Sociedad
El papa León XIV inicia su pontificado reivindicando «una Iglesia unida» contra el odio
Robert Prevost recibe el tradicional anillo del Pescador en una ceremonia solemne con 150 delegaciones de todo el mundo

Imagen del papa León XIV al inicio de la ceremonia
El papa León XIV ha iniciado su pontificado en una ceremonia de entronización solemne celebrada en la basílica de Sant Pere del Vaticà. «Hace falta una Iglesia unida que se convierta en fermento de un mundo reconciliado. En estos tiempos, todavía vemos demasiada discordia y demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo al diferente y un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina los más pobres», ha expresado el pontífice en su homilía ante más de 150 delegaciones de todo el mundo.
Y añadió: «Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, uno pequeño salvo unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle en el mundo, con humildad y alegría: ¡mirin a Cristo! ¡Acérquense a Él! Acojan su Palabra que ilumina y consuela»!.
El nuevo pontífice, elegido el pasado 8 de mayo después del cónclave, ha inaugurado su ministerio petrino con esta misa en la cual ha recibido el palio y el Anillo del Pescador, símbolos del poder papal.
En su homilía, llamó en la iglesia a superar sus divisiones y a construir puentes con las otras religiones y ramas del cristianismo, ejerciendo como un reducto de «comunión y fraternidad».
«¡Miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela! Escuchen su propuesta de amor para formar a su única familia: en el único Cristo somos uno. Y esta es la vía que tenemos que recorrer juntos, unidos entre nosotros, pero también con las Iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, dijo.
Todo, sostuvo, «para construir un mundo nuevo donde reine la paz», suscitando el aplauso de la plaza.
El culto ha empezado con la oración de Robert Prevost delante de la tumba de San Pedro y ha contado con varios momentos simbólicos como la imposición del palio, la entrega del anillo del Pescador y el ritual de la obediencia.