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Las abejas con cerebros mayores aprenden mejor y eso puede influir en la capacidad de adaptación a los cambios ambientales

Un estudio liderado por el CREAF y el CSIC prueba en invertebrados una teoría que se había demostrado en aves y primates

Imagen de archivo de abejas.

Las abejas con cerebros mayores aprenden mejor y eso puede influir en la capacidad de adaptación a los cambios ambientalesPixabay

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Un estudio científico liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y la Estación Biológica de Doñana del Consell Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que las especies de abejas con cerebros mayores tienen más capacidad de aprendizaje. La teoría que tener un cerebro mayor incide directamente en el aprendizaje se había demostrado en aves y primates y confirmar que se cumple en invertebrados es un paso muy importante. «Aunque su cerebro es más pequeño y más simple que el de los vertebrados, sabemos que hay una enorme variación de tamaño entre las especies y que eso puede influir mucho en la capacidad de adaptación a los cambios ambientales», destaca al investigador Miguel Ángel Collado.
Una abeja cerrada en un tubo de cristal, en la punta dos tiras de cartón, una azul y otra amarilla, dos colores que la abeja distingue muy bien, la azul empapada de azúcar, la amarilla de agua. ¿Sabrá asociar el color con la recompensa? Hay diferencias entre especies. Collado, investigador de la Estación Biológica de Doñana-CSIC y del CREAF, hizo el experimento que corrobora la teoría. De 16 especies diferentes de abejas, descubrió que la mayoría aprenden a asociar un color con una recompensa, pero las que tienen cerebros mayores lo hacen mejor que los de cerebros más pequeños.

El estudio, publicado en la revista 'Royal Society Open Science', ayuda a predecir qué especies de abejas son capaces de adaptarse a un ambiente cada vez más urbanizado o cambiante. Existen más de 20.000 especies de abejas en todo el mundo, pero no todas responden de la misma manera a las presiones medioambientales. Mientras que algunas especies están reduciendo sus poblaciones drásticamente, otros están prosperando en ecosistemas humanizados.

¿Tiene el tamaño del cerebro alguna cosa que ver en estas diferencias de adaptación?, se preguntan los científicos. «Para sobrevivir en una ciudad hay que ser muy listo, hay que adaptarse a paisajes complejos y cambiantes para localizar flores y zonas de nidificación. Por eso, si las abejas con cerebros mayores son las que tienen más habilidades cognitivas, sabemos que serán las que mejor se adaptarán a la urbanización o a otras condiciones cambiantes», explica Ignasi Bartomeus, investigador de la Estación Biológica de Doñana del CSIC.

Invertir en tejido cerebral es costoso, de manera que sólo tiene sentido cuando reporta un beneficio. Estudios anteriores ya confirmaron que las especies|especias que requieren una mayor demanda cognitiva –por ejemplo, abejas especializadas que necesitan localizar recursos florales particulares– han evolucionado hasta adquirir cerebros más grandes. «Queda mucho para entender todavía, tan sólo empezamos a entender la enorme capacidad que tienen los pequeños cerebros de las abejas», concluye Daniel Sol, del CREAF.

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