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Laboral

El 60% de los trabajadores están en una situación de riesgo de salud mental, más del triple que hace cinco años

El teletrabajo cae a la mitad y sólo un 17% de los trabajadores asalariados lo hacen, según una encuesta de CCOO y la UAB

Una mujer haciendo teletrabajo

El 94,6% de los trabajadores atiende mensajes de trabajo fuera del horario laboral, según un estudio de la UPFACN

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Más de la mitad de los trabajadores creen que su salud ha empeorado en la pandemia, 16 puntos más que el 2020, y el 60,6% de los asalariados están en una situación de riesgo de salud mental, más del triple que hace cinco años. Son dos de las conclusiones de una encuesta a 21.500 empleados elaborada por CCOO y la UAB entre abril y en mayo del 2021. Estos dos factores son peores en los trabajadores jóvenes y en los que tienen salarios más bajos. «La precariedad enferma y mata», ha advertido al secretario general de CCOO, Unai Sordo en la presentación del informe. El estudio también señala que el teletrabajo ha caído a la mitad en comparación con el año pasado y sólo un 17% de los trabajadores asalariados hacen trabajo en remoto.

Esta es la segunda edición de la encuesta elaborada por el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud Istas-CCOO y del grupo de investigación|búsqueda Powah de l'Autònoma, en colaboración con la Fundación 1 de mayo. Después de un año de pandemia, un 52,7% de los trabajadores asalariados tienen la percepción que su salud ha empeorado. El año anterior, sólo un 36,7% respondieron en este sentido. Las mujeres son las protagonistas de este empeoramiento, ya que el 57,2% consideran que tienen menos salud que antes de la pandemia, enfrente del 48,8% de hombres que opina igual.

En concreto, la encuesta ha percibido un aumento significativo en el porcentaje de personas en riesgo de mala salud mental entre la población asalariada, que es del 60,6% en el 2021, un 5,5% más que en el 2020 y el triple que en el 2016. Otra vez, este indicador es más alto en las mujeres (66,9%) que en los hombres (54,8%). En este caso, se nota de manera notable la brecha generacional, ya que los datos se disparan en los trabajadores de entre 16 y 34 años, el 68,2% se encuentran en valores considerados de riesgo por la salud mental.

También se detecta una relación entre las profesiones con salarios más bajos y el riesgo de salud mental alto. Por ejemplo, 3 de cada 4 trabajadoras de tiendas de alimentación están clasificadas en el segmento de «mala salud mental». En este sentido, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha dicho que «la precariedad y los bajos salarios son un agravante» de todas las patologías estudiadas, y ha reivindicado que hace falta subir el salario mínimo interprofesional (SMI) e impulsar un «cambio de patrón en la cultura empresarial» para conseguir sueldos dignos.

Una de los «peores» datos que muestra la encuesta, según sus autores, es el elevado número de personas que trabajan en condiciones «de alta tensión», que sube a casi la mitad de la población asalariada, cuando en el 2016 se situaba en el 22,3%. Una persona en esta situación cuando «las exigencias en el trabajo son altas», «tiene más trabajo de la que puede hacer en el tiempo asignado», y tiene «poca influencia sobre sus tareas». Este es un factor importante, ya que la encuesta recuerda que si se trabaja a alta tensión hay un 34% más de probabilidades de tener cardiopatías coronarias y un 82% más de sufrir ansiedad o depresión.

En concreto, son los empleos feminizados –trabajo doméstico o de cuidados– los que están más expuestas al alta tensión, así como las profesiones con sueldos más bajos de sectores como la restauración. «No se puede cambiar el factor genético que causa una enfermedad, pero si las condiciones de trabajo que la provocan. Es inadmisible socialmente que no hagamos nada ante riesgos conocidos que crean desigualdades de salud tan importantes», ha dicho la socióloga del Istas, Clara Llorens.

Con respecto al consumo de psicofármacos, el consumo de tranquilizantes y analgésicos se encuentra en cifras similares a las del 2020, y sigue siendo más acusado en el caso de los empleos feminizados y precarios. Por ejemplo, un 30% de las mujeres que han respondido a la encuesta han consumido tranquilizantes en el último mes, mientras que en el caso de los hombres el dato era del 18%.

La encuesta también revela que el 70% de la población asalariada tiene miedo a no encontrar un trabajo si pierde la que tiene actualmente, un valor que ha aumentado un 10% desde el 2016.

Un año después del estallido de la pandemia, se ha notado una mejora «significativa» en la disponibilidad de medios de protección. A diferencia de hace 12 meses, cuando un 60% de las personas aseguraban que no trabajaban protegidos, un 33% de los encuestados afirmaban que no tenían las medidas de protección adecuadas. La situación ha mejorado especialmente entre los sanitarios pero todavía hay una parte «significativa» de profesiones de primera línea que no están siempre protegidos como el profesorado primario e infantil, conductores de transporte público, camareros, trabajadores de supermercados o peones de construcciones.

Con respecto al teletrabajo, los autores del informe han indicado que «no ha venido para quedarse», después de que haya disminuido a la mitad de los valores de mayo del 2020. La socióloga del Istas, Clara Llorens, ha dicho que este descenso se explica porque muchos de los trabajos no se pueden hacer en remoto, porque las prácticas de gestión laboral generalizadas en el Estado «se basan en el presencialismo» y por «la escasa digitalización» de las empresas.

El estudio también muestra que el fenómeno de ir a trabajar con síntomas de covid ha mejorado, pasando de un 13% al 7%.

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