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Los psicólogos prevén dificultades de pacientes para pagar visitas este invierno

Algunas consultas privadas empiezan a notar un ligero aumento de personas que piden espaciar las sesiones de terapia

La secretaría de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya, Teresa Moratalla.

Los psicólogos prevén dificultades de pacientes para pagar visitas este inviernoACN

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Los psicólogos prevén dificultades en los próximos meses para pagar las visitas a las consultas privadas, a las cuales muchas personas recurren ante una sanidad pública que pide más recursos para la salud mental. La secretaria de la Junta de Governdel Colegio de Psicología de Cataluña, Teresa Moratalla, cree que «empezará a haber menos demanda, no para que no sea necesaria, si no porque no se podrá hacer frente al coste». En una entrevista a la ACN, explica que, de momento, han empezado a notar un ligero aumento de pacientes que plantean espaciar visitas o pagarlas más adelante. Moratalla alerta de que no seguir una terapia puede acabar comportando un aumento del consumo de fármacos. Además, las crisis económicas causan más problemas de salud.

«Se aventura un invierno muydifícil, con unas facturas a pagar bastante cuantiosas, y las familias llegan donde llegan. Nos veremos en esta situación claramente», afirma Moratalla en una entrevista a la ACN para saber si las dificultades derivadas de la fuerte inflación de los últimos meses se están traduciendo en un aumento de los problemas para pagar las sesiones a las consultas privadas.

La secretaria de la Junta de Govern del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC) señala que las consultas se encuentran todavía en la dinámica de la vuelta de las vacaciones de verano, una época en que tradicionalmente las primeras visitas aumentan sobre todo porel cambio de rutinas, que pueden agravar dificultades emocionales, conflictos familiares y trastornos.

Además, los psicólogos todavía notan la demanda derivada del impacto de la covid-19, que habría llegado a aumentar durante la pandemia hasta un 40%, apunta a Moratalla. «Estamos en un momento de subida de visitas a las consultas privadas porque la atención pública no da al alcance», observa.

En Cataluña, hay 9 psicólogos por cada 100.000 habitantes al sistema sanitario público, la mitad que la media europea (18), una ratio que es mucho más elevada en algunos países, según los últimos datos del colegio. Aunque depende de muchos factores, como la especialidad, la espera para una visita de atención psicológica en el sistema púbico puede ir de uno a cuatro meses –es un dato no oficial facilitado por el COPC-.

Según un informe del Observatorio de los Derechos de la Infancia con la participación del COPC publicado hace unos días, la sanidad pública catalana atiende menos de la mitad de los niños y adolescentes con problemas de salud mental. A pesar del esfuerzo de sus profesionales, el sistema sanitario público no puede dar respuesta a todas las necesidades de la población y por eso muchas personas recurren a la consulta privada, que no está, sin embargo, al alcance de todo el mundo.

Una sesión individual de psicoterapia cuesta, como mínimo, entre 50 y 60 euros y el precio sube cuando se trata de atención para parejas o en familias. También hay que tener presente que las terapias requieren una periodicidad de las sesiones –en qué regularidad, depende mucho- y eso implica que la factura del psicólogo puede superar fácilmente los 100 euros en el mes.

«Una intervención psicológica no es una charla, como a veces se dice. Implica un diagnóstico y un abordaje. Si hay un malestar, tenemos que entender qué es lo que pasa por poder ayudar a la persona. El problema se tiene que abordar desde la complejidad que requiere cada caso», deja claro Moratalla.

Los psicólogos se están encontrando personas que piden espaciar las visitas o poder pagar alguna más adelante. Las dificultades y equilibrios económicos de los pacientes para costear las sesiones no son ajenos a las consultas privadas. Ahora bien, Moratalla explica que, últimamente, ha compartido con varios colegas que están notando un ligero incremento de estas situaciones.

La secretaria de la Junta de Govern del COPC advierte que, si no se recibe la atención psicológica adecuada, se puede acabar medicalizando el problema: «Lo que acaba pasando es que aumenta el consumo farmacológico en temas que se podrían trabajar sin esta prescripción. Por ejemplo, si una persona sufre mucha ansiedad y no se puede trabajar desde el punto de vista de la psicología, se le recetarán ansiolíticos».

Moratalla expone que las causas que pueden provocar malestar psicológico son múltiples. «Si no se se entienden este tipo de causalidades, lo que hacemos es paliar los síntomas, pero no vamos a las causas, que se mantienen. El malestar emocional y la salud mental son mucho más profundos», indica.

«La salud mental de la población se ha dejado en la cola»

Moratalla cree que la salud mental de la población «se ha dejado en la cola, como si no formara parte del bienestar de las personas» y recuerda que salud mental y física están interrelacionadas.

Ante la situación de la atención a la salud mental, los profesionales piden desde hace tiempo un aumento urgente y significativo de plazas públicas del PIR (Psicólogo Interno Residente). También, contratar a más psicólogos, sobre todo para la atención primaria, y crear nuevas especialidades sanitarias.

Por otra parte, para ofrecer atención psicológica a aquellas personas que no pueden pagarla, el colegio impulsó la Psico-Red Solidaria, un proyecto que cubre todo el territorio catalán a través de profesionales y proyectos inscritos. Para acceder, las personas tienen que acreditar que no superan unos umbrales del IPREM (Indicador Público de Rentas de Efectos Múltiples). Otras entidades y administraciones han impulsado iniciativas similares para dar una respuesta ágil a personas que la necesiten.

Las secuelas de la covid

Moratalla explica que todavía están atendiendo secuelas psicológicas de la covid. «La pandemia ha tenido mucha repercusión. Todavía vemos personas que no han cerrado el luto de haber perdido a alguien que no pudieron ver o que tuvieron que bajar la persiana del negocio porque tenían clientes», expone.

Esta psicóloga sigue repasando: «También ha tenido impacto entre los niños. Y los jóvenes, que no pudieron ir al instituto o a la universidad, o que tienen dificultades para encontrar trabajo. Y el miedo a contagiarse. El miedo a morir. La sensación de soledad de muchas personas que han quedado aisladas».

El malestar de la pandemia se arrastra en un contexto económico incierto porla guerra en Ucrania. La inflación en octubre se ha situado en el 7,3%, después de llegar a máximos este verano (10,8%) y con una subida histórica del precio de los alimentos (14,4%). Según el barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la principal preocupación es la crisis económica.

Crisis económicas y salud mental

Está bien descrito que las crisis y dificultades económicas impactan en la salud mental. «Las personas y familias con problemas económicos tienen unas preocupaciones enormes. La salud mental queda estropeada, por supuesto. Y si, además, se juntan otros problemas, pueden provocar sintomatología de tipo depresivo o ansioso», explica Moratalla.

La Organización Mundial de la Salud (OLMOS) advirtió, este verano, que las desigualdades sociales y económicas, las emergencias de salud pública, las guerras y las crisis climáticas son algunas de las «amenazas estructurales» para la salud mental de la población. En el 2007, la OMS había alertado de que aquella crisis económica tendría efectos secundarios en la salud mental. El informe añadía, sin embargo, que estos efectos se pueden compensar con políticas sociales.

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