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TRÁFICO

Trànsit hace 25 años con un 75% menos muertos y apuesta por la IA y carriles de camiones autónomos para alcanzar cero víctimas

Los finados en las carreteras pasan de 778 a 189 en un cuarto de siglo y se quiere llegar en 2050 con ningún muerto ni herido grave

Congestión en la AP-7 a la altura de la Roca del Vallès.

Congestión en la AP-7 a la altura de la Roca del Vallès.ACN

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Los últimos 25 años, el Servei Català de Trànsit (SCT) ha sido fundamental en la mejora de la seguridad vial en Cataluña. Desde su creación, en el 2000, las víctimas mortales han disminuido un 75%, pasando de 778 a 190 este 2025, a unas horas de Fin de Año. Con todo, todavía queda un largo camino para alcanzar el objetivo de la Visión Cero en 2050. El primer paso es reducir un 25% la siniestralidad el próximo año respecto al 2019. La inteligencia artificial, los camiones autónomos y los gemelos digitales para predecir accidentes son algunas de las innovaciones que se están implementando para hacer frente a nuevos retos como la accidentalidad entre motoristas, el aumento de camiones, el repunte de la mortalidad entre jóvenes o el incremento de patinetes y bicicletas.

Durante este cuarto de siglo, el SCT ha ido evolucionando para adaptarse a los nuevos retos del tráfico y la seguridad vial. El modelo catalán de recuperación de puntos, el servicio pionero de atención a las víctimas y sus familias, y la firme apuesta por la formación y la tecnología son claros ejemplos.

A pesar del trabajo ingente hecho hasta ahora, que ha permitido reducir en un 75,6% la cifra de víctimas mortales entre el 2000 y el 2025, pasando de 778 a 190 en el conjunto de vías –una menos que en 2024–, todavía queda un largo camino por recorrer. Hasta el 30 de diciembre, este año se han registrado 143 muertos en las vías interurbanas catalanas, siete más que el año pasado, pero medio millar menos que el año 2000. Con respecto a las vías urbanas, las 47 de este año suponen ocho menos que en 2024 y un centenar menos que al final de siglo.

Ramon Lamiel, director del SCT, ha asegurado en una entrevista a ACN que uno de los hitos más ambiciosos que se marca Trànsit es el objetivo de «cero víctimas mortales» para el 2050, lo que se denomina Visión Cero. Aunque ha admitido que este reto es muy «complicado», ha dicho que el servicio se mantiene firme en su determinación: «En 2030, queremos reducir la cifra de víctimas un 50% respecto al 2019, y el primer paso es conseguir una reducción del 20% para el 2026 en las vías interurbanas y del 5% en las urbanas», ha explicado Lamiel, que ha apuntado que en los municipios son claves las zonas 30, los radares en travesías y las subvenciones que se han implementado para ayudar a los ayuntamientos a mejorar la seguridad en puntos negros.

En este sentido, ha remarcado que el año pasado se consiguió una disminución global del 21% respecto al 2019. Si no hay más siniestros mortales en las últimas horas de este año, el 2025 se cerrará con una rebaja del 21,6% respecto al último año prepandémico teniendo en cuenta todos los tipos de vías.

Según datos del SCT, por tipo de vehículos, los que han concentrado más mortalidad este año son los ligeros, con 70 víctimas, seguido de las motos y ciclomotores (65), los peatones (28) y los vehículos pesados (10). Furgonetas (8), bicicletas (7) y otros vehículos (2) también han dejado pérdidas de vida en las vías del país.

Todo en un contexto en que la siniestralidad cada vez es más dispersa y, por lo tanto, más compleja de abordar, y en que la movilidad por toda Cataluña se ha incrementado notablemente, sobre todo en torno a Barcelona, donde globalmente ha subido en torno a un 4,5% en comparación con el año pasado, y donde la presencia de vehículos pesados ha crecido en torno al 20%.

Herramientas de presente y de futuro

Lamiel ha asegurado que una de las principales claves del progreso del SCT ha sido la incorporación de la tecnología en la gestión del tráfico. Ha explicado que los radares han sido una de las medidas más efectivas para reducir la siniestralidad y ha revelado que «en los puntos en que se han ido instalando, los accidentes han bajado entre un 30% y un 50%». También ha indicado que los radares de tramo «todavía funcionan mejor», pero ha admitido que hay que trabajar en una planificación más esmerada para detectar los puntos donde sea más adecuado instalarlos.

