitaciones también se han retirado folletos, documentación y mantas, y los 'amenities' se han reducido a la mínima expresión -gel y champú-, y el resto se entregan bajo demanda. «Sólo hemos dejado aquello imprescindible y hemos reducido los elementos que pueda tocar más de una persona», resume Alcubilla. En el bar y en el restaurante se han suprimido las cartas de papel y cada mesa dispone de un código QR con el cual se puede tener acceso a la carta mediante el teléfono móvil. Además, el bufete libre está protegido por mamparas y los clientes tendrán que pedir a los camareros que les sirvan aquello que desean consumir.