Diari Més

Dana

Un vecino de Paiporta: «He reconstruido mi casa, pero anímicamente no soy el mismo»

Del vitalismo inicial al cansancio, es el sentimiento generalizado entre los afectados por la dana

Antonio Casas, vecino de Paiporta, mostrando su casa después de la reforma para reparar los daños causados por la dana de hace un año.

Antonio Casas, vecino de Paiporta, mostrando su casa después de la reforma para reparar los daños causados por la dana de hace un año.ACN

Publicado por

Creado:

Actualizado:

«La vida me ha dado un giro. Con 77 años he tenido que empezar de nuevo, pero ahora ya no tengo ganas de nada. Cuando acabe de rehacer la casa, creo que la palmaré». Es el testimonio de Antonio Casas, vecino de Paiporta, a quien ACN ha seguido durando este primer año después de la dana. Su casa, situada cerca del barranco del Poio, quedó totalmente inundada. Lo tuvieron que tirar todo.

Doce meses después, ha alcanzado su objetivo: volver a hacer de su casa un lugar para vivir. Pero la reconstrucción ha tenido un precio. «Anímicamente ya no soy el mismo. La casa ha cambiado, pero yo también», ha dicho. Del vitalismo inicial al cansancio, Antonio simboliza el camino de muchos vecinos de la Horta Sud, que todavía arrastran las heridas invisibles de la dana.

Sólo se marchó a casa de las hijas cuando su casa era completamente inhabitable. Tan pronto como pudo, volvió —y ya no se ha marchado más. ACN lo entrevistó dos días después de la dana, cuando todavía sacaba muebles y barro de dentro de casa. También al cabo de un mes. «Tengo 75 años, pero volveré a empezar», relató entonces. Un año después de la catástrofe, lo ha hecho: ha vuelto a empezar.

De su casa, sólo ha mantenido las paredes y las baldosas de cerámica de la entrada. «Son un tesoro y las tengo que conservar», explica. Del resto, lo ha cambiado todo: el suelo, las puertas, la cocina, los muebles. «Lo hemos hecho con nuestros ahorros, porque de ayudas han dado una mierda», lamenta.

Ahora bien, todo ha tenido un coste. «Anímicamente ya no soy el mismo. Afortunadamente estamos todos bien, pero ya no somos los mismos. Me encuentro rarísimo, estoy siempre enfadado y no tengo ganas de hacer absolutamente nada. Ha pasado un año, pero tengo la sensación que he envejecido siete», confesa. Y añade: «Es diferente si te engancha con 25 años, pero tengo 77. Ya no voy de camino a la vida. Pienso que, cuando acabe de rehacer la casa, la palmaré». 

Este miércoles hará justo un año de aquella catástrofe y, estos días, en la zona, hay expectación mediática y se multiplican los actos de recuerdo. Antonio, sin embargo, prefiere no ir. «No me hace falta. Yo, la dana, la recuerdo todos el días y todas las noches del año. Hay noches que son las cuatro de la mañana y todavía no puedo dormir, y llevo así todo un año», explica.

tracking