Así, ha señalado que el control dinámico de la movilidad con los nuevos carros radar también tiene una especial relevancia en esta estrategia. Recientemente se han incorporado seis nuevos en la AP-7, algunos de los cuales se han destinado a las Terres de l'Ebre, donde este 2025 se han registrado 17 víctimas mortales, más del doble que en 2024.

Aparte de la velocidad, el SCT también pone el foco en las distracciones al volante, derivadas del uso de teléfonos móviles principalmente, pero también de pantallas y GPS en el interior de los automóviles. Así, en los últimos años también se han sumado a la estrategia drones y cámaras radar con inteligencia artificial que detectan estas conductas y de otros de riesgo como no llevar el cinturón de seguridad o hacer un mal uso del carril Bus-VAO.

En esta misma línea, se están implementando sistemas de inteligencia artificial para mejorar la gestión del tráfico. «Sacaremos adelante un gemelo digital que está a punto de licitarse en todo el anillo metropolitano para definir estrategias de gestión de tráfico, hacer predicciones y proponer medidas para reducir las incidencias y la siniestralidad», ha apuntado Lamiel, que ha asegurado que también se trabaja con la UPC para diseñar más herramientas para anticiparse y predecir siniestros: «Estamos prediciendo intensidades y velocidades pero en el futuro queremos predecir las zonas donde pueden pasar accidentes y decir 'atención que en un rato esta área puede sufrir un riesgo alto de siniestro'», ha relatado.

Lamiel también ha comentado que uno de los retos de futuro será la incorporación de los vehículos autónomos a la red vial. Ha asegurado que Trànsit «está trabajando a fondo a través de un consorcio que incluye universidades y otros organismos para conocer experiencias de otros países y saber qué habría que modificar del marco legal para poder introducir este tipo de transportes en Cataluña».

Ha defendido que hay casos de éxito que ya funcionan a los Estados Unidos y ha puesto como ejemplo el Proyecto Aurora, que consiste en la creación de un carril específico para camiones autónomos en la autopista. «Va un conductor dentro por si pasa alguna cosa y tiene que tomar el control, como cuando los aviones van con piloto automático, pero la mayoría del vuelo se hace con control automático», ha detallado. Ha añadido que este sistema «tiene enormes ventajas» porque consigue reducir a cero la siniestralidad entre este colectivo: «No hay averías porque todo está automatizado, no hay distracciones y los conductores no tienen que detenerse para descansar», ha relatado.

Òscar Llatje, coordinador de seguridad vial y movilidad de Trànsit, también se ha referido a los vehículos pesados. Ha indicado que con la liberación de los peajes los camiones se han incrementado un 40% en la AP-7 y ha dicho que este territorio se ha convertido en «la zona con más tráfico de camiones de la Península». Llatje ha asegurado que este crecimiento está estrechamente ligado con un aumento de la siniestralidad con estos vehículos implicados y ha dicho que aunque no siempre son graves, sí generan grandes retenciones.

También se ha mostrado optimista sobre el futuro de los vehículos autónomos y ha afirmado que «las autopistas son el escenario perfecto para implantarlos». Así, ha remarcado que «los errores humanos, que causan más del 90% de los accidentes, se pueden eliminar con esta tecnología». Además, ha destacado la importancia de la conectividad: «Con más radares, más sensores y más información en tiempo real, podremos mejorar la seguridad vial de manera significativa».

Los retos de la AP-7 y la liberación de peajes

En otro orden de cosas, Lamiel ha asegurado que también será necesario implementar mejoras a las infraestructuras para hacerlas más seguras y eficientes. Se ha referido a la AP-7 y a «la eclosión de la movilidad» que se dio en esta vía a raíz de la liberación de los peajes después de la pandemia. Todo, ha asegurado, dio lugar a una situación viaria «singular y única» que obligó al SCT a repensar toda la estrategia viaria.

Lamiel ha destacado la problemática de los enlaces viarios en esta autopista y ha asegurado que hay que intervenir en algunos puntos para garantizar una circulación más segura. Así, se ha referido a la conexión de la AP-7 con la C-58, la B-23 o la A-2. En paralelo, ha defendido aumentar los controles en la vía, reducir la velocidad en tramos como el de Calafat a Amposta, o implementar la velocidad variable en 150 kilómetros de la autopista. En relación con esta última medida, ha dicho que «todos los proyectos están en marcha» y que confía en poder dar detalles en breve.

