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Los Mossos avisan de que los ciberdelitos «no paran de aumentar» y apuntan la explotación infantil como la principal lacra

Los ataques a empresas e instituciones han crecido significativamente durante el 2023

El inspector Josep Antoni López Garzón, cabeza del Área Central del Cibercrimen de los Mossos, durante una entrevista a la ACNCedida

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Les denuncias relacionadas con ciberdelitos «no paran de aumentar» y la explotación y el abuso infantil a través de la red se presenta como la principal preocupación de los Mossos en este ámbito. Lo ha explicado el inspector Josep Antoni López Garzón, cabeza del Área Central del Cibercrimen de la policía, en una entrevista a la ACN.

Ha indicado que durante el 2023 se registraron unas 80.000 denuncias vinculadas al cibercrimen, lo que representa el 14% del total de hechos contabilizados por la policía y el doble que el año anterior.

Según el inspector, las personas que operan al margen de la ley han encontrado en el ciberespacio una «oportunidad de mercado». Al mismo tiempo, ha avisado de que los ataques a empresas e instituciones también han aumentado significativamente.

En un contexto en que las extorsiones, estafas y abusos a través de Internet son cada vez más habituales, hace poco más de un año el Gobierno dio luz verde al nuevo decreto de estructura de los Mossos que potencia las disciplinas relacionadas con la ciberseguridad.

Así, se creó la región policial virtual, la nueva Comisaría General TIC, y el Área Central del Cibercrimen, que se encarga de investigar los ciberdelitos de más complejidad, así como aquellos que afectan a la libertad sexual de menores cometidos a la red o mediante redes sociales.

Josep Antoni López Garzón, cabeza del Área Central del Cibercrimen de los Mossos, ha explicado que la expansión de Internet y de las nuevas tecnologías ha convertido el ciberespacio en un nicho de mercado muy atractivo para los delincuentes.

Ha recordado que durante la pandemia «los hechos delictivos en términos globales bajaron, sin embargo, en cambio, los delitos relacionados con el cibercrimen no dejaron de aumentar».

Así, ha afirmado que esta tendencia no ha variado en los últimos años. Según Garzón, en el 2023 los Mossos recibieron unas 80.000 denuncias vinculadas a esta tipología delictiva, lo que representa el 14% del total de hechos denunciados, unos 600.000, y el doble que en el anterior ejercicio.

Lucha contra la explotación y el abuso infantil en la red

El inspector ha apuntado que uno de los fenómenos que más preocupa el cuerpo es la explotación y el abuso infantil. Ha valorado que «es una puerta de entrada abierta» y ha indicado que las personas que quieren acceder a los menores utilizan mecanismos y estrategias «muy bien estudiadas».

Ha detallado que en la mayoría de casos los autores buscan obtener material para compartir e intercambiar, pero ha matizado que estas conductas también esconden «un factor de placer sexual asociado».

Aparte, ha señalado que en las sextorsiones con adultos implicados el objetivo final acostumbra a ser el de conseguir un rédito económico. «Lo que hacen es ganar la confianza de la víctima haciéndose pasar por una chica o un hombre atractivo», ha explicado Garzón, que ha dicho que cuando los delincuentes obtienen una «imagen íntima de la persona que está delante de ordenador» proceden a amenazarla con compartir este contenido con sus contactos a través de alguna red social.

En este sentido, ha remarcado la importancia de denunciar siempre esta tipología de estafas, por muy pequeñas que sean, ya que cualquier indicio puede acabar desembocando en un fraude a gran escala.

También ha reconocido que existe una «cifra negra» de personas que no acuden a la policía porque «no quieren volver a pasar vergüenza, no ven posible restituir lo que les ha sucedido o no quieren mostrar la vulnerabilidad de sus bases de datos».

Poca colaboración internacional

El especialista en cibercrimen ha asegurado que muchos de los cassos que los Mossos investigan acaban traspasando la frontera catalana o, incluso, la del Estado. Así, ha recordado que a diferencia de la judicatura o de los cuerpos policiales, la capacidad operativa de los delincuentes no está limitada a un determinado ámbito geográfico.

«Los que operan a nivel de ciber tienen a su alcance todo el mundo y hasta todo hay especializaciones por países, es decir lugares en que suele desarrollarse una actividad ilícita concreta como el cibersex», ha comentado. Todo, ha afirmado Garzón, ralentiza la resolución de las investigaciones. En más, ha lamentado que en algunos Estados la colaboración policial o judicial no existe.

Ataques a instituciones y empresas

Los ataques informáticos contra instituciones o empresas son otro de los ámbitos de actuación a los cuales la policía catalana destina más esfuerzos. En el último año este tipo de hechos han aumentado significatvament.

El inspector ha remarcado que el 'randsomware' no es la metodología «más habitual», aunque ha reconocido que «sí es la más popular». Uno de estos casos tuvo lugar hace poco más de un año, cuando los piratas informáticos de Ransom House robaron datos personales de pacientes del Hospital Clínico y acabaron filtrándolas.

López Garzón ha manifestado que las personas que optan por este tipo de ataques lo hacen porque «permiten obtener datos sensibles y al mismo tiempo extraer un beneficio económico», fruto de los rescates que reclaman a las víctimas.

«Nosotros nunca recomendaremos pagarlos porque eso supondría contribuir a que este mercado siga funcionando», ha afirmado. Además, ha avisado de que pagar no garantiza la recuperación del material sustraído y ha advertido que hay riesgo de que en un futuro los estafadores reclamen más dinero.

Aunque ha apuntado que cada vez hay más empresas que tienen una buena política de seguridad a nivel cibernético y hasta todo disponen de una persona responsable de este control, ha admitido que todavía hay mucho camino por recorrer.

«Algunas compañías no creen porque es algo intangible», ha valorado al inspector. Ha dicho que «todo el mundo invierte en alarmas, una buena cerradura por la puerta de casa o rejas» pero no en ciberseguridad: «No tenemos interiorizada todavía esta manera de pensar», ha lamentado.?

Asimismo, ha destacado la necesidad de que la ciudadanía tome conciencia de los beneficios de extremar las precauciones también en el ámbito personal. «No podemos tener la misma contraseña para todas las aplicaciones que utilizamos», ha alertado.

Irrupción de la IA y formación del cuerpo

Garzón también se ha referido al impacto de la Inteligencia Artificial en los ciberdelitos. Ha considerado que aunque esta tecnología puede suponer un gran avance y puede abrir la puerta a incorporar nuevas herramientas en la tarea de investigación, también puede contribuir en qué surjan nuevas amenazas: «Ya estamos investigando un caso de una ciberestafa en que han suplantado la voz de una persona con IA», ha puesto como ejemplo.

Por este motivo, ha insistido en que es imprescindible que los agentes que trabajan para combatir el cibercrimen dispongan de una formación adecuada y permanente.

Ha apuntado que esta es una asignatura pendiente que el cuerpo tiene que resolver, pero ha asegurado que la voluntad de actualizarse y avanzar está. «No podemos decir que estamos a la última porque todo avanza a mucha velocidad pero, por ejemplo, ya estamos trabajando con IA», ha expuesto.

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