Diari Més

Un guardia civil dice que los votantes se comportaron como «delincuentes» y que sufrió un «daño moral» por insultos

El agente apunta que sufrió «agresiones verbales» por su condición de miembro de la Benemérita

Plano general del banquillo de los acusados al juicio del 1-O que se celebra en el Tribunal Supremo.

Plano general del banquillo de los acusados al juicio del 1-O que se celebra en el Tribunal Supremo.Senyal Tribunal Suprem

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Un agente de la Guardia Civil que actuó el 1-O en un punto de votación de Sant Andreu de la Barca ha asegurado que los ciudadanos que estaban concentrados se comportaron como «delincuentes». El miembro de la Benemérita ha asegurado que no fue golpeado, pero que sufrió «agresiones verbales, amenazas e intentos de agresión». «Sólo sufrí un daño moral por las amenazas que sufrí», ha dicho, «no sé si me insultaron porque fui a cumplir una orden judicial o porque era guardia civil». El agente ha dicho que las miradas desprendían «desprecio u odio» y que «nunca» lo habían «escupido» por hacer su trabajo. «Hasta día de hoy no entiendo porque aquellas personas que eran del pueblo se habían comportado, por decir una palabra que quizás no es la adecuada, como delincuentes».

En respuestas al ministerio fiscal, el guardia civil (TIP G37772B) ha explicado que aquel día sólo actuó en un punto de votación, el del CAP de Sant Andreu de la Barca, donde fue vestido de paisano con otro grupo de agentes y acompañados de una unidad de seguridad del instituto armado. «Ya habíamos tenido conocimiento que muchos compañeros habían tenido dificultades a la hora de hacer cumplir la orden del TSJC, pero no te hacías en la idea», ha empezado diciendo.

Según su relato, aparcaron el coche camuflado a aproximadamente 50 metros de la entrada del punto de votación, y que cuando bajaron del vehículo ya les «encapsularon» el equipo de seguridad de la Guardia Civil «para evitar ser agredidos». El agente ha dicho que se les acercaron entre 15 y 20 personas, que los«insultaron» diciéndoles «asesinos e hijos de puta». «Lo que más me dolió fueron las miradas», ha dicho, «y me escupieron varias veces».

En el exterior del punto de votación había entre 400 y 500 personas, ha añadido, mientras había «entre 15 y 20 personas detrás de la puerta que impedían la entrada». El agente ha garantizado que sus compañeros de seguridad informaron hasta «cuatro veces» antes de actuar, y que finalmente fueron sacando a los manifestantes «uno a uno» por un lado de la puerta.

En este momento, ha relatado que uno de los concentrados «saltó» encima de un agente de seguridad de la Benemérita y que «le mordió la mano». La defensa de Cuixart le ha preguntado si no vio que el agente «estiraba a la persona que estaba sentada y que cayeron al suelo rodando los dos». El agente ha dicho sólo vio que «alguien se le tiró encima, hubo una pelea en el suelo» y que su compañero acaba «lesionado».

Este manifestante fue el único detenido de esta actuación. «La misión era cumplir la orden judicial, si nos hubiéramos dedicado a detener creo que los principios de actuación no se habrían llevado a cabo porque habríamos provocado un mal mayor», ha asegurado. Sin embargo, ha dicho no saber el resultado de las diligencias que se abrieron contra el detenido.

Actitud «pasiva» de ocho mossos

Mientras tanto, ha asegurado, «a 40 metros había 8 mossos d'esquadra que en ningún momento se acercaron a darnos auxilio». «No hablaron, estuvieron todo el rato allí», ha dicho. El agente ha asegurado que, en aquella actuación, los Mossos tuvieron una «actitud pasiva», y a preguntas de la defensa de Jordi Cuixart ha admitido que no vio si nadie del grupo de seguridad de los GRS les pidió ayuda.

Una vez dentro del local, se encontraron «250 personas de muchas edades», entre las cuales «personas mayores», haciendo un «muro infranqueable» para evitar poder llegar en el material electoral que iban a requisar. «Todos nos estaban grabando, una persona dijo que todo el mundo estuviera callado, tuvimos que apartar las piernas para no pisar a nadie, nos costó mucho llegar al punto de votación», ha dicho. Ha explicado que pudieron llevarse unas 2.500 papeletas, pero no urnas. También ha dicho que una persona «se empezó a marear» porque las ventanas estaban cerradas y que a la Guardia Civil la asistió.

En la salida, para ir al coche, ha relatado que otra vez «fueron insultados, amenazados y escupidos». El agente hizo un atestado sobre los hechos de aquella actuación, según ha dicho, visionando un solo vídeo.

No recuerda el «detalle» de si usan las porras

El letrado de Sànchez, Rull y Turull, Jordi Pina, ha preguntado detalles sobre el 1-O y le ha preguntado si alguien intentó sacarle las 2.500 papeletas que requisó. Y ha reconocido que no. También le ha preguntado si vio gente armada, con palos, pasamontañas, quemando contenedores o haciendo barricadas. Una pregunta que ha interrumpido wl presidente del tribunal, Manuel Marchena, que ha dicho que era muy «descriptivo» y lo ha delimitado. «¿Había personal armado?», ha preguntado Marchena al testigo, que ha reconocido que no.

También le ha preguntado sobre si algún agente usó la porra y si lo vio en algunas de las imágenes que ha analizado en el atestado. «En aquel momento con tanta tensión no sé si alguno llega a usarla, no lo sé, no me acuerdo del detalle», ha explicado.

Ninguna instrucción sobre actuación conjunta

A preguntas del letrado de Forn, Xavier Melero, le ha preguntado sobre qué órdenes les habían dado los superiores del cuerpo antes del 1-O. Ha reconocido que tuvieron un 'brifing' dos días antes del referéndum y que les explicaron que tenían que cumplir lo que ponía la parte dispositiva del auto del TSJC. Melero le ha preguntado si les dijeron que tenía que ser una operación conjunta (cómo decía la resolución judicial) pero ha dicho que no le constaba. «No era mi competencia», se ha excusado.

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