Diari Més

Comín admite que la implementación de la República «quizás no estaba lo bastante diseñada» para «un escenario de represión»

El exconseller de Salud asegura que el 10-O el Govern creyó la «trampa» que «se abría una puerta para la mediación internacional»

Pla mig de l'exconseller de Salut i diputat al Parlament, Toni Comín, durant una entrevista amb l'ACN.

Comín admite que la implementación de la República «quizás no estaba lo bastante diseñada» para «un escenario de represión»ACN

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El eexconseller de Salud, Toni Comín, admite que el Govern «quizás» no estaba lo bastante preparado para implementar la República «en un escenario de represión». «Acepto -y sería mi principal autocrítica- que en toda la estrategia que lideramos desde el Gobierno quizás no estaba lo bastante diseñado cuál sería la gestión para implementar este mandato en un escenario de represión», dice en una entrevista con el ACN un año después del referéndum del 1-O. Según él, el Govern tenía «muy planificado» como querían que fuera la «materialización» de la República en un escenario de acuerdo o negociación con el gobierno español. «Pero una vez llega el momento, hay una estrategia para implementar el mandato que es, para decirlo de alguna manera, un combate que lo querríamos corto pero que entendemos que probablemente será largo», añade.

«La convicción de que la intensidad represiva del estado español saldría completamente de los márgenes de un estado de derecho europeo, empezó sobre todo -al menos con respecto a mí- aquel día», asegura sobre la violencia policial en algunas escuelas o ambulatorios para parar la votación del día 1. «Nos pensábamos que eso sería una barrera que los costaría más traspasar: destrozar la reputación del estado español como estado democrático, quitarse la careta y vulnerar los derechos civiles de manera descarada», confesa. A partir del 1-O, sin embargo, «entendieron» que no. «Quedó claro que su reputación internacional les era igual», sentencia.

«Parecía que se abría una puerta»

En los días posteriores a la votación, el Govern declaró la independencia y la suspendió de forma inmediata -un hecho que el mismo Puigdemont ha reconocido que fue un «error»-. Comín acepta que «si hubo algún error sería este» pero defiende que el error estuvo «en el sentido de haber caído en una trampa, la trampa que parecía que se abría una puerta para hacer una mediación internacional.» «Nosotros siempre hemos sido los adalides a resolverlo de manera dialogada [...]; en la que se abre una puerta diferente de la vía unilateral nosotros la intentamos aprovechar y los días previos al diez de octubre parecía que esta puerta se abría», señala.

Eso se demostró rápidamente que no era así: suspendimos la declaración y una semana más tarde encarcelaban los Jordis», indica. «¿Jugamos limpio y los otros no? Prefiero equivocarme por honesto que no una pequeña victoria táctica de trampas y de represión, que es lo que tuvo el gobierno español», replica el exconseller sobre la decisión del Govern.

Con todo, el republicano no ve «contradicción» entre decir ahora que el referéndum del 1-O es un mandato «vigente» y al mismo tiempo buscar el referéndum acordado. «Es perfectamente compatible, mientras no haya un mandato mejor el mandato es aquel», concluye. «Por lo tanto, trabajamos para materializar el mandato pero siempre estaremos abiertos en qué aparezca el Cameron español que nos diga que hacemos un referéndum acordado como el de Escocia», añade.

La jornada del referéndum

Comín recuerda bien la secuencia de aquel día. Él estaba en la Escuela Proyecto, que además de ser el centro donde votó era también la escuela donde estudiaba su hija cuándo vivía en Barcelona. Después de dedicar el fin de semana a las actividades para mantener las escuelas abiertas, organizadas en múltiples centros por padres y madres, llegó el día y con este un contingente de 150 policías nacionales. «Está muy grabado ya, los vídeos donde se ve cómo entraron y se ve la resistencia pacífica de la gente y como reventaron la puerta de la escuela a golpes de almádena, cómo intentaron llevarse las urnas y como no lo consiguieron, explica.

«Recuerdo sobre todo eso, estar al lado de la gente como un ciudadano más y gestionar de la manera más democrática posible la indignación ante aquella violencia represiva». Más tarde, como titular de Salud se acercó al Hospital Sant Pau, donde había ingresado a Roger Español, herido al ojo -que acabaría perdiendo- por una bala de goma. Al final del día, Comín y el resto de miembros del Ejecutivo serían convocados a Palau, a la plaza Sant Jaume.

«En octubre del 2017, con la información de que disponíamos en aquel momento a cada momento, las decisiones de las cuales participé creo que serían las mismas», apunta sobre la relación de decisiones que van tanto preceder como seguir el 1-O. Por ejemplo, señala estar «orgulloso» de haber decidido cesar a los presidentes de las empresas públicas y asumir él el cargo para «protegerlos» y dar permiso a los trabajadores del sector sanitario para que pudieran votar en el referéndum a pesar de trabajar aquel día. Posteriormente, sería procesado por la justicia española en la causa del 1-O por rebelión y malversación.

«El 1-O fue una gran semilla inmensa»

Para Comín el referéndum fue «una victoria rotunda y absoluta», no sólo por «la astucia logística de la gente». «El uno de octubre intentaron que la gente se asustara y se fuera a casa y la gente protegió las urnas y las papeletas con su propio cuerpo», recuerda.

