Diari Més

El acusado de asesinar a una mujer en Valls admite los hechos y dice que tuvo un «arrebato»

El procesado dice que discutieron, que se agredieron y que después sólo recuerda ver a la mujer extendida en el suelo en un charco de sangre

El público, agentes de los Mossos D'Esquadra y el magistrado, en el fondo, en el inicio del juicio en la Audiencia de Tarragona contra el hombre acusado de asesinar a una mujer en un piso de Valls.

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El acusado de matar a una mujer que ejercía la prostitución en Valls en abril del 2016 ha reconocido los hechos en el juicio que ha empezado este lunes en la Audiencia de Tarragona. Iulian S.O., de 41 años, ha explicado que se había enamorado de la víctima y que él le había pedido que abandonara la prostitución para iniciar una relación con él. Según ha explicado delante del jurado popular, la madrugada del 24 de abril, después de mantener relaciones sexuales, discutieron porque ella no le dejaba ver las fotografías de su teléfono móvil. El procesado ha afirmado que estiró el pelo de la víctima y que ella le propinó una fuerte bofetada que le rompió las gafas. Después, ha dicho, sólo recuerda que ella estaba extendida en el suelo en un charco de sangre y que él tenía un cuchillo en la mano. El hombre ha declarado que perdió el control, que tuvo «un arrebato» y que está «muy arrepentido». De hecho, ha defendido que nunca había pensado en matarla. Acto seguido, el hombre fue a la comisaría de la Policía Local de Valls a confesar los hechos.

El hombre ha explicado que había conocido a la víctima, de 47 años, a través de Internet porque buscaba a «una señora de compañía» que lo acompañara a una cena de Fin de Año. Según ha explicado, le preguntó cuánto le costaría mantener relaciones sexuales con ella y la mujer le pidió 250 euros para pasar juntos toda la noche y el día siguiente, hasta las cuatro de la tarde. Iulian ha asegurado que, a finales de año, se vieron en persona y ella le dijo «que quería dejar la prostitución y que quería un trabajo normal». El acusado se ofreció a hablar con conocidos para encontrarle un trabajo «de limpieza o de cuidadora».

El procesado ha defendido que ella estuvo de acuerdo y que le dijo que lo «quería». Estaba enamorado de ella y le dije que, si se quería ir conmigo, lo podía dejar y empezar una relación. Ella me dijo que sí, que pronto, pero al final no fue así, me ponía excusas. Tenía la esperanza que cumpliera con su palabra y se fuera a vivir conmigo tal como me había prometido», ha lamentado respondiendo a preguntas del fiscal.

En abril, siempre según la versión del acusado, él la llamó y la mujer le manifestó la intención de viajar a Rumania por Pascua. «Ella me propuso que le pagara 500 euros a cambio de relaciones sexuales durante una noche», ha relatado. Así pues, quedó con ella el 23 de abril del 2016. Con un amigo la van a recoger a la estación de autobuses de Tarragona y llegaron al domicilio del acusado hacia las cinco de la tarde después de comprar un par de botellas de vino.

Durante el encuentro, víctima y acusado habrían mantenido relaciones sexuales en el comedor y en el dormitorio de la vivienda. Según Iulian, bebieron tres botellas de vino. Después de las relaciones, ha manifestado que la mujer empezó a enseñarle fotografías de su familia y que él le pidió que le dejara el teléfono para poder ver todas las imágenes que hubiera. «Ella me dijo que no, que era su intimidad, y yo le ofrecí el mío porque no tenía nada que esconder. La cogí del pelo y ella me golpeó, y entonces pasó lo que pasó», ha declarado.

El hombre ha evitado dar detalles del crimen y ha asegurado que, después de que ella le propinara una bofetada, se dio cuenta de lo que había pasado cuando la vio tendido en el suelo y vio «un charco de sangre». «Recuerdo que tenía el cuchillo a la mano derecho y que estaba lleno de sangre», ha detallado sobre el arma, que debió coger del fregadero de la cocina, aunque ha dicho no recordarlo. Acto seguido, el hombre se lavó las manos, se vistió y se fue a la policía. Preguntado por si había llamado a la ambulancia, ha justificado que no lo hizo porque la víctima no se movía, tenía mucha sangre y concluyó que estaba muerta.

El acusado ha reconocido que, durante la pelea, la mujer «llamó varias veces a la palabra ‘policía’» y ha admitido que, cuando bebe alcohol y alguien lo agrede o lo molesta, no recuerda nada y pierde la cabeza. El día de los hechos, según ha dicho, se encontraba «mal» por la ingesta de alcohol. Una vez en comisaría, el procesado pidió a los policías locales que le pusieran a las esposas porque «había matado a una mujer». «Los agentes no me creyeron. Tuve que decirlo tres veces porque en la primera me dijeron que se marchara», ha expuesto. A preguntas de su abogado, el hombre ha negado que hubiera premeditación ni que la casa estuviera cerrada con llave. Así, ha enmarcado los hechos en un «arrebato» del cual se ha mostrado «mucho arrepentido».

El fiscal sostiene que no hubo ninguna pelea y que la mujer no tuvo escapatoria

Durante su exposición del caso al jurado popular, el fiscal Ángel Villafranca ha adelantado que, durante el juicio, quedará probado que víctima y acusado no se pelearon y que el ataque sólo se produjo en el lugar donde se encontró el cadáver -el comedor. «En el resto de la casa no había nada. No hubo ni ninguna pelea ni ninguna persecución», ha relatado. El fiscal ha sostenido también que la víctima no tuvo «ninguna posibilidad de evitar el qué le pasó», que no podía salir de casa y que la única opción que hubiera tenido era tirarse por el balcón del domicilio, un segundo piso de la calle Muralla del Castell.

A su vez, el abogado de la defensa, Isaac González, ha sostenido que no hubo premeditación y que su cliente había bebido mucho. «Sí que se defendió y podía haber salido de casa, pero todo se precipitó», ha manifestado. Según el abogado, el qué hubo fue mucho alcohol, una discusión y arrepentimiento inmediato, que lo llevó a colaborar en todo momento con la policía. En su escrito de defensa, González ha apuntado que el hombre consume alcohol de forma habitual y, en el momento de los hechos, se encontraba «totalmente embriagado» con una tasa de 1,69 gramos por litro de sangre.

La fiscalía solicita una pena de 20 años de prisión por asesinato con alevosía, mientras que la defensa reclama la absolución o una condena de dos años por homicidio con el eximente de consumo de alcohol. El ministerio público mantiene que, a la fecha de los hechos, el acusado era consumidor esporádico de alcohol y ocasionalmente podía realizar ingestas abusivas sin cumplir criterios de dependencia.

La vista oral se celebrará durante toda esta semana y hasta el día 17 o 18 de abril, cuando se tenga que conocer el veredicto del jurado popular.

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