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Medio Ambiente

Un estudio alerta que los bosques de Europa pierden capacitado para absorber carbono

La investigación, con la participación del CREAF y el CSIC, pide una mejor monitorización de los bosques y de su gestión

Imagen del Bosque de la Marquesa de Tarragona

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Los bosques europeos pierden capacidad para absorber CO2 de la atmósfera y mantenerlo secuestrado en forma de carbono en el tronco, hojas, raíces o en el suelo. Eso es lo que apunta un estudio publicado en la revista 'Naturaleza' y liderado por un investigador del Joint Research Centre, con la participación del CREAF y del CSIC. Entre 1990 y el 2022, los bosques han absorbido en torno al 10% de las emisiones derivadas de la actividad humana y el estudio alerta de que esta capacidad está en declive, cosa que pone en riesgo los objetivos climáticos de la UE. Los investigadores apuntan que los factores que hay detrás de este cambio son diversos, entre ellos la intensificación de la tala de madera y el aumento de las perturbaciones naturales como incendios o tormentas.

El estudio también argumenta el declive de la capacidad de absorción de los bosques porque ya no se expanden a un ritmo tan acelerado como antes y que no hay tantas repoblaciones. También apuntan en el envejecimiento de los bosques, que reduce su capacidad de crecimiento y absorción de carbono, y a los episodios extremos de calor y sequía, que disminuyen la fotosíntesis y la productividad de los árboles.

Estos impactos, indican, pueden tener efectos persistentes durante años, debilitar los bosques y agravar la mortalidad forestal y las pérdidas de capacidad de secuestro de carbono. Para hacer frente, los investigadores advierten que hay que mejorar la monitorización forestal a escala europea, disponer de datos robustos, continuos y armonizados sobre el estado de los bosques, su salud y los diferentes compartimentos de carbono, incluido el suelo forestal.

También defienden una transformación profunda en la manera de gestionar los bosques europeos, que tenga otros objetivos más allá del de producir madera. Eso, remarcan, implica un equilibrio entre las actividades productivas, como la tala, y la conservación de los hábitats naturales. El estudio sugiere modelos de gestión basados en la ciencia que combinen bosques con diferentes edades y grados de protección, todo alternante zonas destinadas a la producción sostenible con otras reservadas para la conservación estricta. Esta diversificación, reivindican, ayuda a proteger la biodiversidad y a mantener el carbono almacenado en diferentes compartimentos del bosque, como la madera viva, la madera muerta y el suelo.

Con respecto a la reforestación, el estudio alerta de que habrá que acotar mejor los lugares donde se pueden plantar árboles en la UE porque la falta de agua marcará el futuro de las nuevas masas forestales. Así, consideran que esta solución será sólo válida en lugares muy determinados y con condiciones climáticas favorables.

Según el inventario europeo que calcula los sumideros de carbono del suelo forestal, zonas húmedas, y agrícola, entre otros, el depósito de carbono forestal en Europa pasó de 457 millones de toneladas de CO2 equivalente absorbidas cada año entre 2010 y 2014 a 332 millones de toneladas de CO2 equivalente absorbidas cada año entre 2020-2022. Es decir, una reducción de casi un tercio en sólo una década.

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