Además, para él el referéndum fue «una gran semilla inmensa» sin la cual la República no sería posible. «Pero las semillas para que crezcan se tienen que regar y abonar y por lo tanto tenemos mucho trabajo a hacer todavía», admite. En este sentido, asegura que desde el 1-O hay un combate «democrático» y «pacífico» que se está desplegando en los frentes judicial, institucional, civil y la opinión pública internacional. Frentes en que, según su opinión, se está avanzando «muchísimo».

En el frente judicial, Comín remarca las «victorias» obtenidas a la hora de luchar las euroórdenes si bien asegura que habría preferido que la justicia belga entrara a tratar el fondo de la petición en lugar de rechazarla por un defecto de forma. Por otra parte, destaca que en el frente institucional el independentismo ganó unas elecciones «imposibles» el 21-D y celebra que «el gobierno del 155 y la represión» se ha tenido que ir, un mérito que atribuye en buena parte al caso catalán.

También afirma que gracias al 1-O y la internacionalización posterior de la situación catalana, la opinión pública europea está hoy «más preocupada y menos dispuesta a contemplar pasivamente según qué» y que la gente «ha tomado conciencia que el grado de sacrificio que hará falta es mucho mayor de lo que pensaba». «Por lo tanto, aunque en términos personales es durísimo para los compañeros que están en la prisión o los que estamos en el exilio, políticamente estamos mucho mejor que hace un año, afirma.

Un año del «exilio»

Comín tiene «clara» la decisión de haberse marchado porque, asegura, era «imposible» ganar la batalla judicial dentro del estado español. «Hacía falta salir fuera para que la batalla judicial se produjera fuera y ganarla donde se puede ganar, que está en Europa: a Bélgica, Escocia, Alemania, en Estrasburgo.... por lo tanto yo en el exilio le veía también esta función», dice.

Preguntado por como fue la comunicación entre los diferentes consellers y el presidente Carles Puigdemont previa a la decisión de marcharse a Bélgica, Comín remarca que los políticos al frente del Govern concluyeron que tanto optar por el exilio como para quedarse eran dos opciones «políticamente legítimas y útiles». Partiendo de esta base, la decisión fue «personal». «Lo que sí que se hizo, el domingo por la mañana, fue un compromiso que una vez cada uno tomara su decisión lo que haríamos sería respetarla siempre y nunca nos las reprocharíamos entre nosotros», puntualiza.

En este sentido lamenta que desde la justicia española y algunos sectores se justifique la prisión preventiva de los que están cerrados tomando como precedente su marcha al extranjero. «Están en la prisión porque lo ha decidido de manera contraria al código penal un tribunal que está abusando de la justicia penal. ¿Nos quieren culpar a nosotros de las decisiones de alma franquista que ha tomado la Audiencia Nacional o el Supremo? En esta trampa no caeremos», sentencia.

De cara al juicio por la causa del 1-O y una posible sentencia condenatoria, considera que la reacción tiene que estar «en la lógica de la movilización ciudadana, pacífica y no violenta» y se muestra partidario de uno «tres de octubre largo».

«El acompañamiento del partido tiene que ser político»

Por otra parte, el exconseller de Esquerra asegura que el partido «ha hecho un gran esfuerzo» para estar acompañándolo «a nivel humano». Con todo, apunta que el acompañamiento «no tiene que ser humano» sino «político». En este sentido, por ejemplo, destaca que él fue «insistente» que sólo se tenían que devolver las actas de diputado «imprescindibles» para la investidura «por una cuestión ética». «Eso el partido lo entiende y lo ha asumido muy claramente: una de las obligaciones de las organizaciones políticas es minimizar los efectos de la represión», expresa.

En la misma línea, Comín defendió también su restitución como conseller. Fui muy insistente de decir: no regalemos los cadáveres al adversario, dar la restitución es ceder ante un acto de abuso, de represión y por lo tanto nosotros tenemos que optar a la restitución».

Además, recuerda que todavía están pendientes de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la Ley de la presidencia. «Si el TC por algún milagro se comportara como lo que es y dejara pasar esta ley, que permite la investidura y el ejercicio de presidente o conseller a distancia, nuestra restitución se tendría que producir de forma automática», advierte.

El Consejo de la República, en marcha «de forma inminente»

Desde hace unos meses, el mensaje del Gobierno ha sido el de avanzar con dos patas, una en Cataluña y la otra fuera, donde se tiene que crear el Consejo de la República. Preguntado para cuando se pondrá en marcha el organismo, Comín dice que «lo que es seguro es que tiene que ser ahora, al cabo de un año de los hechos de octubre» y vaticina que será «inminente».

Una de las funciones más «prioritarias», explica, será la de la «internacionalización» y toda aquella actividad, ante las instituciones, en forma de diplomacia civil o en el frente intelectual, que permita «incrementar el reconocimiento internacional de la causa catalana».

De hecho, según Comín, «son muchos los gobiernos de Europa que de cara adentro están escandalizados con la deriva autoritaria del estado español». «Hay bastantes gobiernos que empiezan a entender que la razón está de nuestro lado», apunta preguntándose: «I el día que sean 15 o 16 y consideren que la razón está de nuestro lado»?.

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