Diari Més
Xavier Bosch

Autor de 'La dona de la seva vida' (Columna)

«La rabia me la he quitado antes de empezar a escribir, porque sino, mal»

En su última novela el periodista y escritor se adentra en la trama de los niños robados, un escándalo nunca resuelto a nuestro país

Xavier Bosch este miércoles en Tarragona.

«La rabia me la he sacado antes de empezar a escribir, porque|para que si no, malo»Gerard Martí

Publicado por

Creado:

Actualizado:

—En el primer capítulo de su novela conocemos los Estrado, una familia aparentemente modélica. ¿Quiénes son, los Estrada?

—Son una familia como cualquiera de las nuestras. La madre se muere y los hijos que viven fuera vuelven por el entierro. Son tres hermanos y les queda un padre viudo, del cual se tiene que hacer cargo el hermano mayor, que es el único que vive en Barcelona. El medio vive con su marido en Copenhague y la pequeña vive en Estrasburgo, donde hace de pediatra. El mayor es periodista e investiga uno de los grandes escándalos de Cataluña y España de los últimos 50 años, y cuando pone el dedo en la llaga, todo se empieza a tambalear. Es el precio que tiene traspasar las líneas rojas.

—Ya de entrada intuimos que la relación entre hermanos será la columna vertebral de la historia. ¿Por qué ha querido poner la mirada en este amor fraternal?

—La novela quiere ser un homenaje a los hermanos. Venía de tres novelas donde había hablado del amor intenso, pasional, después de una relación de amistad que se va trenzando poco a poco y en la última había explorado el mundo de la pareja en torno a la edad de los 50 años. Pero todavía tenía cosas que decir sobre el mundo de los sentimientos, y pensé que no había profundizado sobre las relaciones entre hermanos. Yo tengo uno, más mayor que yo, y también tengo una hija única, y por lo tanto he visto cómo es la relación en cada caso. Pero como los autores tenemos tendencia a complicarnos la vida, para la novela quise explorar el mundo de la relación de tres. ¿Qué pasa cuando las caricias de los padres, los juguetes, los regalos y los castigos se dividen de manera diferente? ¿Y sobre todo, cuando ya no hay mayorías absolutas sino que la democracia va de dos a uno?

—En el libro afirma que la infancia es nuestra patria. ¿Hasta qué punto considera que lo que hemos vivido de pequeños determina nuestra vida de adultos?

—A mí me da la impresión que la infancia determina todo lo que vendrá después. Los afectos que hemos recibido y los miedos que hemos pasado nos marcan el camino que seguiremos y las relaciones que estableceremos con los otros. En la novela, el hermano medio tiene unos miedos por unos motivos que se van desvelando. A los 15 años descubre que es homosexual, pero él no lo acaba de decir nunca, porque sus padres no lo quieren saber y siente el temor propio de aquellos tiempos de antes. Alguien me dijo en otra entrevista que esta novela tiene muchas novelas a dentro. Pienso que esta historia ya sería una novela por sí sola.

—Hay otra trama, que se enrosca con la primera, que es la de los bebés robados en el estado español hasta 1999, cuando se abole el parto anónimo o secreto. Es una cuestión que usted había abordado como periodista. ¿Por qué lo coge y la puerta ahora a la ficción?

—El año 2012, cuando presentaba y dirigía el programa Ágora en TV3, hicimos un programa sobre los niños robados en Cataluña. En los medios se empezaba a hablar de algunos casos a España, y quisimos saber qué pasaba aquí. Tuvimos seis testimonios escalofriantes de gente que buscaba a los padres biológicos, o padres que buscaban a los hijos que les habían dicho que estaban muertos pero no era verdad. Aquel día volví a casa con la piel de gallina y me hice la reflexión que todas aquellas personas no volverían a tener paz ni un solo día, porque un bebé robado es un secuestro de por vida.

—El hecho de abordarlo de nuevo, pero ahora desde la ficción, ¿le permite enfocarlo desde otras perspectivas?

—La ficción nos da la libertad para enfocar las cosas como queramos. Por lo tanto, también desde el prisma ético. La gente que estuvo implicada sabía lo que hacía. ¿Y los padres que recibían a los bebés, hasta qué punto lo sabían? ¿Creían que pagaban una adopción y que el dinero era para la manutención de la joven madre embarazada que quería dar a la criatura? En dos presentaciones de la novela me he encontrado con personas que me han venido a explicar sus casos. Una chica me dijo que había nacido en 1975 y que tenía casi la certeza de que había sido una niña robada. Lo explico ahora y se me vuelve a poner la piel de gallina.

—En situaciones así debe ser inevitable que vuelva a salir Xavier Bosch periodista.

—A menudo, escribir una novela no es mucho más largo que escribir un reportaje. Cuando me pongo a escribir, ya sé lo que quiero explicar, conozco la historia y no me estremezco cada día. La rabia ya la he sacado antes de empezar, porque si no, mal.

—Antes de acabar, hágame un vaticinio como los que hace una vez por semana en RAC1. ¿Cómo será el Sant Jordi de este año?

—Mi vaticinio es: será el mejor Sant Jordi de la historia, porque tenemos la necesidad de volver a vivir el día más bonito del año. No nos podremos abrazar ni besar, pero sí regalar libros y rosas. Durante la pandemia el libro ha ganado valor, hemos podido salvar librerías y libreros y tenemos ganas de leer historias que nos distraigan. Por todo ello, estoy seguro de que será histórico.

tracking