Aunque la AP-7 es la vía que concentra más siniestralidad de Cataluña «porque también es la que acumula más volumen de tráfico», Lamiel ha afirmado que hay otros que también ocupan una posición destacada en el ranking. Así, se ha referido a ejes como la B-23, la C-58, la A-2 o, incluso, las rondas de Barcelona. Al mismo tiempo, ha recordado que el riesgo de sufrir un accidente en una carretera convencional es cuatro veces más elevado que en una autopista o autovía.

En este sentido, los responsables del SCT han asegurado que las autopistas y autovías son ejes «muy seguros» que incorporando la tecnología adecuada pudrían «eventualmente» convertirse en los primeros ejes en que las víctimas mortales se reduzcan a cero. De hecho, las carreteras convencionales son las que concentran, sumadas, la mayoría de accidentes con víctimas y con muertos.

No obstante, como expresa Lamiel, las principales vías son las que se sitúan arriba de todo de los rankings de siniestralidad. La AP-7, con 701 siniestros, fue primera en 2024, como cada año desde la liberación de los peajes, mientras que la A-2, que había encabezado el listado durante varios años antes del incremento de accidentes de la AP-7, fue segunda (456), con prácticamente los mismos que la C-31 (455). La B-20, la C-32, la B-10 y la C-58, así como la N-II y la N-340, por este orden, también concentraron más de 200 siniestros con víctimas a lo largo del año.

Colectivos más vulnerables: hombres, jóvenes, motoristas y ciclistas

Lamiel también ha explicado que una de las fijaciones de Trànsit desde sus inicios ha sido proteger a los colectivos vulnerables. Ha puesto el foco en los hombres, dado que el 80% de los conductores muertos son de sexo masculino y el 70% de los heridos graves en accidentes también. Según los datos año en año, los hombres se ven involucrados en casi el doble de siniestros que las das, de manera estable. Con respecto a las edades, ha insistido en los mayores de 65 años, que hasta ahora acumulaban la mayoría de siniestros. Con todo, ha revelado que este 2025 se ha observado un repunte de la mortalidad entre los jóvenes: «No para que causen los accidentes los jóvenes, sino que se han producido en unas franjas horarias donde seguramente la frecuentación de la vía es superior por parte de los jóvenes y han sufrido estos accidentes», ha explicado.

Al mismo tiempo, ha indicado que la siniestralidad entre motoristas sigue siendo una de las más altas –de hecho, este año se han registrado 65 entre vías urbanas e interurbanas. «La moto es un vehículo vulnerable, y los motoristas son los que más víctimas mortales acumulan cada año», ha explicado Lamiel, que ha dicho que desde hace años los datos de mortalidad de estos vehículos es establo, en la mitad que a principios de siglo. De hecho, desde el año 2000, el número de accidentes con víctimas también ha ido a la baja, aunque de manera más moderada, y ronda las 9.000 anuales.

Así, ha insistido en la necesidad en seguir trabajando en la formación específica del colectivo, los controles Promot que se hacen conjuntamente con los Mossos durante todo el año y la mejora de las infraestructuras, con iniciativas como las marcas en la carretera para ayudar a definir el trazado. «Hemos visto que un 65% de los motoristas respetan las marcas que hemos hecho», ha asegurado Lamiel, que ha dicho que todavía está evaluando la efectividad de la medida para disminuir la siniestralidad.

Por otra parte, ha explicado que en los últimos 20 años se ha producido un incremento notable de la bicicleta como medio de transporte, especialmente vinculado al ocio, no sólo en vías urbanas, sino también interurbanas. Lamiel ha admitido que la siniestralidad entre ciclistas ha crecido, pero ha afirmado que ha habido «una contención a la baja de las víctimas mortales y de la siniestralidad más lesiva». La cifra de ciclistas muertos cada año ronda la decena y el número de accidentes con ciclistas implicados ha subido del medio millar a principios de siglo, a los cerca de 2.000 el año.

Ha apostado por seguir trabajando para crear carriles segregados, a pesar de reconocer que muchos ciclistas prefieren ir por la calzada. También ha adelantado que Tráfico trabaja para implantar en más puntos el sistema que avisa de la presencia de ciclistas en el interior de túneles y para poner paneles móviles en vías frecuentadas por ciclistas: «Es una señalización que está apagada y se enciende cuando pasa a un ciclista», ha comentado Lamiel, que ha dicho que los dos recursos avisan los conductores sobre la necesidad de extremar la precaución y reducir la velocidad.

