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La muerte de Robe Iniesta reabre recuerdos de su huella en Tarragona: de 1993 en el 2017

Les actuaciones de Extremoduro en Tarragona dejaron varias anécdotas que todavía se recuerdan.

El 8 de agosto de 2014 el grupo actuó en el Campo de Fútbol Municipal de Salou con cerca de 6.000 asistentes

El 8 de agosto de 2014 el grupo actuó en el Campo de Fútbol Municipal de Salou con cerca de 6.000 asistentesRobe.com

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Robe Iniesta, fundador y ve de Extremoduro, ha muerto este miércoles a los 63 años, según ha confirmado su agencia. La noticia llega después de un periodo delicado de salud —en el 2024 sufrió un tromboembolismo pulmonar que obligó a cancelar parte de su gira— y deja huérfano uno de los universos poéticos más singulares del rock en castellano.

Caos y espontaneidad en los escenarios tarraconenses

El paso de Robe por la demarcación de Tarragona no fue frecuente, pero sí intenso. Les tres actuaciones documentadas que protagonizó aquí han dado fruto a anécdotas memorables.

El verano de 1993, Extremoduro actuó en Mora de l'Ebre en el marco de la gira ¿Dónde están mis amigos?, una de las etapas más tempranas, irregulares y salvajes de la banda. No había grandes producciones, ni escenarios espectaculares, ni siquiera una estructura profesional consolidada.

Según crónicas de fans y webs de archivo, Robe tuvo faltas de memoria (“se olvidaba las letras”), la banda tuvo que ayudarlo, y él mismo lanzó bromas y exabruptos al público. La banda—“los Extre” de aquella época, muy diferentes de la formación más madura de los años 2000— improvisaba para mantener la canción viva mientras el cantante renegaba, hacía comentarios espontáneos y conectaba con el público desde una autenticidad casi brutal.

Veintiún años después, el grupo volvía a pisar tierras tarraconenses, pero en un contexto muy diferente. El 8 de agosto de 2014, en plena gira Para todos los públicos, el grupo actuó en el Campo de Fútbol Municipal de Salou, en uno de los conciertos centrales de las Noches Doradas. Cerca de 6.000 personas asistieron a una actuación que reunió público de varias generaciones. Durante la tercera canción, alguien lanzó un objeto —recordado por algunos como un vaso o cachi”— desde el público hacia el escenario. La reacción de Robe fue inmediata y contundente: se detuvo y, visiblemente molesto, advirtió que se podía marchar “porque ya habían cobrado”.

La última visita llegó en el 2017 al Festival Internacional de Música de Cambrils, ya en su etapa en solitario. Esta vez no hubo exabruptos ni tensión, sino todo el contrario: un Robe más sereno y profundo, una nueva versión más madura, introspectiva y centrada en la expresión poética de su universo musical.

Despido en una figura irrepetible

Les redes se han llenado de mensajes de despido y agradecimiento. Su oficina anunciará los próximos días los detalles del homenaje a Plasència, mientras miles de seguidores recuerdan no sólo su música, sino también noches como las de Mora, Salou y Cambrils, donde Robe Iniesta demostró que cada concierto podía convertirse en historia.

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