Política
Sánchez hará el lunes balance de un curso marcado por el 'caso Cerdán' y la negociación constante
El ejecutivo saca pecho de los datos económicos ante una oposición que presiona y pide elecciones en otoño

Imagen de archivo del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, compareciendo en el Congreso por el 'caso Cerdán'
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, hará este lunes la tradicional comparecencia de balance de final de curso, el último acto público antes de marcharse a Mallorca a reunirse con el rey y empezar las vacaciones. La cita llega en un momento marcado por los casos de presunta corrupción que han sacudido al PSOE y el PP.
En el caso de los socialistas, el arresto del exsecretario de Organización Santos Cerdán provocó un choque que se duró hasta que empezaron las revelaciones sobre el exministro popular Cristóbal Montoro. Sánchez también cierra un periodo marcado por la negociación constante con los socios y la presión de la oposición, a que pide elecciones para el otoño, mientras él se esfuerza en proyectar un optimismo avalado por los datos económicos.
Aunque el presidente garantiza que no habrá elecciones y que se siente «fuerte», la recta final del curso ha puesto a prueba la solidez del gobierno español y la estabilidad del denominado «bloque de investidura» delante del 'caso Cerdán'. De hecho, la difusión del informe del UCO de la Guardia Civil sobre el exdirigente socialista elevó al máximo la presión sobre el PSOE, afectado desde hacía meses por las investigaciones que afectaban al exministro José Luis Ábalos (ahora diputado en el grupo mixto) y su exasesor Koldo García.
Al hacerse públicas las indagaciones sobre Cerdán -que incorporaban audios donde, aparentemente, se lo escuchaba hablando con Ábalos y Garcia de prostitución y supuestas comisiones-, el PSOE movió ficha y precipitó su expulsión. Todo, después de asistir, una semana antes, a la entrada de agentes policiales de paisano en la sede de Ferraz para hacer uno volcado de información en una jornada de gran presión mediática.
Sánchez intentó resolver la herida abierta por Cerdán anunciando medidas de renovación en el interior del partido -como auditorías y una dirección más coral y femenina- y reactivando el plan estatal de regeneración democrática. Sin embargo, la respuesta del PSOE fue criticada para Sumar y los socios de investidura, que la consideraban tibia, y que pedían medidas contundentes, como acabar con los aforos políticos e ir en contra de las empresas «corruptoras» que alimentan las tramas de sobornos.
Durante varias semanas, medios y oposición también presionaron al presidente español para que presentara una cuestión de confianza que pusiera a prueba el apoyo de la mayoría que lo escogió. Desde la derecha, también se pidió repetidamente a Alberto Núñez Feijóo que diera un paso adelante y presentara una moción de censura, paso que el líder del PP descartó al constatar -después de una fallida ronda de contactos de Miguel Tellado con los socios de Sánchez- que no tenía bastante apoyo para sacar adelante.
Finalmente, y después de semanas de dilación, el presidente compareció en el Congreso en una sesión donde dio explicaciones por el 'caso Cerdán' durante horas y donde admitió que se había planteado «echar la toalla».
Aquella cita puso en evidencia el desencanto de los socios -que avisaban de que el margen del gobierno se reducía a toda velocidad o iba a la UCI»- y la decisión del PP de dar un paso más en las críticas contra el presidente. De hecho, Feijóo llegó a decir en sede parlamentaria que Sánchez se había lucrado de «el abominable negocio de la prostitución» por el pasado de su familia política al negocio de las saunas.
El 'caso Montoro'
Con todo, y cuando parecía que la presión sobre el gobierno llegaba al límite, el goteo de revelaciones sobre Cerdán y su entorno empezaron a frenarse y las imágenes de las «cacerías de migrantes» alimentadas por la extrema derecha en Torre Pacheco (Murcia) reagruparon a los socios. Al fin y al cabo, mientras el PP y Vox recurrían a discursos vinculando migración y delincuencia y hablaban abiertamente de expulsiones masivas de extranjeros.
Este cambio de foco se completó cuando, el 16 de junio, el juzgado número 2 de Tarragona levantó el secreto de sumario sobre una causa que investigaba Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda de los gobiernos de Mariano Rajoy, por los delitos de soborno, fraude contra la administración, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción a los negocios y falsedad documental.