Los datos de Trànsit también reflejan un descenso progresivo del número de peatones que pierden la vida en accidentes con vehículos, del centenar a principios del siglo XXI, en menos de 30. El número de accidentes también ha bajado, pero en menor mide, de 3.317 en 2000, en 2.781 el año pasado.

Helicópteros y drones, los guardianes del tráfico desde el aire

Desde los inicios el SCT, los medios aéreos han sido una de las herramientas más importantes para controlar el tráfico y garantizar la seguridad. Jean Peña, responsable de Gestión de Trànsit, ha explicado que se empezó con un solo helicóptero, pero ha dicho que la creciente necesidad de controlar todo el territorio llevó a ampliar la flota. Actualmente Trànsit dispone de dos helicópteros, un avión bimotor y, desde el año pasado, drones. Peña ha afirmado que los helicópteros, que vuelan cada día a unos 500 metros de altura, pueden identificar infracciones como el exceso de velocidad, las distracciones al volante, el uso de móviles o los adelantamientos indebidos. Ha apuntado que estos aparatos permiten registrar hasta 6.000 denuncias al año, incluyendo unas 300 por exceso de velocidad mensuales por cada helicóptero.

Además, Trànsit ha ido modernizando el Centro de Información Viaria de Cataluña (CIVICAT), donde se monitoran las carreteras mediante más de 550 cámaras fijas y móviles, incluyendo cámaras instaladas en los medios aéreos. Peña ha explicado que «desde el CIVICAT se coordinan todos los datos que recogen de los medios aéreos con la información del Centro de Información de Tráfico (CIT), que permite gestionar la seguridad a la red vial 24 horas al día, todos los días del año». El CIVICAT también ha incorporado más paneles de mensaje variable y radares, incluyendo los cinemómetros aerotransportados, que permiten controlar los excesos de velocidad desde el aire.

Pero el futuro pasa también por la tecnología más avanzada, como la incorporación de drones para operaciones más locales y acontecimientos especiales. Así, ha asegurado que el SCT tiene planes de aumentar la flota de drones para cubrir tramos más amplios, como la AP-7, y desplegar «nidos de drones» que operen simultáneamente en un área más grande. Todos los medios aéreos se coordinan con patrullas de los Mossos para la identificación y denuncia de conductos temerarias e infracciones sobre el terreno.

Formación vial continuada

Si bien es cierto que todos los cambios normativos, innovaciones tecnológicas y mejoras a la infraestructura son claves para combatir la mortalidad en las carreteras, Trànsit tiene claro que uno de los palos de pajar claves a lo largo de esta años ha sido la formación y la concienciación. Farners de Cruz, responsable de educación y formación vial del SCT, ha señalado que en los últimos 25 años la sensibilidad sobre la seguridad vial ha mejorado significativamente. Ha recordado que antes «no se llevaba cinturón, ni se consideraba la velocidad como un factor de riesgo» y ha dicho que hoy en día la ciudadanía es más consciente. Al mismo tiempo, ha indicado que el consumo de alcohol cada vez es menos aceptado en la conducción y ha dicho que también ha habido una evolución muy importante de las normas de seguridad, con especial incidencia en el uso del cinturón y los sistemas de retención infantil. Otro gran cambio ha sido la introducción del permiso por puntos, que de Cruz considera esencial para que los conductores tomen conciencia. «Muchos de los que han pasado por cursos han cambiado sus actitudes», ha explicado.

De cara a los próximos años, ha defendido una formación continua a lo largo de toda la vida de los conductores: «Lo que nos gustaría es que la educación y la formación llegaran a todos los conductores, no sólo en un momento puntual, sino con continuidad. Los conocimientos, las habilidades y los valores tienen que evolucionar a lo largo del tiempo y se tienen que ir revisando», ha apuntado. Al mismo tiempo, ha apostado por que haya una formación específica para los conductores profesionales, tanto camioneros como mensajeros o repartidores; para intensificar las formaciones 3.0 dirigidas a motoristas y para concienciar los conductores de patinetes sobre la necesidad de formarse porque «el entorno es muy complejo en algunas grandes ciudades, pero también en municipios pequeños».

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