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Investigadores españoles trabajan en una inyección que podría revertir la obesidad

Se trata de un complejo fármaco que actúa sobre las áreas del cerebro implicadas

Imagen de una barriga.

Los endocrinos destacan la relación entre obesidad y riesgo sufrir cáncerPixabay

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Entre los grandes males de nuestro tiempo se encuentra, sin duda, la obesidad. Según datos de la OMS, afecta a más de 650 millones de adultos y 340 millones de niños en todo el mundo. Se trata, además, de un problema especialmente complejo de combatir en la clínica.

Por ello, en los últimos años los investigadores han ido poniendo su empeño en encontrar tratamientos más efectivos que estrategias como las dietas, menos invasivos que las cirugías y con menores efectos colaterales que algunos farmacológicos como las anfetaminas.

Precisamente, este es el objetivo del grupo NeurObesity del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas, en el que participan profesionales de la Universidad de Santiago de Compostela. Ahora, este equipo ha publicado en el medio especializado Nature Metabolism un trabajo, adelantado por La Voz de Galicia, detallando un método farmacológico para revertir la obesidad actuando sobre un área del cerebro.

El hipotálamo, la clave de todo

La obesidad es un desorden metabólico (relacionado, por tanto, con la obtención, transformación y uso de la energía en el cuerpo) y, por ello, es posible actuar contra ella en las áreas del cerebro encargadas de la regulación de estos procesos, siendo la principal el hipotálamo.

El hipotálamo se encuentra en la base del cerebro, cerca de la glándula pituitaria. Es decir, es una de las zonas más profundas y recónditas del cerebro, ya de por sí bastante impenetrable para los fármacos por la barrera hematoencefálica (una especie de filtro que atraviesa la sangre antes de llegar al cerebro para protegerlo de posibles sustancias dañinas).

Sin embargo, los autores de este trabajo han encontrado una manera de atravesar esa barrera: emplear vesículas extracelulares, unas nanopartículas naturales lo bastante pequeñas como para llegar al cerebro, pero lo bastante grandes como para que se puedan usar para transportar otras determinadas moléculas que actúen como fármaco.

Esta técnica no es nueva, y de hecho en la actualidad se usa para tratar determinadas enfermedades. Lo novedoso aquí es que nunca se había empleado para tratar una patología desde el cerebro.

Una terapia de precisión

Como es lógico, no vale cargar esas vesículas extracelulares con cualquier cosa. Según explican, lo que han hecho ha sido emplear un gen modificado que provoca un efecto extraordinariamente preciso.

Concretamente, este gen modificado logra, al expresarse, inhibir la acción de la proteína AMPK en un grupo muy reducido y específico (apenas unos millares) de neuronas del hipotálamo. Esta actuación tan sutil, en cierto modo, funciona como un botón de regulación del metabolismo que aumenta el gasto energético, lo que a su vez aumenta la cantidad de grasa que se quema.

Por ahora, los científicos de NeurObesity han probado este enfoque en modelos animales (ratones) con éxito, lo que ofrece un horizonte prometedor para un posible uso clínico en humanos. Con todo, es importante recordar que aún tiene que pasar por varias fases (incluyendo ensayos clínicos) antes de que pueda estar disponible para los pacientes.

Además, los autores trabajan en seguir refinando esta terapia y lograr sustituir la vía de administración intravenosa por una intranasal. Pero, a pesar de todo, sí que es posible que en un plazo de unos pocos años esté disponible como opción de tratamiento de la obesidad.

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