Diari Més

Agricultura

Baja el número de robos de algarrobas en el Camp y en el Ebro por el descenso de la producción

Los campesinos recuerdan que muchos hurtos ya no se denuncian y los Mossos piden que se les comunique todos los incidentes

Un agente de los Mossos y el campesino propietario de las algarrobas robadas en la Canonja en el momento que se efectuó el retorno del fruto.

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La baja cosecha de algarrobas de esta temporada en el Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre ha tenido como consecuencia visible una reducción del número de robos denunciados en el campo. En las Terres de l'Ebre, los Mossos han recibido esta campaña dieciséis denuncias por un total de 14.800 kilos, por las 25 y 22.300 kilos del pasado 2018. En el Camp de Tarragona, constan 5.420 kilos robados este año. Unas cifras que, según los campesinos, en ningún caso significan que el fenómeno esté lejos de disminuir: aparte de la poca producción, dicen que muchos dejan de denunciar desengañados por las escasas repercusiones penales a los ladrones. Los Mossos, por su parte, reclaman que, más allá del trámite, se les informe de cualquier incidente para poder actuar.

«De robos continúan habiendo. Lo que pasa que este año, como hay menos producción, es muy normal que haya menos y menos kilos decomisados. Pero de robos siguen habiendo: si no están robando en una zona lo están haciendo en otra», lamenta Manel Lleixà, presidente de la cooperativa ebrense Soldebre. Creen pues que los datos de Mossos, y que indican un descenso de los robos denunciados, se tienen que analizar con pinzas: ha habido poca cosecha y los campesinos ya no están dispuestos a perder más días de trabajo haciendo trámites policiales y judiciales sin resultados disuasivos.

De hecho, la sensación generalizada en el sector y que se mantiene durante los últimos años es, según Lleixà, que la mayoría de afectados renuncia a denunciar ante la policía estos hechos. «Al final pasa que muchos hacen denuncias, cogen a los ladrones, van a los juzgados y no se aclara nada. Ni penas, ni nada. No llegan al delito máximo, son gente insolvente... La gente se ha desmoralizado: muchos pasan de hacer denuncias y algunos arrancan algarrobos porque cuando vienen a las fincas y les roban las algarrobas muchos se encaran a los propietarios, como si no pasara nada», argumenta. En algunos casos, estos enfrentamientos han acabado con agresiones físicas. Eso, reconoce, genera «temor».

Consideran, en este sentido, los productores que la presencia policial en el campo es del todo insuficiente para evitar estos casos y que la desesperación ha llevado a algunos, incluso, a la decisión de abandonar la cosecha o arrancar los árboles. El presidente de Soldebre, cooperativa que anualmente mueve entre 3 y 4 millones de kilos, cree que la gran asignatura pendiente sigue siendo la trazabilidad del producto entre el producto y los almacenes, controlando a los compradores que adquieren fruto robado. Del contrario, advierte, «no hay solución» y concluye que las cifras de denuncias quedan muy cortas comparadas con la realidad.

En el caso de las Terres de l'Ebre, donde la producción puede situarse entre los 10 y los 15 millones de kilos anuales, las actuaciones de los Mossos han permitido este año recuperar 4.000 de los cerca de 15.000 kilos denunciados. También en el Camp de Tarragona, el pasado día 21 de octubre, una actuación del cuerpo policial permitió recuperar 500 kilos en la Canonja e identificar a un vecino de Constatí que, supuestamente, las había robado. Iba con su furgoneta a vender más de una veintena de sacos de los cuales no pudo acreditar la procedencia. El fruto, que fue decomisado, procedía de una finca de Alcover. El propietario denunció que hacía días que le sustraían el fruto y había visto un vehículo similar. Pudo recuperar las algarrobas, con un valor aproximado de unos 300 euros, después de que un familiar llamara a los Mossos denunciando el caso.

Es por episodios como este que el agente de la Oficina de Relaciones con la Comunidad de la comisaría de Tarragona, Gerard Gómez, considera que es importante, al menos, comunicar o informar sobre estos casos, independientemente que se acaben denunciando formalmente. Este año, explica, los Mossos han interpuesto cuatro denuncias en el área básica policial de la capital de la demarcación. Aparte del caso de la Canonja, pillaron a tres personas cogiendo algarrobas de noche con linternas. También han seguido desplegando controles regulares en almacenes y puntos de compra, tanto en el Camp de Tarragona como en las Terres de l'Ebre.

Priorizar la seguridad

Aunque aseguran ser conscientes de que estas sustracciones perjudican e inquietan extraordinariamente el sector, creen que los cuerpos policiales tienen que saber qué está pasando» para intentar evitarlos. Por eso, llama a los campesinos que prioricen su seguridad y eviten los enfrentamientos, pero cuando detecten casos de vehículos y personas que tomen parte en robos llamen al 112 y faciliten matrículas o descripciones. Los Mossos piden la colaboración ciudadana, de vigilantes, guardas rurales y campesinos».

«Ya veremos después si hay que poner denuncia o no», abunda, recordando que los Mossos se desplazan a menudo sobre en el mismo terreno de los afectados para facilitar este trámite. «Es la única herramienta que tenemos», observación. «Sí que será un hurto: pero si no los denunciamos seguirán hurtando igual», insiste, recordando que en función del valor y de la cantidad, se puede considerar como un delito más grave –especialmente cuando el fruto hurtado supera la valoración de 400 euros.

Alerta por los permisos

Con todo, Gómez alerta a los campesinos para que tomen conciencia de un nuevo fenómeno de que han detectado esta campaña y preocupa los Mossos. Hay personas que se desplazan a los pueblos y fincas ofreciéndose a los propietarios, sobre todo personas mayores que no pueden asumir estas tareas, para coger las algarrobas. Para materializarlo, les otorgan un permiso por escrito autorizándoles a recoger una cantidad concreta estimada. «Nos encontramos con que esta persona tiene un papel que lo autoriza a recoger 500 kilos. Pero quizás aquel año, aquel terreno no da para tanto y sólo coge 300. Pero lleva a vender 500. ¿De dónde salen los otros 200 kilos? Nos estamos encontrando que tienen estos papeles: pueden ser 300 kilos que han dado permiso pero el resto pueden ser sustraídos», cierra.

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