La causa se intruïa desde el 2018 e indaga si grandes empresas acudieron a un despacho fundado por el exdirigente popular (Equipo Económico) para conseguir cambios en leyes que los afectaban en el ámbito fiscal. La trama también afectaba a varios funcionarios del Ministerio de Hacienda, que fueron destituidos poco después.
En pleno debate sobre la corrupción, las informaciones sobre el conocido ya como 'caso Montoro' han trasladado la atención sobre el PP en un momento donde los de Núñez Feijóo habían elevado mucho las exigencias en esta materia. Los populares han pedido llevar las investigaciones donde haga falta, pero han asegurado que el gobierno español ha utilizado las acusaciones sobre el exministro para «empatar» en corrupción y generar una «cortina de humo» que desvíe el foco del rosario de casos judiciales que, además de Cerdán, también afectan a la mujer de Sánchez, Begoña Gómez, a su hermano, David Sánchez, o al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz.
Pactos y tensión con los socios
Más allá del renovado debate sobre la corrupción que afecta a los dos grandes partidos españoles, el curso que cerrará Sánchez esta semana ha sido marcado por el tira y afloja constante con los socios que permitieron su investidura. Desde Sumar hasta el PNV, pasando por ERC, Junts o el BNG, todos denuncian la lentitud del PSOE a la hora de cumplir sus compromisos.
Eso afecta carpetas tan diversas como la reforma de la financiación territorial, el aumento del autogobierno en el País Vasco, la defensa del catalán a las instituciones europeas o la delegación a la Generalitat de las competencias de migración. En lo que sí que se han cumplido las previsiones es con la amnistía, validada por Tribunal Constitucional este mes de junio.
Durante el curso, Sánchez y los socios han cerrado importantes acuerdos en todo tipo de materias, pero las quejas sobre su grado de aplicación son una constante que ha provocado que el gobierno de Pedro Sánchez haya tenido problemas reiterados para aprobar sus medidas en el Congreso. De hecho, el gobierno español ha tenido que retrasar iniciativas que quería tener encauzadas antes del verano, como la 'ley Bolaños' de reforma de la justicia o la reducción de la jornada laboral que impulsa Yolanda Díaz.
Gasto militar, DANA y apagón
El debate sobre el gasto militar ha sido otra constante del curso que ahora acaba, y que ha sido marcado nuevamente por la guerra de Ucrania y el genocidio israelí en Palestina. En este contexto, Sánchez ha presentado un plan de 10.000 millones para reforzar las fuerzas armadas en línea con las exigencias de la Comisión Europea. En paralelo, también se ha plantado ante la OTAN, que exigía un incremento de la inversión militar y de defensa hasta el 5% del PIB que el gobierno español esquivó a la cumbre de La Haya, todo provocante un choque directo con el presidente norteamericano, Donald Trump.
El curso que Sánchez acaba este lunes también ha sido marcado por dos sucesos: la dana que devastó la Comunidad Valenciana en octubre y el apagón que dejó España sin luz durante el 28 de abril. En los dos casos, la gestión de las crisis ha causado un rosario de reproches entre el gobierno y el PP.
Con respecto a las riadas, por la decisión del ejecutivo de no liderar la respuesta a la crisis decretando un estado de emergencia, aunque los muertos se contaban por centenares. En el caso del apagón, por las insinuaciones de la oposición diciendo que se podría haber evitado y que fue causada por las renovables que impulsa el ejecutivo.
A pesar de la acumulación de polémicas, el gobierno español intenta proyectar una imagen de optimismo sustentada en los buenos datos de crecimiento del PIB y el mercado laboral. Todo, en un ámbito, el económico, sacudido este año por la opa del BBVA en el Banco Sabadell, que el Estado ha intentado frenar imponiendo nuevas condiciones a la entidad vasca, y por la guerra arancelaria con los Estados Unidos, asunto donde la oposición ha quedado dividida entre el PP y Vox por sus diversas visiones sobre el nuevo proteccionismo de Donald Trump.